El arquitecto Enrique Giménez es uno de los mayores expertos en urbanismo de la Comunitat. Profesor de la Escuela de Arquitectura de la Politécnica, donde ... dirige el Máster de Arquitectura Avanzada, Paisaje, Urbanismo y Diseño, durante los dos últimos cursos ha encargado a sus alumnos que sus trabajos de fin de máster versaran sobre las particularidades del barranco del Poyo, en el territorio que se extiende desde Chiva hasta su desembocadura en la Albufera: cómo dar una solución urbanística a una geografía muy particular, de ocupación urbana más bien atroz. La suya es una opinión autorizadísima para responder a dos cuestiones: qué se ha hecho mal desde ese punto de vista y qué se debería hacer ahora. Preguntas cuyas respuestas están llenas de matices pero que se pueden condensar en este dictamen: la clave pasaría por dotar a este territorio de una suerte de nuevo Plan Sur, réplica del que siguió a la riada del 57, «pero enfocado de una forma muy diferente». «Se necesita una actuación singular centrada en la solución hidráulica de l'Horta Sur y el valle de Chiva con estrategias actualizadas e innovaciones tanto en el diseño como en los instrumentos de gestión».
Publicidad
Félix Francés, catedrático de ingeniería hidráulica de la Universitat Politècnica de València, presidente de la Plataforma Tecnológica Española del Agua y especialista en el riesgo de inundación, lleva estudiando científicamente la rambla del Poyo desde hace 30 años; al menos ha participado en veinte investigaciones, reflejadas en 14 publicaciones durante los últimos 30 años. Una voz igualmente muy avalada para contestar a esa misma cuestión básica: cómo debería ser la reurbanización de esa extensión de terreno que forma la zona cero. ¿Otro Plan Sur? «Sí», responde. Y matiza: «Sería algo aún más ambicioso, basado en el plan de 2006». Alude al año en que redactó el Plan de Gestión del Riesgo de Inundación en esta zona, «coordinado por la Confederación Hidrográfica del Júcar». «Con mi grupo de investigación concretamos el peligro de aquel momento como la disminución del riesgo si se aplicaran las alternativas que se plantearon», recuerda. Y añade: «Los resultados de nuestro modelo hidrológico se utilizaron para la cartografía de la zona inundable de Poyo y Pozalet porque su peligrosidad era perfectamente conocida por expertos locales y técnicos de la Administración central, autonómica y municipal involucrados».
Son propuestas muy específicas que recibieron un escaso grado de aplicación. Sí cita Francés alguna mejora en el cauce del Poyo a su paso por Paiporta, pero en general quedaron en el limbo burocrático-político de donde ahora se podrían rescatar como cimientos para la reconstrucción urbanística. Por ejemplo, «actuaciones de corrección hidrológica en la cuenta alta del Poyo», incluidas reforestaciones; también se aconsejaba en aquel documento («¡Lleva 18 años en el cajón!», se escandaliza el catedrático de la UPV) una vía verde que cruce el barranco del Pozalet, aguas arriba de Loriguilla, y de otra a la altura de la zona urbana de Aldaia. El plan que dirigió Francés sugería además una conducción «que derive parte de los caudales circulantes por el barranco de la Saleta» al norte de Aldaia y una tercera vía verde «que conectaría los caudales del Pozalet-Saleta con el nuevo curso del Turia».
Aguas abajo se ubica la zona más castigada por la DANA, puesto que a la altura de Torrent el barranco del Poyo se nutre de las aportaciones de tres afluentes que tributan desde la sierra de Perenchiza. Un punto crítico que se extiende hasta la desembocadura en la Albufera donde aquel plan del 2006 apuntaba nuevas intervenciones: otra vía verde en la zona entre la A7 y el cruce con el canal Júcar-Turia, acometida de obras en el tramo del Poyo en el acueducto Júcar-Turia-Paiporta a lo largo de más de ocho kilómetros (eliminar escombros, consolidar cajeros contra el cauce, estabilizar los taludes y otras actuaciones) y, finalmente, una nueva vía verde que desviaría el exceso del caudal del Poyo al nuevo cauce del Turia.
Publicidad
En resumen, de haberse materializado su propuesta, hubiera nacido en ese territorio hoy transformado en una trágica ciénaga una especie de macroparque metropolitano de alto contenido ambiental que ejercería como zona inundable para evitar que las crecidas anegaran los pueblos situados en sus orillas: precisamente, la idea que esgrime Giménez para el día de mañana, que dotaría de una malla superior de seguridad a los habitantes de la zona cero. Francés, preguntado en concreto sobre qué futuro se debería dibujar para ese espacio, señala que, «se debería analizar un plan para aplicar las medidas de adecuación de la edificación, industrias e infraestructuras dañadas». Es el caso de tantos puentes arrasados, para quienes propone «cuidar la cimentación y los estribos y revisar la cota del tablero respecto del cauce», así como actuar sobre el resto de infraestructuras transversales al flujo del río, que propone permeabilizar «aunque no estén dañadas».
El catedrático de la UPV apuesta además por otra medida radical: «Claramente, hay que permeabilizar en la Pista Silla en aquellas zonas donde aguas abajo tenemos usos agrícolas». «Son muchas las cosas que se pueden hacer si se aplica lo que obliga el Patricova y recomiendan las normativas existentes», reflexiona. Alude a ese documento así llamado (Patricova), que merece comentario aparte: se trata del Plan de Acción Territorial de carácter sectorial sobre prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana, cuyo avance dirigió entre 1998 y 1999. Un documento aprobado por Les Corts en 2003 «para aplicar políticas de planificación urbanística para prevenir riesgos en el futuro», cuyo cumplimiento estricto parece mejorable.
Publicidad
Ya entonces, su equipo hizo un diagnóstico del riesgo a escala regional «y de priorización de las posibles actuaciones». Recuerda al respecto que «de las 278 zonas inundables analizadas, el conjunto de la afectación de Poyo y Pozalet se situó en sexto lugar». «Ya en aquel momento consideramos que las actuaciones de protección en esta zona tenían una prioridad alta, debido al riesgo existente, tanto económico como de población afectada, y a la eficiencia económica de las medidas propuestas», resalta. Pero su alarma fue en vano. También el profesor Giménez detecta que ese vasto territorio presenta unas singularidades tan especiales que lo hacen propenso a sufrir una catástrofe de estas características. «En términos de urbanismo», subraya, «la zona del barranco del Poyo está aún en el siglo XVI». Un dictamen que apuntala desde una perspectiva histórica: más allá de la riada del 57 que activó la transformación de la ciudad de Valencia, «sabemos que esto se inunda desde los árabes». Y apunta hacia la crecida de 1358 para recordar que entonces nace la institución Murs i Valls que se ocupa de acometer obras civiles en el Turia y su entorno para proteger a la ciudadanía del peligro de avenidas de tan impresionante magnitud.
Con éxito, por cierto: igual que el Plan Sur evitó que colapsara la provincia de Valencia el pasado día 29 con efectos aún más penosos que el ya dramático resultado, aquella iniciativa del siglo XIV mostró su eficacia durante la riada del 57. Los puentes de esa época aguantaron mejor que los más modernos al paso del río por el antiguo cauce, de donde extrae una lección que propone aplicar a la reconstrucción de la zona devastada y como receta de futuro: invertir, como también sugiere Francés, en obra civil de canalización, ingeniería hidráulica y otras aportaciones científicas que eviten un infierno semejante.
Publicidad
Su alternativa se dibuja sobre el espacio comprendido entre Chiva y La Torre, los dos puntos más extremos del drama, que plantea ocupar mediante la creación de ese inmenso parque metropolitano, dotado, junto a amplias zonas verdes, jardines, bosques y arbolado, incluyendo senderos para peatones y ciclistas, de pequeñas obras de ingeniería. Una serie de actuaciones que sirvan para salvaguardar la zona mediante un mecanismo que ya está inventado: que sea inundable y preserve del riesgo extremo a quienes habitan las poblaciones del cauce bajo. «La obra civil no es renunciable», dice, «pero tiene que ser transformadora del territorio».
Giménez también opina que una solución concreta para el problema del parque del Turia pasa por construir la presa de Vilamarxant, pero descarta una alternativa semejante para regular el barranco del Poyo y el de La Saleta, «porque es una zona plana donde las soluciones hidráulicas de gran tamaño no parecen factibles». Y otra particularidad: «Son zonas colmatadas de industrias, infraestructuras y poblaciones pegadas entre sí, que llevan años abandonadas». A su juicio, la reurbanización de ese territorio debería incorporar una reforma legislativa «urgente» que permita a los ayuntamientos «trabajar en red» y alumbrar una nueva centralidad. Es decir, «solidaridad intermunicipal para que ningún pueblo pierda sus beneficios pero que la colaboración entre ellos despeje los problemas que se observan ahora». Por ejemplo, que dotaciones de Paiporta, por citar un caso, se puedan trasladar a Picassent o Alcásser y su término municipal reciba algo de oxígeno. «Siempre con seguridad jurídica», insiste.
Publicidad
Giménez observa cómo «hay localidades como Sedaví o Benetússer que se han quedado sin espacio, ya antes de la riada: no cabe nada más, ni viviendas ni fábricas ni carreteras». Y Francés añade: «Tampoco son tantas las cosas que habría que hacer para dar una respuesta: hace tiempo que sabemos qué hay que hacer», avisa. Entre ellas, «dotar de más medios en las revisiones de los planes urbanísticos, difundir lo que ya sabemos respecto de la adecuación de edificios e infraestructuras y mejorar la capacidad predictiva de tipo hidrológico para focalizar las alertas por inundación». «Parece claro que el protocolo de emergencias es mejorable», continúa, «y me gustaría destacar la importancia de la educación de la población». Es decir, que la ciudadanía sepa que reside «en una zona peligrosa y conozca cómo hay que actuar». Medidas que servirían «para reducir los daños económicos y de vidas y nos haría más resilientes». Y Giménez concluye con una reflexión de fondo: «Se ha ocupado el territorio sin tener en cuenta el agua».
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.