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J. A. MARRAHÍ
Martes, 28 de enero 2020, 00:58
valencia. Ascensión fue madre muy joven. Según Enrique Vila, su abogado, «su padre y las monjas» de un centro de Valencia «le presionaron para que dejara su bebé. Pero tTras dar a luz, «se arrepintió».
Hoy esa mujer tiene 69 años y sigue luchando para recuperar a su hija. «Este dolor lo llevo toda la vida», dice. Tenía 16 cuando se quedó embarazada. «Di a luz una niña preciosa, me dijeron, pero no me dejaron verla. Fue a primeros de mayo de 1967. Mi hija tiene hoy 52 años y no sé ni donde vive ni si está muerta ni nada. Mis padres me obligaron a entregar a la niña bajo la amenaza de echarme de casa. No me quedó otra», recuerda.
Al día siguiente, a pesar de haberla entregado, «me dijeron mis padres que no podía volver a casa. Pues al menos dadme a mi hija, le dije a la madre superiora. Pero como si hablara a una pared. No hubo manera. Al menos no me tiraron a la calle, pero como insistía tanto me dijeron que o me callaba ya o me tiraban a la calle. El abogado de las adopciones me dijo que debía estar calladita, que ya había firmado un papel y no había nada que hacer».
Al final acabó siendo criada del abogado. «Nunca sabré si fue para tenerme controlada», dice. Después Ascensión se casó. Ejerció limpiando casas y escaleras. Formó una familia y es madre de un hombre de 50 años y una mujer de 40 años.
«Nunca ejercí acciones legales al entender que era irreversible y tenía que cargar con eso. Pero un día vi a Enrique y su lucha y me uní a ellos y a la asociación. Fui a ver al hijo del abogado en cuya casa trabajé. Tuvo voluntad, pero me dijo que a las madres no nos ampara la ley y jamás podría darme el nombre de mi hija», asegura.
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