Patos y jabalíes se unen al asedio de los campos de arroz en la Albufera

Los agricultores se han defendido contra la intrusión de estas aves en los arrozales poniendo luces, cañones de ruido e incluso han colocado cocodrilos hinchables para asustar a los flamencos. Ahora su campo de lucha se amplía y afecta también a otras especies como son los patos los jabalíes.

El caso de los jabalís es especialmente reseñable porque evidencia que la superpoblación de esta especie está llegando hasta el litoral. Los agricultores llevan años denunciando la presencia de estos animales destrozando los cultivos en el interior. Pero ahora, en su búsqueda de alimentos y agua, han llegado hasta la costa como muestra la denuncia de los arroceros.

En la noche del jueves fueron fotografiados una decena de jabalís en un campo situado en las inmediaciones del parque de bomberos de El Saler. El responsable de la sectorial del arroz de AVA-ASAJA en la Albufera, José Pascual Fortea, señala que «las piaras de jabalís, que crían y se multiplican muy deprisa, están llegando a los arrozales desde los campos abandonados más cercanos a la Dehesa de El Saler, donde debido a la sequía y los incendios el bosque no les provee de suficiente agua y comida. El principal daño que pueden provocar sobre el cultivo consiste en que estos animales se revuelcan en campos ya espigados, causando la muerte de las plantas y la pérdida de la producción en las zonas afectadas«.

A esta especie se une la presencia de otro tipo de aves como los patos o el calamón común (gall de canyar). AVA-ASAJA ha venido denunciando durante muchos años sus constantes ataques no solamente sobre los arrozales del parque, sino también contra los huertos de los municipios lindantes. «Durante esta campaña la organización agraria ya ha constatado los primeros destrozos en varios campos de arroz, lo que obligará a los agricultores a resembrar y, por tanto, a asumir importantes sobrecostes», han explicado.

Por todo ello, AVA-ASAJA insiste a las administraciones que establezcan una línea de compensaciones dirigida a los agricultores, en este caso a los arroceros, para aliviar las pérdidas sufridas por la fauna salvaje. Fortea subraya, en esta línea, que «si queremos disfrutar de un parque natural en el que convivan fauna y agricultura, la sociedad y la clase política han de saber que eso tiene un coste y que es necesario compensar económicamente a las personas que más contribuyen a la preservación del paraje y, a su vez, se ven más perjudicadas por esta situación, es decir, a los arroceros».

Hay que tener en cuenta que los daños causados por la fauna salvaje en 2021 en los campos de la Albufera alcanzaron los 400.000 euros. Los agricultores están especialmente sensibilizados por la presencia de flamencos cuyos ataques han destrozado ya numerosas parcelas.