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Jueves, 30 de noviembre 2017, 01:18
¿Se acuerdan de la película 'Caravana de Mujeres'? ¿De Plan, aquel municipio del Pirineo aragonés que organizaba fiestas donde invitaba a mujeres que buscaban marido? Iniciativas curiosas que tenían como objeto paliar uno de los problemas más importantes de la despoblación: la falta de mujeres en edad fértil en el mundo rural que permitan crear familias. Todavía hay alguna acción aislada en ese sentido; la última se organizó este mismo verano en Onda con un autobús con destino a Castillo de Villamalefa, un pequeño pueblo del Alto Mijares donde apenas llegan al centenar de habitantes, y en el que son mayoría los hombres solteros. El geógrafo Joan Noguera no cree que sea una solución. Una cuestión de tal magnitud -desde el Gobierno de Aragón ya aseguran que la despoblación es el principal problema de la región- se tiene que abordar desde una perspectiva mucho más amplia. Y poner en marcha políticas públicas no sólo con vistas a una legislatura, sino aplicables a medio y largo plazo.
La Agenda Valenciana Antidespoblament (Avant) que presentó hace unos meses la Generalitat tiene ese objetivo. Quizás sepa el presidente Ximo Puig algo sobre despoblación, no en vano ha sido alcalde durante muchos años de Morella, cabecera de comarca de Els Ports, una de las zonas donde la situación se hace más dramática. La primera acción pasa por conocer el problema y concienciar a la población, sobre todo en las ciudades, de que es realmente una dinámica que hay que revertir, porque la despoblación no resulta buena ni siquiera para quienes sólo han visto una vaca en la televisión. No en vano, las materias primas y bienes tan fundamentales como el agua se generan en los espacios naturales que sufren este problema.
Toni Such, director general de Administración Local, ya ha presentado el proyecto en las tres provincias, donde se ha reunido con alcaldes de los municipios afectados. El objetivo primero es conocer el problema, porque «no es la misma situación la que sufren las comarcas del norte de Castellón que la del interior de Valencia o la montaña de Alicante».
Todas las acciones van dirigidas hacia la prioridad de dotar de atractivo al mundo rural para que los jóvenes se instalen. O no se marchen si es que todavía viven allí. «Habrá una discriminación positiva para que, efectivamente, a las personas que quieran residir en un pequeño municipio les compense». Por ejemplo, un paquete de cincuenta medidas fiscales dirigidas a quienes quieran emprender, además de invertir unos tres millones de euros para que la brecha digital desaparezca. Toni Such habla asimismo de las brigadas de prevención forestal, grupos formados por cuatro personas que desde enero hasta junio limpiarán los montes con el objetivo de, por un lado, crear empleo, y por otro, mitigar el riesgo de incendios forestales, que se agrava debido precisamente al abandono de cultivos.
Aparte de esas medidas inmediatas, el objetivo de este plan es identificar el problema. Es decir, hacer un análisis exhaustivo de la situación en el interior de la Comunitat para ver en qué acciones hay que trabajar en cada lugar, «porque las necesidades son diferentes». Habla Toni Such de la necesidad de transporte en la montaña de Alicante, de modo que no queden aislados quienes viven en pequeños municipios, aunque ahí reconoce que la situación no es tan preocupante porque las cabeceras de comarca -l'Alcoià y el Comtat- son municipios grandes y los servicios están cubiertos.
En el interior de Valencia y sobre todo en Castellón el objetivo es además fijar servicios, sea cual sea el número de vecinos a los que se atiende. Y el conseller de Educación, Vicent Marzà, ya anunció en este sentido que no se cerrará ningún colegio si hay al menos un niño en la población. Incluso que quedará en suspenso esa unidad escolar para que, si no se cuenta con ningún menor, al menos pueda abrir de nuevo en el momento en que se instale una familia. En ese sentido, Joan Noguera cree que los servicios deben implantarse en las zonas donde no existan antes incluso de atraer a la población. «Es que es un requisito básico. Sin acceso a la sanidad y a la educación, un pueblo está muerto».
Servicios sanitarios, banda ancha, transporte y, sobre todo, ayudas a la ocupación, al empleo. «Vamos a modificar la legislación urbanística para que, en definitiva, sea más fácil y más ventajoso instalarse, por poner un ejemplo, en Alpuente que en Torrent».
Héctor Molina, que lleva años trabajando en el mundo rural con varias empresas relacionadas con la agricultura, cree que se debe además facilitar proyectos que permitan fijar la población a un lugar. «Los programas europeos, como lo fue Leader, se destinaron principalmente al desarrollo del turismo rural, que no deja de ser un negocio con una temporalidad importante». Y habla no sólo de la agricultura, también de la ganadería. Tienen además un componente medioambiental de protección y conservación del territorio que no se puede obviar. Joan Noguera apunta en este sentido que una medida interesante sería un acceso más fácil al mercado de la tierra, que muchas veces está cerrado. «Tenemos que aprovechar que en estos momentos hay gente en el mundo urbano que se instalaría en el interior. El objetivo debe ser hacerlo posible».
Y que tenga continuidad. «No vamos a hacer un plan que después se quede en un cajón», insiste Such. Porque revertir una situación de despoblación no es cosa de cuatro años, ni de diez. «Hay que trabajar a largo plazo y permitir la participación del mundo rural. Que se sientan escuchados», pide Noguera. Y que llevar mujeres en autobuses deje de verse como una solución al problema. Aunque alguna pareja salga de ahí.
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