Unos jóvenes fumando en una terraza de Valencia. iván arlandis

La prohibición de fumar en las terrazas de Valencia se queda en papel mojado

«Si aplicáramos la normativa perderíamos muchos clientes», cuenta una hostelera del centro de la ciudad ante el veto al tabaco impuesto por el Consell

BELÉN HERNÁNDEZ

Viernes, 10 de febrero 2023, 15:33

La prohibición de fumar en las terrazas es real sólo sobre el papel. Valencia ofrece un panorama completamente contradictorio al anuncio de Ximo Puig, que declaró que mantenía el veto al tabaco en estos espacios. Los consumidores exhiben sus cigarros sin ningún tipo de ... reparo, enfrente de los coches patrulla que circulan sin detenerse y sancionar a los infractores. Los bares de la ciudad han firmado un pacto no escrito para hacer que sus clientes se sientan cómodos más allá de las prohibiciones.

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Las restricciones de la pandemia han machacado a la hostelería. Un sector que ya ha tenido que rascar de todas partes para no tener que bajar más la persiana. Un sector que no está dispuesto a seguir perdiendo. Victoria trabaja en un bar del centro de la ciudad. En su establecimiento, no piden a nadie que se levante para encenderse el cigarro. «Si cumpliéramos con la normativa sé que perderíamos clientes», cuenta la mujer de 55 años.

Además, cree que las terrazas no son simplemente espacios al aire libre en los que consumir. Encuentra en ellas un significado simbólico, arraigado. «Las terrazas siempre han sido de los fumadores. El resto se mete dentro del local», comenta la hostelera. Porque ir a un bar poco tiene que ver con la comida, si no más bien, con el acto de reunión. «La gente está muy cansada de tanta restricción. Están agotados mentalmente. La policía lo sabe y lo comprende y nunca ponen multas», cuenta Victoria.

El gesto de tener que levantarse para fumar un cigarro tampoco se entiende. «Aunque no estés sentado, el humo le llega igual a la otra mesa», dice Elena, una camarera de 20 años. En el restaurante en el que trabaja, tampoco les piden a los clientes que estén a dos metros y medio de la mesa. «Si a alguien le molesta el humo, son los mismos fumadores los que se alejan», relata la camarera. Aunque sí que recuerda el caso en el que le pidió amablemente a unos clientes que se levantaran porque se habían quejado otros consumidores, y se levantaron y se fueron. «Eso ya queda a decisión de cada uno», opina la joven.

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Los entrevistados no son conscientes de que Valencia es la única parte de España en la que no se permite fumar mientras te tomas un café. Su sorpresa es evidente. «¿Por qué somos los únicos?» Son las 11 de la mañana y Pablo, Jorge y Adriana pasan un rato agradable charlando y tomando café. Todos ellos, con un cigarro de liar entre los dedos. Tienen clara su opinión. «Es una tontería que siga esta normativa cuando han quitado la mascarilla de todas partes. Ahora también del transporte público...», dice Jorge.

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Los jóvenes, de 22 años, no tienen ningún problema en levantarse si el responsable del establecimiento se lo pide. Ahora bien, tienen predilección por aquellos bares en los que no les ponen pegas. «Si sé que en un local no me van a dejar fumar y en el de al lado sí, pues voy al de al lado», dice Pablo. También, encender un cigarro o no depende de las circunstancias. No es lo mismo darle llama al mechero en una terraza vacía que en una aglomeración en la que hay muchas personas compartiendo un espacio muy reducido. «Yo soy la primera que no me pongo a fumar si veo que hay niños al lado porque entiendo que a los padres no les haga gracia que su hijo se trague todo el humo», añade Adriana.

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Defensores de los espacios sin humo

Pero también hay quien aboga porque las calles de Valencia estén libres de humo. Victoria y Vicent, de 67 y 70 años, también fueron fumadores. Sin embargo, ahora su perspectiva ha cambiado. «A mí me parece muy bien que cada vez se restrinja más, sobre todo por proteger la salud», dice la mujer.

La pandemia ha puesto encima de la mesa la necesidad de protegerse también de otro tipo de enfermedades. «Por los humos no sólo se transmite el Covid, si no también todo tipo de virus que tenga la persona», añade Vicent.

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Lo que está claro es que la normativa de Ximo Puig, que primero impuso como una forma de contención de la pandemia y que después se ha convertido en toda una campaña antitabaco, se ha quedado en papel mojado. Los locales no están dispuestos a perder a sus clientes y tener que estar de pie durante cinco minutos tampoco les supone una molestia que les impida seguir fumando si es así como lo han decidido.

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