J. A. M.
Miércoles, 15 de julio 2020, 00:10
valencia. «Díganos cómo era Vanessa Ferrer». Un torrente de emociones inundó la sala del jurado cuando el abogado de la familia de la víctima invitó a su hermana Alba a describir a la joven de Chella y la estela de dolor que les causó el crimen.
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«Era alegre, natural, con ganas de vivir, generosa, amiga de las causas perdidas, inquieta ante las injusticias... Un amor de niña», destacó Alba. Y así enumeró las consecuencias: «Mis padres han quedado hundidos. Sus vidas se han apagado. Mi padre ya no levantará cabeza jamás. No quiere vivir. Y mi madre, más de lo mismo... Perdió su autoestima y la ansiedad la consume. Yo me tuve que ir a Inglaterra para intentar olvidar, hemos estado en manos de psicólogos y en el pueblo todo me recuerda a ella. Esperaba verla crecer, formar una familia. Esto no puede quedar así».
Similar desolación la de Jorge Jesús Ferrer, padre de la víctima y en silla de ruedas a causa de un accidente de tráfico cuando Vanessa era pequeña. «Desde que la perdí yo me quería morir, pero mi hermano me repetía: 'tienes otra hija, tienes otra hija'». Vanessa «era mi vida», volcada con la discapacidad de su progenitor. «Me ayudaba a vender cupones, a los cuidados personales, a ducharme, siempre estaba a mi lado y me empujaba a tirar adelante», ensalzó muy afectado por la emoción.
«No puedo olvidar el día en que me dijeron que la habían encontrado muerta. Desde el primer momento ya me imaginaba que la había enganchado alguno». Y su último anhelo en la sala: «Sólo pido justicia».
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