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F. Ricós
Valencia
Lunes, 15 de julio 2024, 17:00
La sequía azota a los pueblos del interior de la provincia de Alicante, especialmente a la agricultura de montaña. La falta de lluvia afecta a los cultivos tradicionales de secano como olivos, melocotoneros, ciruelos, cerezos y almendros que, además, se encuentran dañados por otra plaga: ... manadas de muflones, arruís y ciervos se comen los frutos a su alcance ante la ausencia de pastos en la sierra.
Los arruís es una especie de cabra montesa, natural del desierto del Sáhara. Se introdujo en Murcia hace medio siglo como especie cinegética.
Esta situación está arruinando a los agricultores de las zonas de montaña de l'Alcoià, el Comtat y la Marina que ven cómo han ido mermando sus ingresos e incluso temen que peligren los de los próximos años.
«Se puede perder un 2% de la cosecha por que se la coman los animales, pero un 30% ya son palabras mayores. En mi caso, durante los últimos años no he podido recolectar un 30% de las olivas, unos 1.000 kilos, que suponen 170 litros de aceite. No es que me quiera hacer rico con mi trabajo, pero tengo que vivir», se ha lamentado Miguel Ángel García, agricultor de Benifallim dedicado a la producción de aceite.
Miguel Ángel García tiene concertada una reunión este miércoles con el director general de Medio Natural y Animal, Raúl Mérida, de la Conselleria de Medio Ambiente. «Vamos a ver si nos dan una solución. No podemos esperar al año que viene porque es jugar con el pan de la gente y puede ser la ruina», ha asegurado.
Estos animales salvajes no tienen depredadores naturales en la zona, así que todo queda en manos de los cazadores y de las licencias que la Conselleria de Medio Ambiente conceda para matar muflones, arruís y ciervos y así reducir su población. Una población de animales «que llega a 20 metros de Benifallim», ha apuntado García.
Este agricultor, que también es concejal de Medio Ambiente y Agricultura en Benifallim, considera que la caza de estos animales «está mal gestionada» y que las soluciones a este problema van a un ritmo más lento de lo que deberían. Muchos labradores de la motaña alicantina abogan por «un control cinegético de la población», algo que, ha apuntado MIguel Ángel García, «ya se ha conseguido en el parque natural de la Font Roja» alcoyana.
García reclama la implicación de los cazadores, que no busquen solamente trofeos (los cuernos de los animales abatidos son más valiosos cuanto más grandes sean) y que su carne se aproveche en los restaurantes de la zona.
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