Orriols está en una lucha constante. Los vecinos llevan años denunciando sentirse abandonados. Conviviendo con los okupas ilegales del 262 de la Avenida Constitución que ... han causado cuatro incendios en un año y medio según tienen constancia. Y, sobre todo, cargando con la etiqueta de ser un barrio inseguro.
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Ahora que se ha comenzado a dar los primeros pasos para rehabilitar el barrio con la creación de la Supermanzana y las primeras medidas de la alcaldesa María José Catalá para conseguir acabar con la finca de los horrores, Maica Barceiro, la presidenta de la Asociación de Vecinos de Orriols explica los 10 puntos negros que considera que hay que solventar.
Las labores de la renovación del alcantarillado ya han comenzado. Pero han traído problemas consigo. «Como está todo en obras han empezado a salir un montón de ratas y cucarachas. Una verdadera plaga», critica Maica Barceiro. Aunque saben que las obras «son para mejor», piden que se tomen medidas mientras dure el proceso para no tener que convivir con estos animales que podrían ser portadores de enfermedades.
Porque esa es otra. La presidenta de la Asociación de Vecinos de Orriols cuenta que las ratas y las cucarachas que han empezado a proliferar al levantar el viejo alcantarillado y sustituirlo por uno nuevo no se limitan a quedarse en la calle. «Como las ramas de los árboles están sin podar, las ratas trepan por ellos y consiguen entrar en las viviendas», relata Barceiro.
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Al parecer, más de un vecino se ha llevado un susto al ver de repente ratas en su vivienda. Sobre todo ocurre en la calle Arquitecto Rodríguez o en la calle San Juan Bosco donde los árboles crecen sin control y sus ramas alcanzan las ventanas de los primeros pisos de los edificios. Más allá de estar molestos por taparles las vistas, la falta de poda acarrea otros problemas como la llegada indeseada de ratas.
No sólo basta con podar. «Necesitamos que fumiguen la zona sobre todo mientras duran las obras del alcantarillado», asegura la presidenta de la Asociación de Vecinos de Orriols. Las ratas y cucarachas no dan tregua a los vecinos y las obras del alcantarillado han sacado a relucir estos animales a la superficie.
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A pesar de que las obras supongan una mejora del barrio, el proceso está siendo arduo.
Si uno pasea por Orriols fácilmente se podrá encontrar basura desperdigada por la calle. Por ello, nunca está de más que se amplíen los servicios de baldeo. Es decir, que limpien las aceras y los pasos de peatones con agua a presión para conseguir eliminar de una vez por todas la suciedad.
La presencia de los okupas sólo hace que aumentar la situación de insalubridad en la que se encuentra el barrio de Orriols. «Aquí hay gente muy incívica que deja todo perdido», lamenta Barceiro. De hecho, enfatiza en la necesidad de que la población se conciencie de una vez por todas en que hay que seguir unas normas de limpieza y darle uso a las basuras y a los contenedores en lugar de tirar los despojos a la calle.
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Pero no con todos se puede hablar. No es ningún secreto que la finca okupada la regentan personas que no dudan en cometer hurtos o en enfrentarse a aquellos que pasan por la zona así que explicarles que no tiren sus despojos a la calle parece una misión imposible.
Orriols está repleto de edificios antiguos que datarán de los años 50 y 60, como explica la presidenta de la asociación de vecinos. Y la carencia de renovación de las obras ya está poniendo sus trabas.
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Maica Barceiro explica que algunas fincas han empezado a presentar aluminosis. El hormigón se vuelve más poroso, empieza a descomponerse y puede poner en riesgo la estabilidad de la construcción.
Las construcciones más antiguas y con falta de espacio no tienen ascensor. Una peculiaridad que no puede molestar cuando eres joven, pero al llegar a la vejez subir un piso puede ser todo un reto.
Esto junto con la inseguridad ha hecho que muchos ancianos se hayan visto obligados a abandonar su barrio de toda la vida e irse a otro lugar para no tener que pasar un mal rato diario y vivir en un lugar que se ajuste más a sus necesidades.
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El cruce entre la calle Reig Genovés con Padre Viñas siempre ha sido una de las zonas preferidas de las personas mayores del barrio. En total, hay 10 bancos en este tramo. Dos por cada esquina del chaflán. Pero están rotos, impidiendo que los ancianos se sienten en esta zona a socializar y que se vean obligados a irse a otro sitio que a lo mejor no les pilla tan a mano.
La nueva Supermanzana de Orriols ya está en marcha. «Pero no tenemos claro qué es lo que van a hacer aquí», comenta Maica Becerro. Según tienen entendido, les quitarán cerca de 200 plazas de aparcamiento.
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No es ningún secreto que el 262 de la avenida Constitución lo regentan residentes ilegales. En un año y medio han provocado cuatro incendios. Aunque desde el Ayuntamiento tapiaran algunas viviendas aún falta mucho por hacer. Una de las vecinas contó a LAS PROVINCIAS que los okupas intentaron entrar a robar a su casa en dos ocasiones saltando por la terraza e intentando colarse en su ático.
Maica va en silla de ruedas. En los pasos habilitados durante las obras, se ha quedado atascada por la falta de espacio. Ha llegado un punto en el que no podía moverse hacia delante ni hacia detrás. «Los obreros me han tenido que levantar con la silla que pesa 200 kilos», explica la vecina afectada.
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