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Senderismo. Mercedes Quilis, en una de las rutas. lp
Rescates que salvan vidas

Rescates que salvan vidas

Bomberos, Salvamento Marítimo y Guardia Civil atienden a diario alertas de usuarios del medio natural frente a la amenaza de los recortes | El boom de los deportes acuáticos y de montaña junto con la falta de experiencia de los aficionados dispara las actuaciones de los servicios de Emergencias

DANIEL GUINDO

Domingo, 17 de noviembre 2019, 20:17

«Antes la gente no practicaba tantas actividades en el medio natural como la escalada, el running o el senderismo. Pero hoy acuden a un centro comercial, se compran el material, leen en redes sociales que algún conocido ha colgado una ruta y salen a la sierra». Salvador Luque es el sargento jefe del grupo de rescate del Consorcio Provincial de Bomberos de Alicante y alerta de que, en la actualidad, «hay muchísimos accidentes por parte de personas autodidactas que se alimentan de internet y no pasan el filtro de la experiencia». El boom de los deportes al aire libre, la facilidad para adquirir los equipos necesarios y la falta de preparación explican el progresivo aumento de los servicios de emergencias. «Cada vez sale más gente a la montaña por la facilidad de acceso al material deportivo, pero es gente sin experiencia», agrega Germán Borrás, integrante del grupo de rescate en altura del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia. Sin embargo, y para todos ellos, las actuaciones de los servicios de Emergencias se antojan claves en la mayor parte de las operaciones, en la que su labor logra, al fin y al cabo, salvar vidas.

La diversidad de cuerpos que participan en estas actuaciones (bomberos, Salvamento Marítimo, Guardia Civil, medios locales...) hace difícil poner cifras en común, pero todo señala hacia un repunte. En el caso de la provincia de Valencia, los bomberos participaron el pasado año en 234 rescates; frente a los 133 de 2017 y los 129 del ejercicio anterior. Este año, hasta octubre, ya se han llevado a cabo 177 rescates en montaña y sólo en verano se movilizaron hasta en medio centenar de ocasiones. En esta línea, desde el servicio autonómico de Emergencias precisaron que el total de rescates realizados con los helicópteros de la Generalitat y el del Consorcio de Bomberos de Alicante asciende este año a 145, a los que hay que sumar otros 18 servicios de búsqueda de personas extraviadas o desaparecidas. Los profesionales de la base valenciana de Salvamento Marítimo también han participado en el último año en unos 120 rescates que han precisado que se movilizara el helicóptero, mientras que los especialistas del Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil auxiliaron a 56 personas en tierras valencianas entre 2017 y 2018, casi el doble de rescatados que en los cuatro años anteriores, según las cifras que maneja el comité de seguridad de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada.

Al respecto, la Comunitat registró la pasada semana uno de los rescates más multitudinarios de los últimos años, cuando los efectivos de Salvamento Marítimo lograron auxiliar a 22 personas atrapadas en una cueva de Xàbia. El viento y el oleaje obligó a estos aficionados al paddle surf a refugiarse allí hasta la llegada del helicóptero de la entidad estatal. Sin embargo, y como ya ha recogido este diario, el organismo ha previsto reducir el personal de la base valenciana y modificar su configuración, lo que se traducirá, según advierten desde el comité de trabajadores, que los tiempos de respuesta se incrementen de 15 a 45 minutos de media; situación que ha activado una campaña de pescadores y aficionados a la náutica en contra del recorte previsto. Además de intentar frenar este tipo de decisiones, que lastran el trabajo de los profesionales, la prevención entre los aficionados supone uno de los puntos en los que los especialistas más inciden. Sobre ello, el director de la Escuela Valenciana de Alta Montaña, José Ignacio Amat, incide en la importancia de la formación, con la que se consigue «cuándo y cómo ir a determinados sitios». Por tanto, en la citada escuela «nos centramos en el desarrollo de formaciones efectivas para que la gente sepa tomar decisiones seguras adaptadas a cualquier deportista que se acerque a la montaña», agregó. Al respecto, ejemplificó que, si hay activada una alerta por viento o por lluvia, «la gente no puede salir a meterse en un barranco o a hacer surf».

En esta línea, desde el citado comité de seguridad de la federación puntualizan que no sólo es necesario fijarse en la causa directa que ha propiciado una situación que requiere un rescate -como, por ejemplo, un resbalón que provoca una lesión a un senderista-. «Hay que mirar hacia atrás y analizar las cuestiones que influyen en que una actividad puede ir mal», resumieron. Falta de nivel técnico y/o de preparación física, sobreestimar las posibilidad reales de acometer la actividad o una deficiente planificación son las más relevantes.

Además, las administraciones autonómica y estatal cuentan con herramientas -al parecer, no del todo efectivas- para tratar de sancionar las imprudencias o negligencias fruto de las cuales se requiere la actuación de los equipos de rescate. En concreto, a nivel provincial, las diputaciones cuentan con ordenanzas que regulan las tasas aplicables en cada intervención, y que podrían ser repercutidas a los rescatados, mientras que la Ley 13/2010, de 23 de noviembre, de Protección Civil y Gestión de Emergencias recoge como infracciones graves «realizar actos negligentes o contrarios a las recomendaciones e instrucciones de las consellerias competentes en materia de protección civil y en materia de medio ambiente, que provoquen la movilización necesaria de recursos de los servicios esenciales de intervención»; actuaciones que pueden sancionarse con multas de entre 6.001 y 150.000 euros. Además, en estos casos, «los infractores deberán abonar como indemnización por daños y perjuicios el coste que haya supuesto la movilización de los recursos de los servicios esenciales de intervención».

Según fuentes jurídicas de la citada federación, los motivos en los que se puede apoyar la Administración para achacar una conducta imprudente o negligente es que la actividad se lleve a cabo en una zona peligrosa (por ejemplo, si las condiciones meteorológicas elevan el riesgo); que los usuarios no cuenten con el equipo adecuado o que se solicite el servicio de los rescatadores sin motivos justificados. La subjetividad a la hora de interpretar estos supuestos y el atasco administrativo que generarían los recursos de los afectados hacen que en la inmensa mayoría de los rescates ni se repercuta el coste ni se sancione a los implicados.

Pese a ello, estos expertos apuntan que han detectado que algunos usuarios que requieren la ayuda de los servicios de Emergencias retrasan el aviso por el temor a que les pueda suponer un coste económico, por lo que tratan de solucionar la situación con sus propios medios. «Lo que consiguen es agravar la lesión que presenten y demorar el rescate hasta que se hace de noche, lo que complica el rescate», lamentaron.

Germán Borrás.

Germán Borrás. Grupo de rescate en altura de los Bomberos de Valencia

«Sacamos a una persona de más de 200 kilos»

Germán lleva unos cinco años desarrollando tareas de rescate y entre los servicios prestados recuerda uno registrado en las últimas inundaciones de la zona de Ontinyent. «El agua atrapó a una persona de más de 200 kilos en una casa de campo. Tuvimos que utilizar el helicóptero pero no podíamos acompañar a la víctima en la subida por el peso», relata. Sin embargo, apunta que los servicios más habituales suelen ser de senderistas que se extravían en la montaña, «se han quedado sin agua, sufren alguna lesión o un golpe de calor». Pese a ello, la presencia del helicóptero suele ser habitual y en muchas ocasiones vital. «Una extracción andando se demora mucho porque mover una camilla en la montaña es cansado y lento, por lo que intentamos que la mayoría se haga en helicóptero». Este especialista aconseja que los excursionistas se provean siempre de agua, alimento y ropa adecuada; y si es posible hasta de una manta térmica, un gps y un teléfono móvil con batería. Recuerda también que los rescates no se repercuten a los afectados, y lamenta que en ocasiones se demoren las llamadas de auxilio por el temor a este coste.

Mercedes Quilis. Aficionada al senderismo y vecina de Torrent

«Estos especialistas se juegan la vida por nosotros»

«Formo parte de un grupo de senderismo y en una ruta por Gestalgar empecé a sentirme cansada. Andé diez metros y me desplomé, el pulso se me vino abajo, no tenía fuerzas... Mis compañeros llamaron al 112», relata Mercedes, una persona rescatada. «Vino la Guardia Civil y los bomberos, personas extraordinarias con una humanidad tremenda, estoy súper agradecida», resalta. Esta aficionada al senderismo recuerda que un bombero «me puso un arnés compartido con él, me abracé a él y me vi en el aire. Recuerdo dar muchas vueltas sobre mí misma». Posteriormente, Mercedes fue trasladada a un campo de fútbol cercano donde le esperaba una ambulancia «con unos médicos estupendos, que me llevaron al centro de salud de Pedralba. Había sido un golpe de calor, me estabilizaron y me hidrataron», agrega. «Estos especialistas se juegan la vida por nosotros».

Vídeo. Rescate de la senderista en Gestalgar.

Salvador Luque. Sargento jefe del grupo de rescate de Bomberos de Alicante

«Unos compañeros estuvieron 44 horas en un rescate»

Con 38 años de experiencia, Salvador es una de las referencias valencianas en las tareas de rescate. Resalta la explosión de actividades al aire libre registrada en los últimos años, lo que ha venido acompañado de un importante repunte de los rescates efectuados, especialmente de personas poco preparadas y sin demasiada experiencia. Recuerda también cómo en 2004, «en el puente de la Purísima, estábamos buscando a cuatro personas en un barranco que había registrado una crecida de agua en la zona de la Vall d'Ebo. Hubo rescatadores que estuvieron 44 horas seguidas en el lugar y apenas pudieron dormir tres horas en un coche. Esto hizo que nos planteásemos la necesidad de tener mayor formación para trabajar con más seguridad y ser más eficientes. Y de ahí surgió el grupo de rescate». En la actualidad, «disponemos de un helicóptero que nos permite atender cualquier llamada y en un plazo máximo de 30 minutos la víctima está siendo atendida». Anima a los afectados a llamar siempre al 112, desde donde se coordinan los recursos, y apunta que «la mejor recompensa es que alguien te reconozca por la calle, y te dé un abrazo y las gracias por salvarle».

Salvador Luque.

Alfredo. Padre de uno de los tres menores rescatados en Benicàssim

«El operativo fue muy profesional, estoy muy agradecido»

Durante una escapada estival, el hijo de Alfredo y tres amigos, de entre 14 y 15 años, «salieron en bicicleta a dar una vuelta por la Vía Verde entre Benicàssim y Oropesa y, sin nosotros saber nada, pararon en una zona de rocas y acantilados, donde se dedicaron a saltar al agua. Empezó a oscurecer y subía la marea, por lo que tenían problemas para salir de allí. Uno de los chicos consiguió salir y llamar al 112 y a nosotros. Súper rápido y sin saber muy bien dónde estaban acudimos al lugar donde estaba la Guardia Civil y los bomberos. Una moto acuática y un barco de Salvamento Marítimo trataban de llegar a ellos, que se habían podido subir a una roca plana, pero no pudieron. Al final los rescató el helicóptero», relata. «El trato de los especialistas fue exquisito, muy profesional, y el operativo muy bien coordinado, estoy muy agradecido».

Vídeo. Rescate de los tres menores en Benicàssim. LP

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