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«El 30% de la plantilla se jubila en diez años. Urge el relevo generacional»
PEpe Capilla, rector de la UPV ·
El rector lamenta la falta de información sobre la mejora de la financiación: «Nos enfrentamos a un escenario incierto»Secciones
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PEpe Capilla, rector de la UPV ·
El rector lamenta la falta de información sobre la mejora de la financiación: «Nos enfrentamos a un escenario incierto»Siete meses después de llegar al rectorado el catedrático de Física Aplicada hace balance de gestión y reflexiona sobre el futuro. En el horizonte asoma ... la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) y el nuevo modelo de financiación de las instituciones académicas. Y muchos desafíos -afrontar el envejecimiento de la plantilla- y retos. Quiere convertir a la UPV en la primera universidad descarbonizada en España o reducir al máximo la burocracia que sufren docentes e investigadores.
-¿Qué ha cambiado desde su llegada al rectorado?
-Creo que hemos conseguido que la comunidad universitaria perciba que se está haciendo un esfuerzo muy importante para simplificar procedimientos, reducir la burocracia o mejorar la comunicación entre servicios. También en renovar la estructura gerencial y en implantar un nuevo estilo más cercano y con un diálogo más fluido con los representantes sindicales, algo que se había deteriorado bastante en los últimos tiempos.
-Una de las primeras medidas que anunció fue desatascar el plan Concilia.
-Estamos terminando de perfilarlo. Tiene que ver con los horarios o cuestiones como permisos de asuntos propios, pero queremos ir más allá en los puestos donde se pueda. Es algo que abordaremos cuando negociemos el teletrabajo.
-También destacó en su toma de posesión el lastre de la burocracia, que provoca, según sus palabras, «desmotivación por agotamiento».
-Es que es así. En la administración pública nos hemos pasado un poco con los procedimientos, pero es que aquí nos habíamos pasado todavía más. Donde hemos podido actuar lo hemos hecho rápido, con cambios en reglamentos, digitalización o mejora de la comunicación entre servicios donde no fluía bien. Ahora hemos iniciado una acción de medio recorrido consistente en revisar normativas y medidas internas para ver qué podemos simplificar. En cuanto a programas de investigación, por ejemplo, si las entidades convocantes ya lo ponen difícil porque tienen que cumplir con la Ley de Subvenciones o con otros mecanismos europeos cuando hay fondos Feder, aquí habíamos puesto más piedras en el engranaje. Con la modificación de la Ley de Ciencia se va a actuar para agilizar estas convocatorias, eso nos han prometido. Quiero verlo, porque llevamos años peleando por ello.
-¿Qué ha supuesto para la UPV el pago de la deuda histórica del Consell?
-A lo largo este año llegará el último abono. Ha servido para paliar la infrafinanciación, que por ejemplo no permitía la renovación de equipos o infraestructuras. Las universidades de hoy no son las mismas que las de hace diez o veinte años, son más tecnológicas, lo que supone costes superiores. Los pagos de la deuda han sido un alivio temporal, pero el escenario al que nos vamos a enfrentar a partir del año que viene es incierto.
-¿Por qué? Tienen el compromiso del Consell de que en 2023 se aplicará ya el nuevo modelo de financiación.
-La conselleria está trabajando en la estructura del próximo plan plurianual, pero las universidades no sabemos nada más allá de las declaraciones que se produjeron hace unos meses.
-¿Cómo debe ser, a juicio de la UPV, esa estructura?
-Distinta a las anteriores. Debe tener más en cuenta el impacto de las universidades, lo que aportan al territorio y a la sociedad. Las públicas tenemos esa obligación, al fin y al cabo estamos financiadas fundamentalmente por los contribuyentes. Debe valorar qué tipo de titulados generamos, qué empleabilidad tienen y qué producimos en cuanto a conocimiento y tecnología que se transfiere. Es algo fundamental. No lo digo porque la UPV en este sentido aporte mucho, sino porque servirá para ponerle a las universidades un faro que marque hacia dónde encaminarse. Ya hay países que dirigen la financiación con este tipo de criterios.
-Insiste en el criterio de transferencia pero si se habla con la Universitat de València destacan el patrimonio, y seguro que desde Elche se incide en la dispersión de los campus. Cada una barre hacia su tejado.
-No son cuestiones que están reñidas. Son factores que me parecen correctos, pero esto no es el grueso de la financiación.
-En un escenario ideal en el que se aceptaran sus planteamientos económicos, ¿qué más podría hacer la UPV?
-Por ejemplo desarrollar programas de generación de empresas a partir de resultados de investigación, algo que precisa de ayuda externa, de capital semilla. Nos permitiría acelerar nuestra apuesta por la sostenibilidad, impulsar más la acción social o renovar equipamientos de investigación que se quedan antiguos. También nos ayudaría mucho, aunque necesitaríamos algo más que financiación, a llevar a cabo el necesario relevo generacional, más adecuado que el que podemos programar. Necesitaríamos recursos y también que nos liberaran de la tasa de reposición de efectivos para propiciar un solape adecuado entre generaciones. Ahí tenemos un gravísimo problema en las universidades en general. En nuestro caso un 30% de la plantilla se jubilará en un plazo de diez años. Se va a producir una descapitalización impresionante. Si hablamos en concreto del PDI muchos de nuestros catedráticos se van a jubilar, y durante mucho tiempo, por las restricciones económicas y normativas, no hemos podido contratar suficiente gente para que solapara su carrera con la de estas personas, consiguiendo ese traslado de experiencia, de saber hacer.
-La LOSU prevé en un horizonte de cinco o seis años tras su entrada en vigor reducir la temporalidad del PDI a un máximo del 20%. ¿Lo ve factible?
-Insisto, sin una tasa de reposición distinta, más amplia, y más financiación, no es posible.
-Un objetivo en el que ha insistido mucho es la descarbonización de los campus. ¿Cómo lo van a hacer?
-Queremos ser la primera universidad española descarbonizada, con un balance neutro de emisiones de gases de efecto invernadero. Estamos en el camino y vamos a apostar por ello. La mayor parte de nuestro consumo es eléctrico, pues debemos buscar cada vez más que el suministro venga de renovables, con compañías que te garanticen el máximo en este sentido, además de convertir los campus en espacios generadores. Acabamos de lanzar un proyecto para instalar un megavatio de producción fotovoltaica. Y la idea es que allí donde tengamos cubiertas disponibles vayamos cubriéndolas de paneles, porque es rentable, para la universidad y la sociedad. Nos podemos convertir en productores netos. Luego está la movilidad, fomentando el uso compartido del vehículo privado y del transporte público, electrificando plazas de aparcamiento, o el consumo de agua, donde hemos ahorrado muchísimo utilizando pozos, no la red de agua potable, para tareas como el riego.
-La universidad impulsa desde hace años cursos de profundización o refuerzo para alumnos de nuevo ingreso. ¿Es síntoma de que ha bajado el nivel en las etapas previas?
-Creo que interpretarlo así es simplista, y que lo que influye es la diversidad de formaciones que nos encontramos en el estudiante que accede, no que el nivel sea más bajo. Las universidades también nos tenemos que adaptar, los jóvenes que llegan no son más o menos listos, son diferentes, con otras capacidades y competencias, por lo que pueden aprender en algunos ámbitos mucho más rápido. Dicho esto sí me preocupa el hecho de que nos falta potenciar las vocaciones en ciencias y tecnología en las enseñanzas preuniversitarias, y es un fallo. Nosotros ya desarrollamos programas en este sentido.
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