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¿Se lo imaginan? El antiguo cauce como vía rápida. Esta era la intención del Ministerio de Obras Públicas en los años setenta del siglo pasado. Y estuvo muy cerca de convertirse en una realidad y dar al traste con uno de los espacios más queridos por los valencianos. El proyecto contemplaba la construcción de una autopista que permitiría atravesar la ciudad de lado a lado con seis carriles, tres en cada sentido.
Todo empezó con la riada de 1957 y la destrucción que causó en la ciudad. Para evitar que volviera a suceder una tragedia de esas características se planteó desviar el río y así nació el Plan Sur, un planeamiento que iba más allá de la mera desviación de un cauce. Y es que parte de las medidas que se proyectaron entonces vieron la luz años más tarde sin ser conscientes de que formaban parte de este gran proyecto urbanístico. Pese a que este planeamiento orquestaba una gran cantidad de medidas el Gobierno de entonces lo redujo a desviar el cauce y a construir una vía rápida.
La puesta en marcha de este nuevo planeamiento dejaba como gran espacio libre todo el antiguo cauce del Turia. Es entonces cuando nace la propuesta de construir esta gran autopista que atravesaría la ciudad de Este a Oeste. De esta forma se permitiría la conexión entre la carretera precedente de Madrid y las que llegaban de Barcelona y Alicante. Se trataba de un plan que se encuadraba perfectamente con la mentalidad de la época en pleno periodo de desarrollismo. Además, era una solución perfecta para evitar los futuros atascos.
En el antiguo cauce se planteó un esquema de esquina de pez y se entendió como una oportunidad para encauzar el tráfico y solucionar la conexión entre el puerto y el aeropuerto. El viario se combinaba con zonas verdes para el esparcimiento del ciudadano. Además, se estudió ubicar allí la estación de Renfe a la altura del actual Palau de la Música
El proyecto estuvo a punto de salir adelante pero se frenó gracias a una campaña ciudadana en la que LAS PROVINCIAS participó activamente. El lunes de Pascua de 1977 un grupo de 500 vecinos pertenecientes a 30 entidades diferentes bajaron al viejo cauce para plantar árboles y convencer a la autoridades de que el antiguo lecho del Turia no se podía convertir en una autopista urbana.
Al conocer el proyecto los vecinos quedaron conmocionados y decidieron evitarlo poniendo en juego todos los medios que en ese momento, aún no se había aprobado la Constitución, tenían en sus manos. La única arma era unirse y alzar la voz. En la hemeroteca de LAS PROVINCIAS se conservan las palabras de Carmen Berlanga, entonces miembro de la junta directiva de la Federación de Vecinos: «En aquella época no teníamos jardines y la idea de quitarnos otro pulmón verde no lo podíamos consentir».
Ellos fueron los que bajaron al río con sus familias y empezaron a plantar árboles. Y lo hicieron en repetidas ocasiones desde ese momento. Carmen Vila, expresidenta de la Federación de Vecinos, también recuerda en la hemeroteca de este periódico que se hizo una encuesta para saber qué pensaba la gente y el 90% «votó en contra del asfalto».
LAS PROVINCIAS se hizo eco de todas estas reivindicaciones y al mismo tiempo abanderó la defensa de un río verde con la publicación de numerosos artículos. Tras la votación popular se decidió descartar este proyecto y convertir el río en una zona verde, tal y como lo disfrutan los valencianos en este momento. En 1976 se firmó la cesión del cauce a la ciudad. El resto es historia.
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