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A. Talavera
Algemesí
Miércoles, 6 de noviembre 2024, 00:52
El río Magro sumió en la mayor de las tragedias la ciudad de Algemesí hace una semana. Siete días después la destrucción sigue estando presente en cada calle. Los trabajos de limpieza y retirada de escombros avanzan muy poco a poco y la mayor diferencia desde el inicio de la tragedia es la cantidad de gente, llegada de todas partes de la Comunitat y de España, que recorre las calles para intentar borrar el recuerdo de la devastación.
Una de las zonas que más afectadas de esta población es el barrio del Raval, donde el fango se acumula en montañas de varios metros de altura e incluso los muros de algunas casas han cedido a la voracidad del agua.
En esta área donde residen muchas familias humildes y vulnerables la ayuda ha tardado en llegar. Así lo denuncian sus vecinos. «Aquí no ha venido nadie, lo único los voluntarios, que les estamos muy agradecidos», comenta Amparo, una vecina del Raval que el día de la inundación tuvo que pasar la noche en la terraza junto a su marido y sus tres hijas pequeñas ya que el agua llegó al primer piso de la vivienda.
El rastro se puede observar en los escalones de su casa y en todo lo que antes era su cocina, reformada hacía un año, y que ahora es sólo un montón de madera que se está pudriendo por el barro y la humedad.
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La imagen de soledad de los primeros días en este barrio ha cambiado gracias a la llegada de cientos de voluntarios que desde hace un par de jornadas cruzan las vías y llegan para ayudar a estos vecinos.
Muchos de ellos no saben dónde acudir y Carlos, un vecino de Algemesí, los intenta organizar. «Yo vine porque un amigo de aquí me dijo que estaban abandonados. Ahora intento distribuir a la gente porque hay muchas cosas que hacer en otros puntos del barrio», explica mientras dirige a un grupo de jóvenes hacia el área industrial del Raval.
Allí la imagen no es muy diferente. Destrucción en cada una de las naves industriales que hasta hace una semana albergaban centenares de trabajadores. Ahora, estos se dedican a sacar a la calle todo el material inservible.
«El agua subió más de 1,60 metros y reventó las puertas. Luego entraron a robar. No sé todavía a cuánto ascenderán las perdidas pero pueden ser millones», apunta Mapi, responsable de una empresa de suministros de fontanería.
Al igual que el resto de vecinos del Raval comenta que «lo único que vemos aquí son voluntarios y lo que se necesita son máquinas que retiren todo el fango y la basura».
Éste es el sentir general también en el casco urbano, la falta de palas y camiones que se lleven todos los escombros que se han sacado a las calles. Escombros que se unen a la basura orgánica generando un caldo de cultivo para enfermedades.
Algunas avenidas principales se han despejado pero son muchas las calles que están intransitables a causa de los residuos y de los montones de barro que se han ido acumulando para dejar el paso en el centro de la vía.
Las primeras colas para presentar documentación ante los seguros se han visto ya frente al ayuntamiento de Algemesí. El Consistorio ha habilitado una oficina para ayudar a los afectados a rellenar y realizar estos trámites necesarios para conseguir una compensación por las pérdidas. «En mi casa hemos perdido dos coches y mi cuñada, otros dos», comenta una mujer que al igual que la mayoría de vecinos el agua les ha dejado sin vehículos.
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