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La irrupción de la pandemia tuvo una enorme repercusión en el sistema educativo: obligó a suspender las clases presenciales, adaptando la docencia de la noche a la mañana a la modalidad a distancia, y aumentó la brecha que separa al alumnado en función de las ... condiciones socioeconómicas de partida.
Para tratar de paliar sus efectos Gobierno y comunidades autónomas pactaron una serie de medidas extraordinarias para flexibilizar la evaluación y facilitar la promoción del alumnado, el paso de curso, lo que ha provocado que los aprobados marquen récords históricos. Sobre todo en el curso 2019-2020, el que se truncó por la crisis sanitaria, si bien las cifras del ejercicio siguiente, aunque más discretas, siguen siendo superiores en casi todos los niveles de Secundaria a las de los años prepandémicos.
El ministerio acaba de publicar los últimos datos estadísticos sobre resultados educativos, que llegan hasta el 2020-2021. Entonces se había retomado la presencialidad, aunque con restricciones sanitarias y protocolos de confinamiento de aulas y de semipresencialidad en ESO y Bachillerato en muchos centros.
Las cifras se refieren al porcentaje de estudiantes que pasaron al siguiente curso, bien con todas las asignaturas aprobadas o con alguna pendiente. En 1º de la ESO lo consiguió el 91,2%, en 2º el 83,5%, en 3º el 87,8% y en 4º el 89,2%. Hicieron lo propio el 85,4% de los de 1º de Bachillerato y el 82,7% de los de 2º. Sólo en este último nivel se registra una bajada considerable respecto a ejercicios previos a la llegada del Covid-19. En el resto siguen siendo cifras de récord en el sentido de que sólo fueron superadas por las del 2019-2020, cuando el aprobado no fue general, pero casi. Si se tratara de un ranking, las últimas cifras ocuparían el 2º puesto de toda la serie.
El porcentaje restante hasta llegar al 100% puede dar una idea de cuál fue la tasa de repetición, que lógicamente mantiene el mismo patrón aunque a la inversa. Porque si crece la promoción se reduce la permanencia en el mismo nivel. Eso sí, la estadística también se puede ver afectada por abandonos del sistema (a partir de los 16 años) o cambios de residencia del alumno a mitad de ejercicio académico, si bien son casos más bien minoritarios.
El pasado mayo el ministerio publicó los primeros datos del curso de referencia (2020-2021), permitiendo hacerse una idea de por dónde irían los tiros. Exactamente se referían a la tasa de idoneidad a los 15 años, que expresa el volumen de alumnos que están en el nivel que se corresponde por su edad teórica, que en este caso es 4º de la ESO. Dándole la vuelta al porcentaje se pudo extraer el volumen acumulado de repetidores, es decir, aquellos que habían permanecido en el mismo nivel al menos una vez a lo largo de su escolarización obligatoria. Se sitúo en el 27,4% del total, la tasa más baja desde que hay datos.
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La Conselleria de Educación, tras el acuerdo alcanzado con el ministerio, aplicó en los ejercicios 2019-2020 y 2020-2021 varias medidas para permitir a los profesores flexibilizar la evaluación, rompiendo con el corsé fijado por norma general ante la situación de excepcionalidad. Los docentes tuvieron que adaptar sus asignaturas para centrarse en los aprendizajes fundamentales -en el 2020-2021 se les instó a incidir en aquellos contenidos que no se pudieron tratar en el anterior- y la decisión para promocionar o para alcanzar el título en la ESO debía ser colegiada entre todos los profesores, y sin que fuera un criterio exclusivo el número de suspensos. Hasta entonces, con la Lomce del PP en vigor, lo habitual era repetir con tres pendientes, incluso con dos si estas eran Matemáticas, Castellano o Valenciano.
Otro efecto colateral de los cambios en la evaluación fue el aumento del alumnado que se presentó a la selectividad de 2021 con una media en Bachillerato de sobresaliente. Este estudiantado, cabe recordar, se benefició de la flexibilidad tanto en 1º como en 2º. Según los datos que oficializó el Ministerio de Universidades el pasado verano el porcentaje se situó en el 21,17%, lo que supone una cifra inédita.
Los resultados académicos del alumnado en los siguientes cursos -la estadística oficial siempre va retrasada- serán interesantes porque reflejarán los efectos, en términos de promoción, de la Ley Celaá, cuyos cambios en la evaluación ya se aplicaron en el 2021-2022 y son bastante parecidos a los que rigieron durante los cursos más afectados por la pandemia. Se mantiene la decisión colegiada y ya no existe límite de suspensos para promocionar en la ESO o para conseguir el título. Sin olvidar la posibilidad de llegar a selectividad con un suspenso.
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