Poco antes de las 9 de la mañana ya eran cientos de enfermeros los que se agrupaban en los aularios de Tarongers de la Universitat de València. Faltaba algo más de una hora para que arrancaran las oposiciones de enfermería, una prueba para conseguir una plaza pública que se ha desbloqueado después de años en los que no ha habido ofertas. Por ello, han sido miles de valencianos los que han buscado una oportunidad para estabilizar su situación laboral. Algo que muchos aún consideran un sueño.
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En total han sido algo más de 24.000 personas las que se han presentado a un examen que también se ha realizado en las instalaciones de la Avenida Blasco Ibáñez y el campus de Burjassot, además de en Alicante y Castellón. El objetivo es claro, hacerse con alguna de las 3.817 plazas disponibles correspondientes a las Ofertas Públicas de Empleo (OPE) de 2017, 2018 y la estabilización de 2019.
En Tarongers se ha mezclado ese frío de primera hora de la mañana de un domingo con temperaturas bajas con la tensión. La mayor parte han sido precavidos y han acudido con mucha antelación ya que había una carrera popular que podía afectarles y no han querido arriesgarse. Saben que hay mucho en juego. Las puertas se han abierto poco antes de las 9:30 y a las 10 ha comenzado la prueba.
A las afueras de los aularios se han agrupado personas de diferentes edades. Se ha visto a muchos jóvenes que han terminado la carrera hace unos pocos años, pero también a madres primerizas con sus bebés que tratan de hacerse con una plaza tras años de interinidad. E incluso a unas pocas mujeres en torno a los 50 que llevan media vida pendientes de la bolsa de trabajo.
Marta Martínez es una de las aspirantes que ha intentado hacerse un hueco. «Hay más plazas, pero hay pocas posibilidades de conseguirlas» ha admitido esta enfermera valenciana de 24 años que ya se sacó el año pasado una plaza de residente que, sin embargo, no le garantiza mucho. Ahora es consciente de que si apenas tienes experiencia se reducen las posibilidades, mucho más altas para los veteranos.
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Raquel Villanueva, una enfermera de también 24 años que trabaja en una residencia de ancianos y estudia a la vez la carrera de Podología, comparte esta opinión. «Me he presentado para tratar de sacar algún punto para la bolsa de trabajo, pero sé que es complicado ya que muchos se han dedicado a tiempo completo al temario», remarca esta vecina de Alboraya. Andrea Caballero, con más experiencia a sus 30 años, se suma a este argumentario.
La convocatoria de la Conselleria de Sanidad ofrece plazas en diferentes instalaciones de la Comunitat Valenciana, pero también ha despertado el interés de españoles de otras autonomías. Adrián Rodríguez, Mireya San José, Maria Varela y Míriam Simón se han desplazado desde Cantabria «a probar suerte e intentar sacar unos puntos porque eso nos sirve en Cantabria». Los cántabros han admitido que en cuestiones como la legislación valenciana «van algo más verdes», pero confían en el resto del temario, que es más similar, puedan defenderse.
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