![Estado de alarma en Valencia | Cómo viven los valencianos encerrados en casa](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202003/17/media/cortadas/Collage-RsfMTpQuBSPFCp9YQnu9XnM-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Los valencianos afrontan sus primeras jornadas de confinamiento después de decretarse el Estado de Alarma y aprobarse las medidas extraordinarias para tratar de contener la expansión del coronavirus por toda España. LAS PROVINCIAS recoge cómo es el día a día de las diferentes familias, jubilados, estudiantes, jóvenes y deportistas. Colectivos que han tratado de adaptar sus rutinas a la nueva situación y que tratan de sobrellevar estas jornadas en las que apenas se puede salir de casa.
La crisis del coronavirus ha obligado a todas las familias a confinarse en casa para tratar de evitar la propagación de la enfermedad. Para algunos este encierro está siendo más fácil mientras que para otros cuenta con alguna dificultad añadida si, por ejemplo, hay que compartir la residencia varias personas. Este es el caso de la familia de Alfredo Martínez y su esposa Elizabeth, que al tener siete hijos han tenido que organizarse para poder sobrellevar la situación.
Alfredo, que es director del colegio El Pilar de Valencia y tiene hijos desde los 12 a los 24 años, relata que pese a las dificultades viven esta situación con optimismo ya que el hecho de ser una familia numerosa les permite también realizar muchas actividades que no pueden permitirse el resto. «En mi casa es normal que estemos jugando a juegos de mesa, o pintando a todas horas» asegura Alfredo, que admite que los que tocan instrumentos tienen planeado hasta un pequeño concierto para celebrar el día de San Patricio ya que su mujer es de origen irlandés y quieren grabarlo y enviarlo a toda la familia para amenizar unos días que define entre extraños y complicados. Y es que las primeras jornadas de confinamiento en esta familia tan numerosa han coincidido con varias celebraciones ya que también han celebrado dos cumpleaños. «De momento no hemos tenido tiempo para aburrirnos» bromea.
En la familia Martínez están acostumbrados a organizarse y estos días lo que han tenido que hacer es estructurar aún más las tareas para adaptarse a la nueva situación. «Los primeros días han salido adelante sin apenas problemas y confío que las próximas semanas, que ya serán más difíciles, podamos mantener la calma entre todos» indica Alfredo, que trata de compaginar sus tareas en casa con su trabajo. Apenas a unos metros de su casa vive su suegra, a la que toda la familia intenta ayudar para que salga a la calle lo menos posible. «Intentamos llevarle la compra a casa y que salga lo menos posible» destacan desde la familia.
«El problema para las familias numerosas como la mía llegará cuando comiencen las clases virtuales« admite Alfredo, que ya está pensando como se van a distribuir ordenadores, tablets y móviles de la casa para que puedan seguir con sus estudios. Pese a todo, saben que esto será un problema menor ya que lo importante es que los más jóvenes puedan estar entretenidos para llevar lo mejor posible el confinamiento.
Javier Camino, Aurora Rodríguez y Alicia Alonso son tres jóvenes que comparten piso en la ciudad de Valencia. Pese a que son de Huesca, Zamora y Valladolid, decidieron hacer caso a las recomendaciones y quedarse en Valencia en vez de volver con sus familias. Están muy concienciados y saben que cada acto cuenta y, por ello, no querían arriesgarse a llevar a sus pueblos y ciudades el posible virus.
Los jóvenes son uno de los sectores de la población que más les cuesta permanecer en casa ya que, como admiten ellos mismos, «apenas la pisamos durante el día porque no paramos de hacer cosas». Por ello, durante estas primera jornadas han organizado una rutina. Javi es el primero que se levanta para hacer yoga mientras el resto, para una vez que pueden, intentan dormir lo máximo. Después llega el turno de trabajar y estudiar. Aurora, que tiene una beca en la facultad de Agrónomos de la Universitat Politècnica de València (UPV), se trajo plantas a casa para los experimentos y aún puede continuar con su estudio mientras que Javi y Alicia, que están en un máster de diseño de la UPV, aprovechan para adelantar trabajos.
Por la tarde es el momento para charlar, hacer deporte, leer, ver series, hacer videollamadas con sus amigos y hasta cantar y tocar la guitarra. Además, Javi es DJ y organiza pequeñas sesiones en su balcón cada tarde para entretener a los vecinos de la zona. Todo esto lo compaginan con directos en redes sociales como Instagram ya que, aunque la compañía sea virtual, siempre la agradecen.
José Joaquín Serrano afirma ser una persona tranquila. Este tipo de temperamento ayuda en situaciones de esta naturaleza. «Me levanto a la misma hora que antes, aunque desayuno más tranquilamente». Y a partir de este momento, la cocina se transforma en despacho. No quería que el trabajo colonizara el resto de las habitaciones de su apartamento.
El encierro no le ha hecho descuidarse. «Nada de trabajar en pijama o chándal. Yo me arreglo como si fuera a salir a la calle. Lo único que cambio es el traje por unos vaqueros«. Cuestión de comodidad. No por estar más tiempo en esas dependencias, en la cocina, se ha lanzado a los fogones, como si de un 'foodie' se tratara. »Nunca me ha gustado cocinar y ahora no voy a cambiar. De hecho, no como nada que no salga de una bolsa de plástico o una caja«.
Este empleado de banca lucha por mantener su horario de trabajo pese a las dificultades del nuevo emplazamiento y algunos problemas técnicos. «Hago incluso la parada del almuerzo. Este descanso lo aprovecho para bajar a tirar la basura y me despejo». A las tres, cierra el chiringuito. «Quito el portátil y apago la tele con la que también trabajo». La cocina vuelve a ser cocina. Lo más negativo del cambio de rutinas ha sido el tabaco. «Sí, fumo como medio paquete más al día», lamenta sin resignarse a corregir este hábito.
Lo que no perdona es el ejercicio físico. Sí o sí, cada tarde, se monta un gimnasio improvisado en el comedor de casa. «Como las mancuernas que tengo son pequeñas, uso unas cajas de leche. Y para hacer ejercicios de pecho, recurro a las sillas del comedor». José Joaquín pretende terminar el confinamiento con una sonrisa y en buena forma.
Aida Vila es una de esas personas que no puede estarse quieta. Esta deportista de élite hacía años que no pasaba tanto tiempo sin jugar una partida de pádel y, aunque lamenta que le hayan anulado las competiciones de gran parte de la temporada, intenta adaptarse a este nuevo contexto. Ha adaptado su rutina de entrenamiento para poderla realizarla en casa.
Aida, que también estudia Administración y Dirección de Empresas (ADE), confiesa que estar en casa «le está costando más de lo que creía» pero asegura que intenta llevarlo lo mejor que puede. Su fisioterapeuta le ha proporcionado tablas de estiramientos que realiza varias veces al día junto a otras rutinas de entrenamiento y esto le mantiene ocupada varias horas. «Me llevé unas pesas y balones a casa por lo que pudiera pasar y me han venido de perlas» indica Aida, que confiesa que ayer no pudo evitarlo y se subió un rato a la azotea cuando no había nadie para quitarse «el mono de la raqueta y echar unas bolas con mi padre».
Esta deportista asegura que, pese a mantener un entrenamiento, el nivel de actividad no es el mismo y que, por ello, ya no consume tanto hidratos de carbono y prioriza las proteínas. Lo más difícil para los próximos días cree que será mantenerse activa psicológicamente.
Marisa Bou es una funcionaria jubilada de 73 años que es muy consciente que pertenece a esa población de riesgo que tiene que tomar todas las precauciones posibles para evitar contagiarse del coronavirus.
Esta situación ha llevado a Marisa, que vive sola en un piso de Valencia, a limitar al máximo las salidas a la calle. «En la última semana apenas he bajado y mi familia y amigos me ayudan a hacer la compra y traerme lo necesario« afirma esta jubilada, que se muestra agradecida de todo el apoyo y destaca que es partidaria de todas las medidas que ha llevado a cabo el Gobierno. Madre de cinco hijos, Marisa asegura que dedica parte de su día a limpiar la casa y indica que sigue las recomendaciones y se lava las manos de forma constante.
También admite que es una persona «casera» y que no le importa estar confinada en su piso ya que así tiene tiempo para sus aficiones. «Veo mucho la televisión para estar informada del coronavirus pero también intento dedicar un rato a la lectura, aunque estos días me cuesta más concentrarme» remarca Marisa, que controla a la perfección las nuevas tecnologías y que no solo las utiliza para ver series en Netflix sino también con su ordenador para navegar por internet y ejercitar la memoria con varias aplicaciones.
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