Urgente Óscar Puente anuncia un AVE regional que unirá toda la Comunitat en 2027
Últimos compradores en Bello, Valencia, ayer por la mañana. Jesús Signes

El rastro valenciano de la fortuna

La lotería de Navidad ha regado la Comunitat con 63 gordos. Los valencianos se dejan este año 76 euros por habitante. Así son las historias de los que han conocido la suerte

Domingo, 22 de diciembre 2019, 01:25

Tres horas y media por delante para dar rienda suelta a la ilusión. En juego están 2.380 millones, el dinero que este año destina a premios el Sorteo Extraordinario de Navidad, al que cada valenciano confía una media de 76 euros, según los datos de consignación de Loterías y Apuestas del Estado. Son diez euros más que el año pasado.

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El gasto total a nivel regional ya superaba a mediados de semana los 378 millones de euros. En el sorteo del año pasado la venta de lotería en la Comunitat alcanzó los 331 millones de euros, con una media de 65 por habitante.

Los valencianos sueñan hoy con un Gordo que ha solucionado apuros y encumbrado ilusiones por nuestras tierras en 63 ocasiones desde que el bombo navideño empezó a girar el 18 de diciembre de 1812. En la provincia de Valencia ha caído 34 veces, 25 en Alicante y cuatro en Castellón. La primera vez que nos visitó el más deseado de los premios fue en 1847. La última, el año pasado, sin ir más lejos, con un esparcido bombardeo de fortuna por 13 localidades de la Comunitat.

Si su décimo coincide con el de la bola del primer premio se embolsará 20.000 euros por cada euro jugado. Si ha acertado con el segundo, entonces serán 6.225. Si atina con el tercero, la recompensa es de 2.500 por euro invertido. Los dos cuartos se llevan 1.000 euros y, en los ocho quintos, el premio es de 300 euros en la misma variable.

Séptimos en gasto

A nivel estatal, los que más dinero confían este año a la suerte son los castellanoleoneses, con 105 euros por habitante. Le sigue Asturias, La Rioja, Aragón, Cantabria, Madrid, País Vasco y, ya en séptima posición, la Comunitat Valenciana. Pero si analizamos el gasto global nuestra región es la cuarta en la que más décimos se han comprado. Por delante está Madrid, con una inversión conjunta de 544 millones, seguida de Andalucía y Cataluña.

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Estos los últimos días, las ventas han sido febriles en Manises. La localidad de l'Horta se ha encumbrado como la población pequeña de España más suertuda, con la visita de gordos en 1971, 1986 y los más recientes de 2012, 2013 y 2018. Allí, la administración número tres, Lotería Manises, se ha convertido en la tercera en ventas a nivel nacional por su sorprendente historial de premios de los últimos años. En la localidad, el Gordo ha aterrizado ya en cinco ocasiones, más veces que en Sort.

Colas de 200 metros

La fama que precede a esta administración por su ya alargada 'estrella' de Navidad hacía ayer que las colas por las últimas compras se extendieran a lo largo de 200 metros por la calle Maestro Guillén y sus alrededores. Fiebre por la lotería en estado de ebullición.

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Pero la ilusión está por todas partes. En Aldaia, Marcos Bernabeu, lotero de la administración Castillo remarca la curiosa experiencia vivida hace unos días. «Un hombre contactó con nosotros varias veces porque su mujer había soñado un número, pero estaba agotado. Lo había adquirido íntegro la cafetería del tanatorio de Valencia». Tal era su interés que fue a la administración «en persona y más tarde al tanatorio para comprar allí una gran cantidad de décimos. Después nos llamó y nos dijo que su mujer había caído enferma. Estaba convencido de que su sueño era una señal».

Desbordados por la vidente

En esta administración son días de locura por culpa de una televisiva vidente brasileña que acertó el segundo premio de Navidad del año pasado. «Ahora siente vibraciones sobre un primer premio y nosotros vendemos una serie. Hemos ido desbordados, con 300 personas llamando en una mañana».

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Sandra Babé, de la administración San José de Valencia, aún le da vueltas a lo sucedido hace unos días: «Vino un hombre a recoger una reserva de 15 series de un número. Todos los años repite el mismo. Pero al llegar a la administración vio un cartel grande con el 99934. Se interesó y le explicamos que el número acaba en 34, suma 34, somos la administración 34 y es muy feo». Tras unas risas, modificó su reserva. Ese número le dio «buen rollo». Al cabo de tres horas telefoneó a la administración y contó exultante: «Nada más enseñarle el número a mi mujer se ha puesto a gritar. Había soñado que salía el 34 y casi le da un patatús».

1953 | Consuelo Sellés (Cocentaina)

«Mi suegro nos compró la casa, un bancal y una mula»

Pasado imborrable. Consuelo, de 93 años, con una impresión de la noticia del Gordo de 1953. L. Tapia

Corría el año 1953. Joaquín Seguer, vecino de Palomar, ahorraba todos los años para comprar un décimo de la lotería de Navidad en la administración de Bello, en Valencia. En esta ocasión encargó su adquisición al cura del pueblo, que compraba diez para repartir desde la iglesia. «Yo quiero el mismo número que juguéis», le dijo. Pero cuando el sacerdote fue a la administración sólo quedaban diez del mismo número, por lo que se vio en una encrucijada: o restaba uno a los que precisaba para vender y lo reservaba para Joaquín o compraba los diez planeados para sus feligreses y le compraba uno diferente al vecino de Palomar. Y así lo hizo. Le llevó el 3270. «Mira, Chimo, si te toca a ti, a nosotros, no, y al revés», bromeó el sacerdote. Joaquín lo aceptó como vino y el caprichoso giro de los acontecimientos llevó así la fortuna al vecino de Palomar con un premio gordo de Navidad.

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De esta historia es testigo una vecina de Cocentaina de 93 años, Consuelo Sellés, la nuera del agraciado. «Le tocó a mi suegro y con las 300.000 pesetas que le correspondieron le dio para mucho en esa época. Hasta nos compró la casa a mi marido y a mí en Cocentaina, un bancal y una mula para el campo».

En el inolvidable año 1953 ella tenía 27 años, dos cifras curiosamente contenidas en el número del primer premio. «Aquello nos cambió la vida», recuerda la anciana rodeada por los suyos. «Éramos jornaleros y yo tenía siete hermanos, imagínese... Hija de una mujer viuda en una época de mucha dificultad. Yo limpiaba en una fábrica de zapatos y mi marido trabajaba en el campo».

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Poco antes del sorteo de Navidad ya tenían planeada su boda. «Íbamos a casarnos y a vivir en una casa de Palomar muy humilde, pero gracias al premio de mi suegro nos pudo comprar ese hogar mejor en Cocentaina, un lujo para aquella época. Hasta teníamos muebles comprados en Valencia», rememora la mujer.

Así recuerda aquel día: «Me enteré por unas personas que habían leído la prensa que había tocado en Valencia. Entonces apareció mi novio y dijo que su padre tenía el primer premio. No nos los creíamos». La nieta de Joaquín, Chelo Seguer, tiene grabada la reflexión de su abuelo: «Aunque compréis mucho, puede tocar el que os habéis dejado. La suerte no hay que buscarla. Ella tu busca a ti».

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2005 | A. de la Asunción (Valencia)

«Gracias a ese segundo tuvimos un nuevo casal»

Mascletà de millones. El presidente de la falla 'El Cudol', las falleras mayor e infantil sostienen la página de LAS PROVINCIAS que relató su fortuna navideña en 2005 con un segundo premio. Luisma Tapia

La vida de los falleros de Montortal-Torrefiel cambió el 22 de diciembre de 2005. Fue un segundo premio de Navidad que regó de millones un barrio humilde. Quienes pagaron tres euros por las participaciones que vendía la falla acabaron con 12.000 en el bolsillo. En suma, la comisión repartió 150 millones por el barrio por obra y gracia de aquella bola inolvidable, la del 28150.

«Estuvo muy repartido. Todo el barrio tenía papeletas», rememora el presidente de la falla, Antonio de la Asunción. «Era el número de toda la vida y se sigue jugando aún. Pero nunca tocaba e incluso pensamos en cambiarlo». Hasta que tocó. Y bien tocado. Se vendieron 12.500 papeletas. Ilusión a raudales y solución a problemas en medio barrio y también fuera de él. Se vendió por Vilamarxant. Otro fallero extendió la suerte a sus familiares en Francia. Las participaciones viajaron desde el casal hasta París, Mallorca, Gijón, Barcelona, Almedíjar, Segorbe, la Facultad de Geografía e Historia...

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'El Cudol', como se conoce históricamente a esta comisión, se edificó con el dinero. Así lo explica el presidente: «Estaba previsto comprar uno nuevo antes del premio porque en el viejo no cabíamos. La suerte nos permitió abordar la operación con gran tranquilidad y acondicionar e insonorizar la nueva sede. También nos dio la oportunidad de mantener el casal viejo para oficinas y almacén». Y la fama persiste: «Todavía viene gente todos los años a comprar papeletas del número».

2009 | Lucía Toledo (Vall d'Uixó)

«El número 13 nos cambió la vida y ya van tres premios en diez años»

Lucía Toledo, de la Vall d'Uixó, nació el 13 de abril de 1991. Su santo es el 13 de diciembre. Tomó la primera comunión el 13 de mayo y le bautizaron un día 13. «Al final mi abuela Chari pensó: esto es mucha casualidad, vamos a jugar a la terminación 13». La decisión ha colmado a su familia con un cuarto premio de Navidad, un primero de sorteo ordinario y un cuponazo. «El 13 nos cambió la vida y ya van tres premios».

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La tradición familiar era viajar todos los lunes desde el pueblo, pasear por Valencia y visitar la administración de Santa Catalina para comprar dos números, el 29013 y el 17413. «Abonados para todo el año desde hará más de 15. Para los jueves, los sábados, Navidad y Reyes».

Hace diez años, un cuarto de Navidad. Fue gracias al 29013. El décimo les reportó 30.000 euros. Así recuerda el día: «Estaba trabajando en mi cafetería. Salí corriendo a buscar a mi familia. Se me calaba el coche, no podía manejarlo de la emoción… El dinero sirvió para pagar deudas. Eran los años de la crisis».

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Cinco años después el 13 recompensó a Lucía con 30.000 euros. Cuponazo. «A las dos de la mañana me llamó mi madre y dijo: comprueba el número porque lo que estoy viendo en la pantalla no es normal. Otro 13 con premio». Y hace tres años, más fortuna con un sorteo de sábado de Lotería Nacional. Con el 17413 llovieron 60.000 euros. «Con lo ganado he podido pagar parte de mi casa en Huelva, donde vivo con mi novio. Parte de nuestra suerte esta en este hogar».

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