MAR GUADALAJARA
Valencia
Miércoles, 21 de noviembre 2018, 15:17
El domingo 17 de junio de este año llegaron al puerto de Valencia 630 personas a bordo de la embarcación Aquarius, 90 de ellos fueron trasladados a Alicante y el resto fueron atendidos en el Complejo Socio Educativo de Cheste. Allí fue donde se desplazaron los profesionales a los que hoy se les ha reconocido la labor de atención que realizaron por estas personas en un acto en el Hospital de Manises.
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El doctor Chimo Casanova, Responsable de Continuidad Asistencial del departamento de Atención Primaria de Manises, explica cómo vivieron la noticia: «a mí me citaron a las nueve y media de la mañana y a las once ya estaba preparado, no falló nadie, nos avisaron el jueves y el viernes todos estábamos allí para ayudar».
Los 53 profesionales sanitarios recuerdan cómo tuvieron que instalarse en casetas, sin las herramientas y facilidades de las que habitualmente disponen en los centros y hospitales, «no teníamos ni internet para conectar los ordenadores», añade Casanova.
El domingo llegaron y durante las 17 primeras horas las labores se centraron en desembarcar a las personas, reconocerlas, darles una identidad y un destino, un primer dispositivo en el que participaron muchos voluntarios tanto del ámbito sanitario como de organizaciones y población civil. A su llegada los vecinos les ofrecían comida, ropa e incluso dinero. Después se procedió a su atención sanitaria. «Cuando te dicen que vas a tener que atender a este volumen de personas sin saber ni en qué condiciones vienen, da un poco de vértigo y apuro, porque tampoco cuentas con todas las facilidades que tienes en los centros», explica Mercedes Fernández, Directora de Atención primaria del Departamento de Salud de Manises quien estuvo coordinando a los profesionales y atendiendo a cada uno de los inmigrantes. Al principio, reconoce que, «no éramos conscientes, actuamos como profesionales pero no nos habíamos parado a pensar lo que suponía para ellos esa ayuda, lo que podíamos aportar con nuestro esfuerzo y la tranquilidad que les estábamos dando».
«Humano» es como describe el trabajo que hicieron cada uno de los voluntarios que participó y aportó su conocimiento en la atención de estas personas, así lo expresa Fernandez. «Había gente que la veías bien que aguantaba emocionalmente y había otras personas que contaban historias muy duras, enseguida lo notabas, querían comunicarse con nosotros y gracias a los traductores se pudo hacer un mejor trabajo», asegura la doctora, quien recuerda que, «solo con la mirada te daban las gracias».
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