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J. BATISTA
VALENCIA.
Martes, 24 de septiembre 2019, 00:46
La Comunitat ha pasado a ser una de las pocas autonomías que regula la escolarización de alumnos gemelos y mellizos, rompiendo con la práctica habitual de dejar la decisión en manos de los centros, lo que en muchos casos llevaba a la separación sistemática de los hermanos con el argumento de que se facilita el desarrollo de su identidad y pese a que la opinión de las familias fuera la contraria.
La Conselleria de Educación ha incluido la cuestión este mismo curso en las instrucciones de funcionamiento de los centros de Infantil y Primaria, exactamente en el apartado en el que se establecen los criterios para la confección de los grupos de alumnado (las clases). Lógicamente se aplica en aquellas escuelas que tienen más de una línea.
Hasta ahora se obligaba a realizar una distribución equilibrada entre alumnos con necesidades especiales y repetidores y no se podían hacer grupos en función del nivel de conocimiento de los niños. Sin embargo, a partir de este ejercicio, se establece otro criterio sobre la toma de decisiones a la hora de repartir a los hermanos en el mismo curso, señalando que se «escuchará y se tomará en consideración la opinión de las familias o representantes legales», de acuerdo con lo establecido en la nueva orden que regula la inclusión educativa. Además, «en el caso de existir propuestas al respecto reflejadas en informes psicopedagógicos elaborados por los servicios de orientación, estas deberán ser consideradas».
Aunque la redacción dada sigue dejando la última decisión en manos del centro, que normalmente regula los criterios de distribución en el claustro o el consejo escolar, al menos los padres tendrán la oportunidad de plantear sus demandas o tratar de explicar qué modalidad es la más adecuada para sus hijos, algo que no siempre ha sido posible.
El cambio llega después de que un grupo de veintitrés padres y madres afectados por la falta de regulación presentara el pasado junio un escrito ante la conselleria pidiendo que se adoptara «una postura unificada en la que se apueste por consensuar con los padres la mejor opción para las familias», con el objetivo de que llegado el momento «no dependamos del criterio arbitrario de quien nos atienda». Además, se acompañaba de diferentes referencias a la literatura científica que defiende que no hay efectos beneficiosos en la separación, en el sentido de que no está probado que favorezca su individualidad o desarrollo personal. Muchos de los integrantes del grupo se habían topado con problemas a la hora de poder explicar sus preferencias de cara a la escolarización conjunta de sus hijos bajo el argumento de que la separación era la práctica común.
«Es un paso adelante que quede reflejado, aunque la última decisión sea del centro. Creemos que con esto conseguimos una baza importante para poder defender nuestra postura», explican unos de los progenitores impulsores del escrito. «No sólo entendemos que deben escucharnos, sino que desde el centro al menos tendrán que justificarte por qué no se acepta la propuesta de la familia. Al menos el no por el no, el rechazo por sistema, ya no es posible», continúan.
Otra de las madres, que tuvo que pedir la mediación del inspector para conseguir la escolarización conjunta, defendía ayer que más allá del desarrollo de los niños también ayuda a la conciliación. «Es una manera de no tener dos periodos de adaptación distintos o diferentes tutorías, materiales o excursiones», dijo.
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