«Pocas cosas pueden ser más importantes que dar sepultura a una persona. No hay derecho a este sufrimiento»
La familia de María Antonia, la vecina de Alfafar que apareció muerta el 4 de junio, sigue sin poder enterrarla «por un retraso en una prueba de ADN»
Manuel García
Valencia
Viernes, 20 de junio 2025, 10:47
La desesperación se adivina en la voz de Juan Miguel, uno de los tres hijos de María Antonia Gavilán, la vecina de Alfafar que desapareció ... hace exactamente un mes, el pasado 20 de mayo, apareció muerta el 4 de junio. Pero no adivinaba, pese a ese trágico final, que su pesadilla, y la de toda su familia, se iba a prolongar algún tiempo más.
En concreto, y por el momento, 17 días más, ya que hasta este viernes 20 de junio no tienen noticias del cuerpo de su madre y, lo que es peor, no hay una perspectiva de cuándo podrán hacer el velatorio y la posterior incineración que ya tienen previstos desde hace dos semanas: «Así no podemos descansar. No hay derecho a este sufrimiento».
«Nos parece que pocas cosas puede haber que sean más importantes en un juzgado que entregar un cadáver a una familia», se lamentó Juan Miguel.
La explicación que les dan es que «hay un retraso con una prueba de ADN que están haciendo en Barcelona. Me parece algo increíble en pleno siglo XXI cuando puedes ir a un centro privado y en unas horas tienes el resultado».
Además, Juan Miguel también se mostró crítico con el tono de una llamada que le llegó desde el juzgado: «Me dijeron que no hacía falta que llamáramos todos los días y que les dijera a la funeraria que tampoco llamaran. Que ya nos avisarían».
La familia de María Antonia sólo quiere poder darle sepultura cuanto antes e iniciar el duelo con normalidad. Una normalidad de la que actualmente carecen».
Por su parte, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana consideran «entendible» el pesar de la familia por el tiempo de espera que les impide pasar el proceso de duelo, «pero al mismo tiempo el procedimiento judicial ha de ser muy escrupuloso y seguir el cauce legal, que exige una plena identificación de la persona fallecida para poder autorizar la entrega de los restos mortales a los familiares».
Han explicado que el juzgado «tiene que tener la plena certeza, también por el bien del justiciable, (y eso pasa por las pruebas científicas) de que los restos mortales que se entregan a la familia se corresponden con los de su ser querido. Lo contrario, cualquier fallo u omisión en este proceso, resultaría imperdonable al tiempo que supondría una revictimización para los familiares».
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