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No deja nunca a nadie indiferente. Ni en los quirófanos ni fuera de ellos. Pedro Cavadas (Valencia, 1965) saltó a los focos médicos planetarios al llevar a cabo el primer trasplante de manos y antebrazos del mundo. «¡Son mis niñas!», dijo la colombiana Alba Lucía al ver sus estrenadas extremidades en 2006. El mago del bisturí también hizo el primer trasplante de piernas del planeta y obró el milagro de de injertar un brazo en la ingle a un motorista para mantenerlo vivo y reimplantarlo.
Autor de más de 30.000 operaciones, además de millar y medio en su África querida, todas solidarias, igual caza con arco en una finca del interior de Valencia que lanza afilados cortes a la actualidad. Saltó a la palestra en pleno infierno de la pandemia, al advertir del diabólico Covid antes incluso que la ONU. «¿Quién aplaude ahora a los médicos?», dijo años después en una entrevista con LAS PROVINCIAS.
No esquiva tampoco analizar las luces y sombras de la sanidad pública. «Hay que pagar bien a los sanitarios públicos, pero a cambio de que trabajen». Y carga contra la fuga de talento: «Con medios vendrían de fuera a investigar, pero los buenos se nos van fuera».
«Yate nunca he tenido. Donde no hago pie en el agua me da miedo. Llevar coches caros es ir insultando a la gente». El lujo no es lo suyo. Ytampoco la política:«Ellos hablan de lo que sea, y si mañana tienen que decir lo contrario, lo dicen».
1.500 operaciones
Es la cifra de intervenciones que Cavadas calcula que habrá hecho en Kenia y Tanzania. Allí viaja cada cierto tiempo, enfundado en su característica chaqueta militar
58 años
Casado y con dos hijas, ambas siguen su camino. Una estudia Medicina y la otra Psicología. En el ecuador de su vida, anhela otras metas: «Intento trabajar menos y vivir más»
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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