La policía desmantela un taller clandestino en Patraix donde confeccionaban EPI

La policía desmanteló el lunes un taller clandestino de confección de equipos de protección individual (EPI) en una planta baja del distrito de Patraix en Valencia. La colaboración de un vecino fue clave para descubrir el negocio ilegal y detener al responsable del mismo, un hombre de 50 años y nacionalidad boliviana, como presunto autor de un delito contra los derechos de los trabajadores.

La intervención policial tuvo lugar sobre las cinco y media de la tarde del lunes cuando una patrulla de la Policía Local acudió a la calle Arzobispo Olaechea para atender la reclamación de un ciudadano. Los ruidos y vibraciones procedentes de un bajo molestaban a un vecino del edificio, por lo que los agentes inspeccionaron el local y descubrieron el taller clandestino.

Mientras la Policía Local levantaba un acta para sancionar al detenido por ejercer una actividad sin licencia y sin medidas higiénicas ni sanitarias, la Policía Nacional de Patraix se hizo cargo de las primeras investigaciones e identificó a siete mujeres y un hombre que estaban confeccionando con máquinas de coser los trajes de protección. Ninguna de estas personas sudamericanas tiene su documentación en regla, ya que carecen de un contrato laboral y tampoco tienen permiso de residencia. Según los vecinos, el horario del taller clandestino era de ocho de la mañana a seis de la tarde y la persiana del local siempre estaba bajada.

Los agentes de la Policía Nacional de Patraix arrestaron al hombre que regentaba el negocio ilegal y lo trasladaron al complejo policial de Zapadores, donde quedó detenido a la espera de que pasara a disposición judicial. Horas después, la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (Ucrif) de la Policía Nacional de Valencia asumió las investigaciones, según informaron fuentes jurídicas.

Los agentes hallaron un gran número de etiquetas y rollos de tela en la planta baja y la precintaron tras la inspección que realizaron el lunes. Los vecinos creen que el taller clandestino llevaba dos meses abierto. Los inmigrantes irregulares apenas se relacionaban con los comerciantes y vecinos de la calle Arzobispo Olaechea.