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JUAN SANCHIS
VALENCIA.
Jueves, 18 de julio 2019, 01:07
El primer gran incendio del verano ya está controlado. Se han quemado 900 hectáreas y los 84 evacuados han podido volver a sus casas. Pero este siniestro ha puesto en evidencia la precariedad en la que se encuentra el monte valenciano y la falta de eficacia de las políticas de prevención. Los expertos han advertido en numerosas ocasiones que la situación en la Comunitat es crítica.
Pasa el tiempo y los agentes medioambientales siguen con las mismas reclamaciones. Coches con 400.000 kilómetros, más de veinte años de servicio y sin aire acondicionado. A ello se añade que no disponen de equipamiento moderno. Además, no se espera que los uniformes de verano lleguen antes de otoño. Tampoco cuentan con material para desempeñar su trabajo al nivel que otros cuerpos con las mismas funciones en la Comunitat y en el resto de España, según denunciaron fuentes sindicales. Los vehículos del cuerpo tampoco disponen de sirenas azules de advertencia, critican desde la asociación que agrupa a gran parte del cuerpo.
Además, la plantilla no está completa desde hace tiempo y la Conselleria de Medio Ambiente no está cubriendo ni las jubilaciones.
Desde la asociación de agentes medioambientales han denunciado que desde la Conselleria no se han puesto en marcha ni las medidas que no suponen gasto para la administración. En este sentido, destacan que durante la ola de calor de junio no se movilizó a todos los efectivos para vigilancia contra incendios en Valencia y Alicante como sí se hizo en Castellón. «Sería lo normal en una situación de emergencia», explicaron.
El problema de la falta de personal se repite en el caso de las brigadas forestales de Divalterra, la empresa de la Diputación de Valencia. Desde el sindicato CSIF, Ruth López señala que entre 40 y 50 plazas no están cubiertas. López atribuye la responsabilidad a la ley que estatal que limita las contrataciones en las administraciones públicas. «Está impidiendo que cubramos las plazas», resalta.
El clamor de todos ellos es común. Como señala con una frase muy gráfica un agente medioambiental: «El monte está hecho unos zorros». Este abandono se hace aún más palpable cuando se producen hechos como el de los últimos días en Beneixama. La propia consellera de Justicia e Interior, Gabriela Bravo, atribuyó la gravedad del incendio a la «gran cantidad de combustible» acumulado en la zona. Este hecho, según los expertos, se produce por la falta de una gestión integral de la superficie forestal valenciana.
Fuentes de los agentes medioambientales explicaron que el avance del incendio de Beneixama se consiguió frenar gracias a unos cortafuegos ubicados en las proximidades de Fontanars dels Alforins y del límite con la provincia de Valencia. Además, en esta zona pasta un gran rebaño de ovejas y así han conseguido mantener el volumen de maleza bajo control.
Por otro lado, durante la jornada de ayer se declararon casi una decena de incendios en diversos municipios que pudieron ser controlados tras la rápida intervención de los servicios de emergencia de la Generalitat que tuvieron que actuar con medios aéreos en Pego, Carlet, Castelfort, Coves de Vinromà o Portal de Morella.
El más grave se produjo en Pego. Las llamas de un coche incendiado en una carretera de la Marina Alta se propagaron a la montaña. Cuatro medios aéreos colaboraron en las labores de extinción y se movilizaron dos vehículos del Consorcio de Bomberos, una unidad móvil de jefatura, otra de los bomberos forestales de la Generalitat y una autobomba.
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