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La solución no es la caza indiscriminada. En este sentido se pronuncia la bióloga Rosa Mas de la Plataforma de Defensa Animal. «No estamos a favor de que los jabalíes o flamencos entre en los campos, los destrocen o se coman la producción en el entorno de la Albufera«, ha explicado Mas ha reseñado que para solucionar estos problemas »hay que acudir a la base«.
Rosa Mas ha explicado que en el caso del jabalí lo que provoca la caza es el aumento de la población de estos animales. La bióloga explica que los jabalíes suelen ir en manada donde hay una hembra y varios jabatos. Si se abate a la matriarca, provoca que las otras hembras del grupo entren en celo como estrategia de preservación con lo que se aumenta la población de estos jabalíes. «Frente a lo que pudiera parecer, la caza no es la solución a la sobrepoblación», ha clarificado la bióloga.
También consideran que los cebaderos artificiales (puntos donde los cazadores ponen comida para los jabalíes y otras especies) son contraproducentes. «Les enseña a encontrar comida fácil y a no buscarla por las zona silvestres. Se sienten atraídos por el entorno humano y facilitan su aparición en urbanizaciones o en poblaciones», ha señalado. «Son medidas crueles e ineficaces», ha precisado la miembro de la Plataforma de Derecho Animal.
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En este sentido, apuesta por medidas como la aplicación de sustancias químicas disuasorias. Huelen mal y alejan a estos animales de cubos y vertederos. «Pero lo primero que hay que hacer es no dejar comida tirada por ahí», ha añadido.
Otra de las medidas que defiende es la eliminación de los cebaderos artificiales y consideran que «hay que hacer un estudio de las poblaciones para ver si son autóctonas o de dónde proceden. Si el ataque a un campo es fruto de la despoblación o de un grupo que se ha desorientado»«.
Por otra parte, propone que se instauren cultivos trampa. Son espacios donde se pueden poner variedades que no importa que se coman estos animales para que hagan de barrera y se impida que lleguen a los campos. «Se alimenta a estos animales sin necesidad de dañar las plantaciones», ha argumentado la bióloga. En caso contrario, asegura, las poblaciones aumentarán y los daños serán todavía mayores.
Es una situación, en su opinión, a la que sucede con los flamencos y la destrucción de los arrozales. En este sentido, señala que la afluencia de estas colonias se produce porque se han destruido sus hábitats naturales. «El flamenco no es un animal propio de la Albufera, es ocasional», ha explicado.
En este sentido, ha explicado que «si no tienen donde ir van al arrozal» por lo que ha apostado por la restauración de sus hábitats naturales. «Esta estrategia plantea una colaboración entre distintas comunidades autónomas », ha añadido y ha manifestado que esto es posible sin que los animales desaparezcan.
Se ha referido también a la plaga de conejos. «Hay que estudiar las poblaciones y determinar cuál es la situación real. No puede pasar que se diga que hay una sobrepoblación y suceda como en una comunidad autónoma se soltaron conejos para los cotos de caza», ha reseñado Rosa Mas.
«Hay que saber porqué el animal va al cultivo», ha indicado y ha apostado por la realización de estudios para explicar estos fenómenos y tomar las medidas adecuadas. «Hay que ver que es lo que pasa en la Albufera. Si se destruyen hábitats en sus lugares de origen, los animales buscan otros lugares donde vivir. Por eso, en el origen, hay que proteger los espacios naturales», ha precisado.
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