«Ahora es el momento de hacer un sobreesfuerzo por parte de todos para llegar a la Navidad en las mejores condiciones sociales, familiares y comerciales, para no estrangular la economía y la vida cotidiana con medidas que nadie desea. Si me lo permiten, es la hora del patriotismo cívico, el de los valores que nos hermanan (...) la hora de ese patriotismo responsable, solidario y fraterno», señaló en el tramo final de su intervención.
Además, el jefe del Consell apeló a la «responsabilidad de una sociedad madura que asume sus obligaciones», a «la solidaridad con quien puede caer enfermo o perder la vida», y a la «fraternidad de quien no es indiferente hacia la salud y la situación económica de sus vecinos».
En el discurso no faltaron las referencias al contexto valenciano (la situación empeora aunque es mejor que en nuestro entorno) pero destacó que «no podemos cerrar los ojos ni esperar a estar peor para reaccionar». «Hay que actuar con contundencia», defendió. «Perder tiempo, en este momento, significa perder vidas, empleo y bienestar», añadió, antes de insistir en que «todos tenemos que cambiar el chip ya».
No fue casual que pusiera el foco en el escenario que mayores problemas está causando: el ámbito social. Y es que el 90% de las 20.000 propuestas de sanción registradas en los últimos tres meses tiene que ver con este tipo de reuniones y fiestas contrarias a la normativa sanitaria que se celebran en «chalets, viviendas o casas rurales». «Forma parte de nuestra manera de entender la vida, pero ahora no se pueden tolerar», enfatizó.
«Basta ya de irresponsabilidades aisladas frente a una sociedad que en su inmensa mayoría hace un enorme esfuerzo de constancia y de compromiso», dijo.
También dedicó palabras a los jóvenes, que protagonizan buena parte de los contagios. «Tenéis un papel crucial, porque sois el futuro (...) habéis sido vanguardia en la conciencia por el planeta, por la igualdad y por la diversidad, y tengo confianza plena en vosotros, en vuestro papel en esta causa común», defendió.
Respecto a las medidas aplicadas desde la una de la pasada madrugada, las tildó de «idóneas», al restringir la permanencia en la vía pública, y de «proporcionadas», en el sentido de que tendrán más beneficios «para el interés general que perjuicios sobre bienes o valores en conflicto». «Será un esfuerzo, lo sabemos, pero la alternativa la conocemos demasiado bien, y no la queremos», comentó. En relación a su puesta en marcha -el jueves las planteó para inicios de la próxima semana, fue tajante: «No podemos perder un solo día».
«Tenemos que hacerlo mejor»
El presidente destacó que el riesgo «es innegable» y que se sabía «que el camino era largo y difícil». «Lo hemos hecho bien, lo estamos haciendo de la mejor manera todos juntos, pero tenemos que hacerlo mejor», comentó. «Recordemos cómo íbamos a comprar en marzo, con toda la precaución posible, cómo manteníamos la distancia en abril, de una manera estricta. Hoy pido que volvamos a esos niveles de precaución. Así es como iremos avanzando, igual que en el pasado», añadió, antes de incidir en la «rapidez» con que evoluciona la presión asistencial.
«Lo conseguiremos. Habrá esperanza y habrá capacidad para garantizar el futuro, pero necesitamos este esfuerzo», sentenció para cerrar la intervención.
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