Se acaba el 2024, probablemente uno de los años más trágicos para la provincia de Valencia. Son las horas previas a Nochevieja, y en plena zona cero de la dana, en Paiporta, los vecinos -ya adaptados a su nueva realidad- ultiman los preparativos para ... celebrar el fin de año. Sí, celebrar. Un evento que no estará exento de emoción, con más ganas que nunca por pasar página, pero también una noche para mirar el futuro con esperanza y ganas de levantarse de nuevo. Los vecinos del municipio, conscientes de su situación actual, pasarán la última noche del año con la tragedia muy presente: algunos vecinos han decidido brindar juntos, otros utilizarán sus bajos vacíos como local de ceremonias, y todos pedirán por una misma cosa: «Que Paiporta vuelva a ser lo que era».
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Verónica Cano, vecina «de toda la vida» de Paiporta, afirma celebrar la Nochevieja de forma diferente cada año, «a veces con la familia, otras veces con amigos, siempre viendo un poco con lo que surja». Pero este año es diferente, y Vero ha decidido pasar la última noche del año con sus vecinos. «Una de nosotras lo propuso para juntarnos en su casa, y después de todo lo que hemos pasado juntos nos pareció una gran idea. Ha habido tanta unión a raíz de la dana y los que nos hemos querido apuntar nos hemos apuntado», afirmaba la mujer.
En este sentido, Vero afirmaba que otra de las vecinas «que es muy cocinitas se ha ofrecido para cocinar. Otros nos hemos encargado de comprar. Hemos hecho como equipos a la hora de ayudar para tenerlo todo listo para esta noche. Yo como trabajo no he podido estar mucho, pero nos hemos organizado muy bien». Respecto a qué le pide Vero al 2025, la mujer lo tenía muy claro: «¿Deseo? que sea mejor que el 2024 -sentenciaba mientras soltaba una carcajada, para volver a un tono más serio- y que salga todo bien, que salgamos adelante y que Paiporta sea un pueblo nuevo, que la gente confíe en Paiporta. Que esto por que pase una vez no tiene que pasar más. Ha ocurrido y no tiene por qué volver a ocurrir».
Es Nochevieja y los vecinos ultiman sus compras para la cena de fin de año. Uno de los comercios que pudo abrir sus puertas el pasado 20 de diciembre es la charcutería de Vanessa y Tere. Allí, son varias las vecinas, proveedores y amigos los que se acercan durante la mañana. «La verdad es que nos lo hemos currado mucho. Estuvimos sacando barro durante días, ayudándonos unos a otros, y nosotras somos unas de las afortunadas que hemos podido abrir para la campaña de Navidad», contaba Vanessa mientras cortaba un lomo de aspecto exquisito. «Los vecinos han aparecido desde el primer día. Los clientes no nos han fallado, tanto para Nochebuena y Navidad como para este fin de año», afirmaba alividada la charcutera.
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Respecto a qué harán las profesionales cuando bajen la persiana, para celebrar el fin de año, Vanessa explica que el grupo de amigos del pueblo se juntan para despedir un 2024 trágico. «Estuvimos mirando donde juntarnos y al final decidimos que en uno de los bajos vacíos. Llegamos a ofrecer este local, pero como ya hemos retomado la actividad, un amigo fontanero dijo que ponía su negocio. Allí montaremos las mesas y estaremos juntos para cenar y despedir el año», explica Vanessa, que al ser preguntada por qué le pide al 2025, no pudo evitar emocionarse: «Que la gente se recupere. Esto que estamos pasando es muy duro, y saldremos adelante. Pero que las cosas avancen rápido y que Paiporta vuelva a ser lo que era».
Por la puerta de la charcutería aparecía Juan, proveedor de salazones y conservas de Vanessa y Tere y que también es vecino de Paiporta. Él, junto a su mujer y su hija, perdieron la casa durante la riada del pasado 29 de octubre. Desde entonces vivien en casa de los suegros de Juan, también afectada en su planta baja, pero que cuenta con dos pisos más. Han pasado más de dos meses pero todavía no saben nada del consorcio, «ni para la casa, ni para los dos coches, que también los perdimos. Es duro estar así porque seguimos con mis suegros pero no nos ponemos manos a la obra con nuestra casa porque no sabemos cuánto podemos gastar».
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Pese a la situación, Juan aseguraba que las fiestas navideñas se han celebrado «como se han podido», y que Nochevieja y la entrada del año nuevo no iban a ser menos. «Otros años juntamos a las dos familias, a mis padres y los de mi mujer. Pero la situación actual es la que es y toca adaptarse. Cenaremos con mis suegros en casa y estaremos tranquilos allí. Mañana sí que pensamos acercarnos a Valencia mi mujer y yo con la niña. Comeremos por allí para celebrar el año nuevo e iremos al circo. La pequeña es la que más se merece disfrutar en estas fechas», sentenciaba Juan.
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