Una ley con pocas luces

La medida ha despertado controversia entre los municipios, más que nada porque la mayoría ya ha hecho sus deberes para adaptarse a la normativa y ha implantado la iluminación por leds para el ahorro energético. Ahora toca una nueva renovación si la ley sale adelante.

No obstante, tendrán un plazo de dos años para elaborar y presentar un plan municipal de adecuación de la iluminación exterior por zonas de protección a la contaminación lumínica, con las actuaciones priorizadas y el calendario de ejecución.

El directo general de Transición Ecológica, Pedro Fresco, señala que «ya es una norma habitual y pocos ayuntamiento usan la luz blanca». El objetivo «es conseguir mejores prácticas en base al conocimiento científico» que confirma que este tipo de iluminación es perjudicial para los ecosistemas, sobre todo de insectos, y para los bioritmos humanos.

Según explica, «es más conveniente las luminarias con poca cantidad de luz azul», aunque advierte de que cuestiones como la potencia, tendrán que definirse en un Código Técnico, que determinará por ejemplo los grados kelvin que deben tener.

En la ley también se establece la inclinación y la dirección de las luminarias, las características del cierre y la necesidad de apantallarlas para evitar valores excesivos de flujo hemisférico superior instalado, de deslumbramiento o de intrusión lumínica.

En cuanto al régimen horario del alumbrado exterior, permite encenderse en algunos supuestos relacionados con la seguridad, interés turístico o lugares de paso de uso frecuente y zonas de equipamiento y aparcamiento, priorizando el uso de detectores de presencia para el encendido de sus instalaciones lumínicas.

Serán los ayuntamientos los que regulen el horario nocturno del alumbrado de calles y viales durante aquellas horas en que la actividad ciudadana y la intensidad del tráfico bajan sensiblemente, procediendo a la disminución del flujo emitido por las fuentes de luz, con detectores de presencia u otros sistemas adecuados para ello.

Respecto a los acontecimientos nocturnos singulares, festivos, feriales, deportivos o culturales al aire libre, se compatibilizará la prevención de la contaminación lumínica y el ahorro energético con las necesidades derivadas de los acontecimientos citados.

Si hacemos un repaso por los municipios de diferentes comarcas, encontramos a algunos que ya están casi al 100% de las nuevas exigencias, mientras que otros han avanzado en cuanto a la implantación de leds que se quedan a medio camino para evitar las repercusiones negativas a nivel energético y económico, emisiones de gases de efecto invernadero o de salud para las personas.

En Ontinyent (La Vall d'Albaida), el 99% de la iluminación pública cumple con la normativa en cuanto a contaminación lumínica, puesto que a pesar de que el 90% del alumbrado es de vapor de sodio, los colores elegidos están entre la gama ámbar (1.800 K) y la supercálida (2.200 K) y en resto que está con led, también se ha instalado en las gamas cálidas.

Según explica el concejal de Alumbrado Público, Paco Penadés, la única calle que tiene una luz blanca es la calle Mayor, que al ser una calle estrecha los vecinos se quejaron y pidieron más luz por tema de seguridad.

En la capital de la Costera, Xàtiva, el 90% de la luminaria ya es de bajo consumo, solo el 10% permanece de vapor de sodio y se espera que en la última fase del Plan de Seguridad de vías públicas cambiarlas en su totalidad. Es en el casco antiguo, declarado como Bien de Interés Cultural, donde esa iluminación, además de ser de bajo consumo es de gama cálida y en los polígonos donde aún permanece la iluminación blanca.

El alumbrado público de Dénia, en la Marina Alta, presenta un carácter mixto. Aproximadamente el 84% de las farolas iluminan las calles con una luz cálida. En resto funcionan con led. Con el nuevo contrato que se va a adjudicar, todas las bombillas se cambiarán a led, pero de tipo cálido.

También en Calp se da una combinación de tipologías. Según indican, la iluminación en la carretera nacional y avenidas como la de los Ejércitos Españoles o Diputación poseen farolas de luz cálida. Y lo mismo sucede en las urbanizaciones. En el resto del entramado viario son de «luz neutra».

En cambio, Xàbia tiene todos los puntos con cálida. Por su parte, Pego se encuentra en proceso de renovación. Ya se han cambiado 1.291 farolas de las 2.181 existentes y en julio le concedieron dos ayudas por un importe total de más de medio millón de euros para continuar con todo el proceso. Las nuevas funcionan con tecnología led que dispondrá de reducción de intensidad, lo que permitirá ajustarla en función del tipo de vía y del horario.

En la comarca de l'Horta las capitales, ya están casi al 100% en cuanto a leds y control de intensidad. En Paterna, se basaron en los límites de emisión al hemisferio superior (al cielo) que marca la normativa del Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión. Por su parte, Torrent ha utilizado luminarias por debajo de los 3.000 grados kelvin e irán sustituyéndose por cálidas conforme los próximos pliegos.

En el Camp de Túria, Riba-roja ha organizado varias jornadas sobre contaminación lumínica y apuesta por la renovación con lámparas entre los 2.000 y 2.500 grados kelvin. L'Eliana ha realizado un estudio sobre el efecto del alumbrado e instalará un fotómetro para controlar de forma permanente la evolución del brillo del fondo del cielo. Estos dos municipios están condicionados por su cercanía la Parque Fluvial del Turia.

También ocurre lo mismo en Catarroja (l'Horta Sud), donde una parte del término se corresponde con el Parque Natural de la Albufera. En esta zona, el consistorio sustituyó las antiguas farolas por balizas para evitar la contaminación lumínica del medio natural, siguiendo las indicaciones que regulan este espacio.