«Estamos perdidas, no sabemos dónde está el metro»

Los turistas son uno de los colectivos que más padece las consecuencias de la guerra de taxis. El cese laboral deja a los visitantes sin uno de los transportes que más utiliza a lo largo de sus vacaciones estivales. A muchos de los viajeros les ha sorprendido este parón urbano y se han visto obligados a cambiar su itinerario veraniego. Todo empieza una vez llegan a la ciudad desde cualquier medio de transporte y se encuentran con la inactividad de los taxistas.

Sólo en ciertos puntos de la ciudad, como el aeropuerto de Manises, hacen los servicios mínimos para trasladar a personas enfermas o con movilidad reducida a su destino, según fuentes de seguridad del aeropuerto. Los demás turistas, muchos de ellos extranjeros, están confusos al observar el bloqueo generado por la situación.

Lo mismo ocurre en los demás puntos de acceso a la ciudad. La estación de Joaquín Sorolla y la estación del Norte están llenas de forasteros desorientados por la ausencia de taxistas en el exterior. A muchos viajeros les ha pillado por sorpresa esta huelga y las consecuencias derivadas del parón urbano. Una vez los visitantes dejan el andén atrás y salen fuera de la terminal, miran confundidos de un lado a otro. La poca circulación de coches que tiene lugar en la calle Rois de Corella, donde está la estación Joaquín Sorolla, llama la atención. Sólo la presencia de ocho taxis vacíos ocupan una avenida desierta. Los taxistas han abandonado sus coches a lo largo de los dos carriles que conforman la calle, impidiendo la circulación normal de otros vehículos.

Dos grupos de excursionistas esperan cerca de la estación su transporte privado, han alquilado dos furgonetas para desplazarse a Náquera. «Solemos movernos en taxi, pero ya nos informaron de la huelga y por eso optamos por alquilar dos pequeños furgones», destaca uno de ellos. Otras personas, cargadas con sus maletas, miran el móvil buscando alternativas de transporte público que les permitan llegar a su destino en el menor tiempo posible. «Tengo que hacer transbordo en Ángel Guimerá y encima luego tengo que coger un bus para llegar al Saler», subraya una turista que ha viajado en AVE hasta Valencia. «Desde siempre, el taxi ha sido el transporte más directo de todos», añade.

Muchos de los viajeros, atraviesan la calle San Vicente Mártir y acceden a la estación de metro de Jesús, una de las opciones más próximas a Joaquín Sorolla. Durante estos tres días de huelga, ha aumentado la afluencia de turistas con maletas que utilizan el metro, según fuentes de Metrovalencia. Sin embargo, hay personas que una vez salen al exterior de la estación del AVE, no saben ni qué transporte utilizar. «El taxi nos deja directamente en el lugar, acabamos de aterrizar y estamos perdidas, no sabemos dónde está el metro», destaca, una turista extremeña.

Ocurre lo mismo en la estación del Norte, en su exterior ni un sólo taxi, la mayoría están concentrados a 20 metros de allí, en la calle Colón. Después de tres días continúa el cordón blanco de taxis asentado a lo largo de la avenida colapsando el tráfico en el centro de Valencia. Cada día son más los perjudicados y damnificados por esta guerra de taxis, un parón, de momento indefinido, que necesita una solución inmediata.