![«Todavía queda mucho por hacer»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/12/06/1489629031-REVSDbYPR3cBvcAjsa3EyqJ-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Comenzaba este viernes el puente de diciembre, o el fin de semana largo, como dicen algunos. Para estas fechas la Generalitat reactivó su plataforma de voluntariado con el objetivo de volver a enviar equipos de limpieza y de reparto de alimentos a las zonas afectadas. Han pasado casi 40 días desde que la riada devastara numerosos municipios de la provincia de Valencia, y tras la tremenda ola de solidaridad que demostró la población las primeras semanas tras la catástrofe, parece que esa ayuda poco a poco va perdiendo fuelle. Este viernes tan sólo un grupo reducido de personas -no llegó al centenar- se presentó en la Ciudad de las Artes y de las Ciencias para coordinarse con la Generalitat en los trabajos a realizar. Estas personas, distribuidas entre Picanya y Paiporta por tres autobuses, aseguraron que «todavía queda mucho por hacer», y animan al resto de la población a que siga acudiendo ayudar a la zona cero de la DANA.
A las 8.30 estaban citados todos los voluntarios que este 6 de diciembre quisieran seguir colaborando con los pueblos afectados. Sin embargo, a esa hora apenas unas 100 personas estaban presentes a las puertas del museo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Toda ayuda es buena, así que, en cuanto se hizo la hora, el personal de Generalitat organizó a las personas en grupos de 15 voluntarios. Estos equipos podían elegir dos opciones para realizar su ayuda: o acudir a realizar tareas de limpieza, u organizar en puntos de recogida el reparto de alimentos y productos de primera necesidad. Cabe recordar que estos grupos organizados cuentan con traslado hasta la zona afectada y su vuelta a Valencia, así como acopio del material necesario para ayudar en lo que haga falta, e incluso un seguro médico en casa de sufrir cualquier incidencia.
Durante el día algunos pueblos afectados notaron la presencia de voluntarios llegados hasta el municipio por sus propios medios con la intención de ayudar en lo necesario. En Paiporta, que es uno de los lugares más devastados por la riada, llegó uno de los autobuses de la Comunitat, así como decenas de personas en su vehículo particular. Aunque eso sí, nada que ver con las oleadas de personas que se vieron durante los primeros días post emergencia.
Con el paso de los días la forma de querer ayudar a los vecinos afectados ha ido evolucionando. Si los primeros días era indispensable acudir a la zona cero con la pala y el capazo, ahora las necesidades van variando. En Paiporta, por ejemplo, se pudo ver una unidad móvil de peluquería canina para que los vecinos con mascota pudieran lavar a sus animales. Ayer mismo, también en Paiporta, un grupo de voluntarios de Alicante realizaron una jornada bautizada como 'Arrancando sonrisas', una ludoteca pensada para los más pequeños del pueblo con el objetivo de que tuvieran un día feliz y divertido en medio de tanta devastación.
El ingenio de los voluntarios ofrece ejemplos como estos para ver que la ayuda se puede realizar de muchas formas. Pero que la gente no se confunda, la limpieza continúa siendo una tarea pendiente. O si no que se lo digan a los 15 voluntarios coordinados por la Generalitat que pusieron todo su empeño por limpiar la piscina municipal de Picanya. LAS PROVINCIAS pudo acompañar a estos 14 hombres y una mujer que tras casi 40 días han querido seguir al pie del cañón. Juanjo y Juan, coordinadores de la expedición, dieron las instrucciones básicas al llegar al destino: un espacio deportivo con tres piscinas todavía con el mismo lodo que aquel 29 de octubre.
En cuanto el equipo recibió la confirmación por un técnico del ayuntamiento acerca de dónde debía de tirarse el lodo, el grupo de voluntarios se organizó para realizar las labores de limpieza de la manera más eficiente posible. Unos pocos agarraron las palas y se pasaron horas y horas llenando capazos de lodo. Mientras tanto, varias parejas cogías los recipientes y los sacaban al exterior, donde esperaban otros tantos para retirar el lodo al solar vacío donde el ayuntamiento había permitido su acumulación.
«Si nos organizamos iremos más rápido», comentaba uno de los presentes, mientras otro contestaba entre risas, «Me parece bien pero tampoco tenemos prisa, que no nos pagan por esto». El humor en muchos momentos ha tratado de amortiguar el cansancio, aunque también las malas sensaciones que llegó a transmitir el museo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias al ver como el numero de voluntarios era muy reducido. «La verdad que la imagen antes de salir ha dado un poco de pena. Si me dijeras que ya no hace falta la ayuda lo entiendo, pero todavía queda mucho por hacer. Si aquí fuéramos varios más podríamos acabarlo en un día», comentaba uno de los voluntarios, que no paró de retirar el lodo con la pala en toda la mañana.
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Un tema de conversación habitual entre los presentes eran sus experiencias previas de voluntarios en otras zonas de los municipios afectados. Entre los miembros del grupo se agradeció mucho la presencia de cuatro jóvenes de Teruel, que según contaban, «Desde que Valencia sufrió esta tragedia nos organizamos y el día que tenemos libre, día que cogemos el coche y nos venimos para aportar todo lo que podamos. Es lo mínimo que podemos hacer», comentaba uno de ellos. Estos chicos salieron desde Teruel a las 6.30 del viernes. Cuando el autobús de la Generalitat les dejó a las 16.00 de nuevo en Valencia, enfilaron de nuevo la carretera para volver a su ciudad. Durante el día comentaban que tratarían de volver el lunes.
También a destacar la presencia de Pablo, un hombre que no ha dejado de acudir a las zonas afectadas para seguir limpiando. «Cuando la Generalitat dejó de poner los autobuses entre semana para voluntarios, a través de los grupos de WhatsApp nos hemos estado organizando unos cuantos para seguir viniendo. Quedamos en plaza de España para coger los buses lanzadera y venimos siempre que podemos. Como este fin de semana la Generalitat ha vuelto a poner su servicio de voluntarios, no dudé ni un momento en venir», comentaba Pablo.
Pese al enorme trabajo realizado, el mensaje de estos voluntarios al resto de ciudadanos era el mismo «Con el tiempo pensamos que ya no hace falta ayuda, per es evidente que sigue quedando mucho por hacer. Ojalá la gente se anime porque los vecinos de estos pueblos nos necesitan», comentaron a este periódico. Y es que sigue quedando mucho por hacer. Tal vez no debería ser cosa de los voluntarios, pero su presencia hacer que quede un poco menos para la vuelta a la normalidad en la zona cero.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
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