La calle Polo y Peyrolón de Valencia tiene desde este fin de semana un aire diferente. La entrada en vigor de la normativa que permite a los pubs valencianos abrir como si fueran un local más de hostelería ha devuelto la vida a esta zona tan conocida por universitarios y jóvenes, que ahora han cambiado las fiestas nocturnas por un 'tardeo' que, pese a no permitir ingresos ni mucho menos similares a los anteriores a la pandemia, sí que logra devolver el ánimo a propietarios y trabajadores de este sector.
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La mejora del tiempo de los últimos días ha ayudado a estos negocios a tener un reestreno en condiciones ya que la mayoría de los clientes priman sentarse en las mesas de las terrazas que se han multiplicado en las aceras para reducir riesgos. Y los consumidores lo agradecen. La mayoría disfrutaban ayer de cervezas o refrescos pero otros apostaban por tomar algunas copas que tanto les recordaban a esta zona que, en condiciones normales, permanecía abierta hasta las 4 de la mañana. Ahora, a las 11 30 comienzan a recoger todo para que a medianoche pueda estar cerrado y cumplir con el toque de queda. Un grupo de amigas incluso bromeaban por la tarde que se habían vestido «de fiesta» para la ocasión, la situación parecía merecerlo. No es lo mismo que antes pero lo disfrutaban en un nuevo contexto en el que las mascarillas son las reinas de la noche. Cualquiera que paseara por esta calle podía observar después de mucho tiempo esas luces tan características y escuchar música aunque esté prohibido el baile.
«La verdad es que volver a abrir nos ha devuelto el ánimo a toda la plantilla», asegura uno de los trabajadores del pub Magnifique, que ha pasado de ser el relaciones públicas al encargado de recibir a los clientes y vigilar que se cumplen todas las medidas de seguridad. «Ahora muchas veces tenemos que actuar como padres y recordar una y otra vez las medidas de seguridad para evitar posibles contagios pero es lo que toca y estamos viendo como la gente está concienciada«, destaca este trabajador, que se alegra porque durante el viernes tuvieron varias reservas y el sábado a las 18 horas ya contaban con un par de mesas que les animaban a seguir. »Sabemos que solo abrir supone un esfuerzo para muchos propietarios pero agradecemos su esfuerzo porque que haya actividad devuelve la vida al barrio«, sentencia el trabajador de Magnifique.
Víctor Pérez, presidente de la Federacion Ocio, Turismo, Festivales, Juego e Industrias Afines de la Comunitat Valenciana (Fotur), relataba ayer a este diario que las primeras impresiones son buenas para los pubs. «Aún no hemos podido realizar un análisis en profundidad pero sí que hemos comprobado que el público está respondiendo en zonas clásicas«, incide el máximo responsable de Fotur, que matiza que aunque muchos no vayan a obtener beneficios solo el hecho de poder abrir su persiana después de tantos meses lo ven como una oportunidad.
Pérez quiere dejar claro que esta situación «de ver el vaso medio lleno» corresponde a los pubs que no contaban con otra licencia y que hasta ahora no habían podido abrir por las restricciones al ocio nocturno. Una situación diferente viven las discotecas, con aperturas contadas y grandes exponentes como Akuarela o Mya, donde en verano se detectaron focos, cerradas. Pese a todo, considera que la medida dará resultado y permitirá que el sector pueda volver a respirar.
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