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El director de la Oficina de Protección al Menor del Arzobispado de Valencia, Daniel Juan, ha desgranado las líneas principales del recientemente aprobado protocolo del menor que, entre otras medidas, establece una política de 'puertas nunca cerradas' en el trato con niños.
Por ello, cuando se habla con un menor, tal y como establece el protocolo, «se debe dejar la puerta abierta o hablar con él en un lugar donde otros adultos puedan ser testigos del encuentro».
En este sentido Daniel Juan ha indicado que el protocolo se detiene en las acciones preventivas. «Prevenir es una de las formas básicas para que no ocurran los hechos», ha explicado Juan.
El director de la Oficina de Protección también ha señalado que el protocolo se detiene en algunas características de la diócesis valentina. Una de ellas es el hecho de que el Arzobispado cuenta con 67 colegios de forma que esta es la diócesis de Europa con más centros académicos dependientes de ella lo que le da un carácter propio y también tiene una universidad. «Por ello el protocolo ha querido abrirse al ámbito educativo», ha resaltado Juan.
En el campo de la prevención, Juan ha señalado que hay varias líneas. Una de ellas hace hincapié en el trato y cercanía con el menor, «cómo tratar al menor, las expresiones de afecto, cómo estar con un menor a solas». El protocolo se centra también en los requisitos para ser un agente de pastoral de la diócesis. Para ello, además del certificado de abusos negativos, se va a exigir «una declaración personal de responsabilidad donde se responsabilizan que son dueños de sus actos y conocen las líneas protocolizadas de la diócesis».
Por otro lado, «se trazan unas líneas de prevención que son importantes porque no podemos cambiar los abusos cometidos en el pasado, por desgracia, pero podemos prevenir para que en el presente y el futuro, estos casos no vuelvan a suceder«.
Daniel Juan ha señalado que en el protocolo se desciende a detalles muy básicos porque el documento quiere servir de base para movimientos y centros educativos. En esta línea, ha indicado que el protocolo tiene de base los documentos elaborados por la Conferencia Episcopal y también la legislación secular.
Por otro lado, ha señalado que se han trasladado los datos a la Conferencia Episcopal, al despacho de abogados Cremades que elabora un informe para los obispos, a la Fiscalía General del Estado, que pidió los casos hasta 2012, y al Defensor del Pueblo.
«Este protocolo podía haber llegado antes. Pero creo que ha llegado en el momento en el que se reunían las circunstancias para que llegara a término», ha destacado el director de la Oficina del Menor. Juan ha explicado que a partir de este documento sirve de base para otras líneas de actuación.
En la misma línea, ha destacado que otra de las premisas básicas es que «para nosotros es fundamental el ámbito restaurativo y de reparación de las víctimas a nivel global». Juan ha indicado que estas «son personas que, en la infancia y también en la edad adulta, han sufrido heridas profundas en el ámbito psicológico, físico y moral que han de ser restauradas. Existe una responsabilidad, en primer lugar, de la persona que ha cometido los actos, el principal responsable, y después una responsabilidad de actuación, en el ámbito institucional, hasta el límite que nos corresponde». En este sentido, el aspecto restaurativo, la justicia restaurativa o de reparación es uno de los tres pilares del Protocolo en la Archidiócesis de Valencia «donde optamos por una restauración integral de la víctima en todos sus aspectos».
El ámbito formativo es otro aspecto innovador del protocolo de la Archidiócesis, que ya «ofrece pautas para crear líneas formativas y de instrucción para los agentes de pastoral y educativos, y también para los propios niños, para que sepan cómo actuar frente a la amenaza de un presunto abuso», ha destacado el responsable de la Oficina de Protección al Menor, quien ha añadido que «nuestra Archidiócesis es pionera en el campo educativo».
El protocolo de prevención y actuación en casos de abusos a menores de la Archidiócesis de Valencia «nace con el impulso del Papa Francisco que quiso que en todas las diócesis del mundo existiera una Oficina de Protección al Menor donde recabar las denuncias y noticias relacionadas con abusos sexuales, especialmente a los menores, en el ámbito de la Iglesia católica, y que, además, las diócesis pusiéramos en marcha instrumentos para poder acercarnos a las víctimas, acompañarlas y, sobre todo, prevenir», ha subrayado Daniel Juan.
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