JUAN SANCHIS
VALENCIA.
Viernes, 18 de octubre 2019, 01:34
Año tras año cuando llegan estas fechas salta la polémica. La quema de la paja de la arroz se ha convertido en un nuevo motivo de disputa entre los diferentes agentes implicados en el parque natural de la Albufera. Todos reconocen que hay que retirar estos restos tras la cosecha para evitar graves problemas medioambientales. El problema es la forma que se emplea para hacerlos desaparecer.
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La paja del arroz se origina una vez acabada la recolección. Los restos de las gavillas del cereal quedan entonces amontonados en el campo y tienen que ser retirados antes de la gran inundación del otoño-invierno para evitar que se pudra y contamine el agua de la laguna, además de impedir los daños que se pueden producir en la superficie de cultivo ante la siguiente cosecha.
Si contamina el agua se puede producir una catástrofe medioambiental, ya que la presencia de abundante materia orgánica provoca la disminución de oxígeno en el agua, podredumbre y la posible mortandad de aves y peces como ha pasado este verano.
Tradicionalmente los agricultores procedían a la quema de la paja del arroz. Pero la Unión Europea prohibió hace una década este procedimiento por los posibles daños medioambientales y emisiones de C02. Desde la administración autonómica se ha ido restringiendo la práctica en los últimos años.
Pero los agricultores lo tienen claro. La quema es el método más apropiado para eliminar estos restos. Así se pronuncia Miguel Minguet, representante de la sectorial arrocera de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA). «Es la solución menos mala», aseguró.
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Minguet argumentó que recoger la paja del arroz es muy complicado. «El problema es sacarla de ahí», señaló. Se encuentra en terrenos pantanosos y en muchas de esas zonas la maquinaria que empaqueta y recoge los manojos no puede acceder. En este sentido, Minguet explicó que muchas veces no se entiende la problemática a la que se enfrenta el agricultor. «Se gasta dinero en busca de usos para la paja del arroz. Pero el problema no es ese. Ya sabemos que tiene muchos usos», criticó.
El representante de AVA señaló que ahora se está estudiando la posibilidad de utilizar una maquinaria holandesa que puede acceder a zonas pantanosas para recoger la paja. «Ese es el tipo de ayuda que necesitamos y a lo que se tiene que destinar recursos», aclaró. «Difícilmente alguien va a invertir en la utilización de la paja del arroz si no tiene garantizado el suministro de la materia prima», añadió Minguet.
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«No se pueden solucionar los problemas desde la moqueta y el despacho. Hay que conocer el día a día del problema para darse cuenta de que hay alternativas diversas», criticó el dirigente agrario.
Recogida de la paja
El año pasado los agricultores llegaron a un acuerdo con la Conselleria de Medio Ambiente para reglamentar la quema de estos residuos. Se estableció una sectorización de la zona de cultivo de arroz alrededor de la Albufera en dos áreas, denominadas A y B, en las que, alternativa y anualmente, se podría retirar y quemar la paja.
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Según el acuerdo, este año se podrá quemar en la zona A, correspondiente a la mitad norte aproximadamente del parque, y se retirará de la zona B. La retirada corresponde a la administración autonómica.
Ahí es donde ha surgido el problema este año. La Conselleria de Medio Ambiente, a través de la empresa autonómica Vaersa, procedió a la convocatoria del concurso el pasado agosto. No se presentaron ofertas y se tuvo que volver a iniciar todo el proceso. Como consecuencia, la adjudicación por 173.000 euros no se ha producido hasta el pasado 14 de octubre. Ahora tienen que pasar quince días de plazo para que las adjudicatarias presenten la documentación. Ambas se pondrán a trabajar ya en plena campaña y cuando el parque está a punto de ser inundado con la apertura de compuertas.
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Desde el PP la portavoz de Medio Ambiente en Les Corts, Elisa Díaz, ha denunciado que «la incompetencia y falta de gestión de la consellera Mireia Mollà provoca otro desastre ecológico en la Albufera». Ademas, «la imposibilidad de cumplir con las férreas condiciones fijadas por la Conselleria para quemar a tiempo» está provocando que los agricultores no puedan actuar. Ante ello solicitó que publique ya la resolución para autorizar el fangueo.
En cualquier caso, el malestar de los agricultores no ha disminuido ante las trabas que se están encontrando para proceder a la quema de estos restos. Critican que en muchas ocasiones se les está avisando que pueden quemar de un día para otro. Esto provoca que a veces no dé tiempo a prepararse y se producen problemas como que la paja está húmeda y no arde.
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Los que se posicionan en contra de la quema, como los ecologistas, alegan que provoca daños ambientales por la emisión de CO2 a la atmósfera. Por otro lado, los vecinos se quejan de las molestias que causa y otros colectivos, como los médicos, alegan a los posibles problemas contra la salud que conlleva esta práctica.
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