Vuelven las sonrisas

El mundo fallero ha regresado a su senda de actividad con serenidad y prudencia, y los rostros de sus protagonistas esbozan sonrisas de ilusión y esperanzas. Los informes de Sanidad no pueden ser más alentadores al cifrar el descenso de los contagios, y en consecuencia la baja incidencia de la pandemia, en contra de todos esos agoreros y bocachanclas que tildaron a los falleros de temerarios, como poco, por celebrar en septiembre las Fallas. ¿Qué dicen ahora estos pseudoprofetas? ¿Dónde están?

Las comisiones han retomado de nuevo su camino. Ahora nos ocupa un acto muy importante y de gran trascendencia como es la elección de las falleras mayores de Valencia para el ejercicio 2022. El proceso camina como está estipulado y, quiérase o no, ofrece un plus de ilusión y, sobre todo, de esperanza para el machacado mundo fallero por diversas circunstancias.

Los jurados conocidos en la pasada asamblea de presidentes hace días que comenzaron la siempre dificultosa criba de candidatas, cuya aspiración no es otra que llegar a convertirse en fallera mayor y fallera mayor infantil de Valencia. Han iniciado un difícil camino, sobre todo siendo como son conscientes de que pocas llegarán a la elección final; otras ni tan siquiera tendrán la oportunidad de ser componentes de las cortes de honor, no porque no tengan valía suficiente, sino porque en ocasiones la suerte juega un papel muy importante.

Por otro lado, en los talleres los artistas falleros continúan su actividad, en esta ocasión con una cierta intensidad añadida. Recordemos que quedan seis meses para plantar de nuevo. Pues bien, también en estos lugares el trabajo ha vuelto la normalidad tras la cremà de unas fallas, las de 2020, que pesaban como una losa sobre las cabezas tanto de artistas como de comisiones. Ese binomio fundamental vuelve a transitar con un objetivo, y eso es bueno para ambas partes.