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SARA BONILLO NAVARRO
Lunes, 17 de octubre 2022, 00:28
Una de las muchas consecuencias que tuvo la pandemia fue que dejó a miles de personas mayores de 50 años en situación de desempleo. A esa edad todavía se tiene un buen tramo de vida laboral por delante por lo que una de las opciones más considerables para todas esas personas es presentarse a una oposición.
Algunas academias advierten de que durante este año entre un 10 y un 15% de sus alumnos son mayores de 45 años. En periodos anteriores esta franja apenas llegaba al 5%, mientras que en estos dos últimos se ha duplicado la cifra. Ahora, el 12% de las personas que estudian las oposiciones alcanzan estas edades según un informe de Opositatest.
Una vez se cumple medio siglo de vida las oportunidades de trabajo disminuyen con rapidez y cada vez son más las trabas que te ponen en los diferentes procesos de selección. Sobre todo, en aquellos puestos que requieren una mayor exigencia física.
Por ello, el mayor número de oportunidades, la estabilidad laboral o la mejora de condiciones de trabajo son las tres principales razones por las que muchas personas deciden comenzar este reto.
Mª José Hernández | Profesora de instituto
Tiene 49 años, es madre de dos hijos y actualmente trabaja como profesora. Ella ha hecho las oposiciones para profesora de secundaria. Anteriormente, pasó bastantes años trabajando en un laboratorio y en cuanto tuvo que cambiar de trabajo, supo que tenía que opositar si quería conseguir una estabilidad, tanto laboral como económica.
En el caso de los docentes, el no tener una plaza fija supone estar todos los años pendiente de dónde tendrás que trabajar e incluso si tendrás un puesto. «Hasta el 1 de agosto o más tarde no sabes dónde vas a empezar a trabajar el 1 de septiembre ni si lo vas a hacer», indica la profesora.
Opositar a esta edad con tantas responsabilidades conlleva tener que sacar tiempo de donde no lo hay. «Cualquier ratito libre que tenía me dedicaba a estudiar. Llevaba a mi hijo a entrenar, y mientras él entrenaba, yo aprovechaba para estudiar. Alguna vez incluso me he llevado los apuntes a Mestalla. Si entrábamos una hora antes al campo, yo intentaba adelantar todo lo que podía», puntualiza MªJosé.
Después de las noches en vela y los nervios de los últimos meses MªJosé asegura que lo volvería a hacer. Y ahora es ella la que invita a sus compañeros a que lo intenten. «No por ser mayor va a ser más difícil. Digamos que cuanto más mayor eres, más experiencia tienes, más sabes y más habilidades tienes», señala la docente.
Pepa Alacreu | Estudiante y ama de casa
Tiene 50 años, es madre de dos hijos y es ama de casa. Ella ha decidido prepararse este año las oposiciones por dedicarse antes a sus hijos y no tener el tiempo que necesitaba para poder estudiar. Ahora que sus hijos son más mayores ha decidido emplear más su tiempo y cumplir uno de sus sueños, prepararse para las oposiciones de sanidad.
Aunque le resulta complicado llegar a todo a veces, afirma que todo es cuestión de aprender a organizarse y marcarse tiempos. Pepa también es deportista y este año se prepara también para la maratón. «Me levanto muy pronto, salgo a correr, limpio y ordeno la casa, estudio un rato de mañanas y por las tardes suelo ir a la academia. Si no me organizo, es imposible», asegura la mujer.
En cuanto a las limitaciones a esta edad lo ve más difícil respecto al tema de agilidad mental porque ha estado muchos años sin estudiar. «Eso al final se nota, tu mente no está tan entrenada», puntualiza la mujer. Pero hay otras cosas en las que se tiene ventaja a estos años y es que ahora sabe realmente lo que quiere y aprovecha más el tiempo. «Yo de joven sabía lo que quería, pero lo veía de diferente forma. Las expectativas de cuando eres joven a cuando eres más mayor son muy diferentes», afirma Pepa.
Lola Sanz | Trabajadora en el sector privado
Tiene 54 años, es madre de dos hijos, trabaja en una empresa privada y está preparándose las oposiciones para celadora de hospital. En su caso, ha decidido opositar como «vía de escape» y ha visto ahora la oportunidad perfecta para poder cambiar de trabajo.
Conseguir llegar a todo no es fácil, por lo que ha tenido que aprender a aprovechar bien el tiempo. Considera que son demasiadas cosas y en ocasiones le produce mucho estrés, pero ha sido en los estudios donde ha encontrado la herramienta perfecta para conseguir relajarse. «Estudiar me evade de otros problemas», afirma Lola.
Esta no es la primera vez que se prepara para las oposiciones, ya lo hizo años atrás. Pero en aquel entonces dice no tener tanta constancia e implicación como ahora. Aunque no considera que sea vocación, el pasar por un trago muy amargo de su vida hizo que se le despertara una chispa. «Mi hermano estaba enfermo y tuve que pasar por muchos hospitales y médicos y conecté tanto con el sistema sanitario que acabó interesándome mucho», indica la mujer.
Lola afirma que conseguir una plaza implica estudiar mucho, ir muy bien preparado y tener suerte: «Cuanto más estudies, más posibilidades tienes». Y ella asegura que va a intentarlo hasta el final, ya que aprobar le abrirá las puertas a unas condiciones de trabajo dignas y a tener un buen sueldo.
Nicolás Linares | Responsable academia Innova
Es profesor y responsable de comunicación y marketing de la academia Innova de Valencia. En su caso personal asegura que si ahora le despidieran de su trabajo con un 90% de probabilidades se prepararía una oposición.
Para Nicolás, aprobar una oposición depende de cada persona. «Nosotros estamos para orientarlos, ayudarlos y motivarlos. Pero dentro de cada persona reside su implicación y dedicación», indica el profesor.
Si tuviese que dar un consejo a todas aquellas personas que están estudiando ahora sería que creyeran en su capacidades y que piensen que todo depende de ellos mismos. «Ni de la administración, ni del jurado, ni de otros competidores. Depende de ellos», puntualiza Nicolás.
Para el reponsable, todos los alumnos que aprueban es porque tienen esa fe ciega de que van a conseguirlo. Y asegura que son esas personas las que llegan hasta el final. «Uno lo consigue si es capaz de creer en las capacidades que tiene», insiste Nicolás.
Estos casos demuestran que ninguna edad limita a luchar por lo que uno quiere, y que nunca es tarde para trabajar de lo que uno quiere y mejorar las condiciones de vida.
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