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J. F.
Valencia
Domingo, 18 de agosto 2024, 13:55
Sumergidos en la época estival con la mayoría de los pueblos celebrando sus fiestas patronales es normal encontrar a guardias civiles y policías locales que velan por la seguridad de los vecinos en las discomóviles y otros actos multitudinarios. La música sigue siendo un elemento esencial en las fiestas, por lo que los ayuntamientos contratan bandas, orquestas o disyoqueis, y quienes no disponen de un presupuesto tan elevado instalan discomóviles que atraen a miles de jóvenes.
Pero en muchas de las aglomeraciones no son equipos de agentes especializados en control de masas los que velan por la seguridad de los asistentes, como pueden ser el Grupo Rural de Seguridad (GRS) o las unidades de seguridad ciudadana de las compañías (USECIC) de la Guarda Civil, lo que la gente conoce como antidisturbios. Ante la falta de medios en la Benemérita, son guardias civiles de los cuarteles de la zona los que realizan labores específicas, como el control de recintos festivos y servicios de seguridad en eventos deportivos.
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De estas intervenciones policiales, que deberían realizarlas en teoría equipos especializados en orden público, se encargan en la mayoría de los pueblos policías locales, muchos de ellos interinos, y guardias civiles destinados en unidades territoriales sin apenas formación para actuar en disturbios.
Y en el mejor de los casos, algunos de los agentes tienen una preparación para este tipo de servicios por sus años de experiencia, pero carecen de material antidisturbio. Esta precaria situación afecta a las compañías de la Guardia Civil en la Comunitat Valenciana y otras regiones de España, y también a numerosos pueblos con escasa plantilla policial.
En la madrugada del sábado, una veintena de policías locales de varias poblaciones y una patrulla de la Guardia Civil tuvieron que acudir con urgencia a la localidad de Foios para disolver una pelea entre dos grupos de jóvenes en las fiestas de Foios.
Los primeros policías que intervinieron se vieron desbordados, por lo que pidieron refuerzos a las policías de varias poblaciones cercanas como Meliana, Massamagrell, Massalfassar y Albuixech. La reyerta se saldó con varios heridos leves por golpes y contusiones.
Varios agentes que conforman las denominadas «unidades fantasma», puesto que no existen en el catálogo de la Guardia Civil, realizan labores propias de equipos de intervención especializados sin que les doten de ningún tipo de material, ni siquiera el más básico como escudos o cascos de protección, según las asociaciones que velan por los derechos de los guardias civiles.
Los agentes se quejan de que han solicitado en numerosas ocasiones más elementos de protección para servicios de orden público, pero el material no ha llegado en verano. Como en la mayoría de los casos, los agentes resuelven los incidentes violentos con la colaboración de las policías locales, los jefes de las compañías no piden el apoyo de los grupos especializados de la Guardia Civil. «Esto aumenta el riesgo cuando estamos en inferioridad numérica y somos rodeados por los alborotadores», explica un agente.
«Nosotros no nos quejamos del trabajo que realizamos con cierto riesgo. Sabemos cuál es nuestra función, que no es más que apoyar a las patrullas territoriales en momentos específicos, pero no nos dotan del material necesario para desempeñar estas labores», añade la misma fuente. Otro guardia civil agrega: «Hemos recibido formación para intervenir en situaciones de riesgo, pero en algunos casos la hemos pagado con nuestro dinero y no la tenemos acreditada por la Guardia Civil».
Un suboficial de la Benemérita que coordina los servicios de varias patrullas 'low cost' afirma que siempre están en alerta. Los jefes de las compañías modifican los turnos en ocasiones de un día para otro para que las fiestas de los pueblos no se queden sin patrulla de la Guardia Civil.
Los agentes también se quejan de las dificultades que tienen para la conciliación familiar. «De hoy para mañana no sabes dónde te van a mandar sin material básico y con información escasa de la intervención», protesta un guardia civil.
En la mayoría de los casos, los guardias civiles que conforman estos equipos de intervención rápida son voluntarios y realizan labores tan importantes como la seguridad y protección durante la época estival. «No pedimos más dinero. Reclamamos más material de seguridad para hacer lo que mejor sabemos: proteger a los vecinos», añade el agente.
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