-RWfnMyDnBb0OUTn9QAe6JcL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Un brote de sarna mantiene en alerta a tres instituciones. Por un lado, la Conselleria de Sanidad. Fuentes de la Generalitat contabilizan ocho jóvenes ... estudiantes contagiados en las últimas semanas. Por otro, la dirección de la residencia Galileo Galilei, foco del problema sanitario. Y, por último, la Universidad Politécnica de Valencia que alberga en su complejo las dependencias destinadas al alojamiento del alumnado. La mayor parte de los internos, de hecho, estudian en la UPV.
Sanidad es la que más información aporta acerca del desarrollo de la emergencia. El departamento ha recibido información de la residencia de que se procedía a ejecutar la limpieza del centro de acuerdo a los parámetros facilitados por los expertos sanitarios para atajar la incidencia.
Además, confían en que el cierre de las instalaciones -los alumnos se han marchado de vacaciones de Navidad- permita terminar con el problema. El ácaro que causa la infección sólo puede mantenerse con vida fuera del huésped unos cuatro días. Por eso, el hecho de que las dependencias se mantengan cerradas invitan a un desenlace positivo. En cualquier caso, desde Sanidad siguen la evolución del brote al milímetro. Las autoridades ya han adelantado que se hará seguimiento si se detectan nuevos casos con el regreso de los estudiantes. El próximo día 7 se reanudan las clases.
La sarna no es una enfermedad de declaración obligatoria si se registran casos aislados. No obstante, si se dan al menos dos supuestos con una relación de convivencia, tal y como ha ocurrido en la residencia, se considera un brote. Entonces, la comunicación a la conselleria resulta obligatoria.
En la residencia, en cambio, se impone el silencio. LAS PROVINCIAS contactó este martes con las instalaciones donde sólo el personal de seguridad se mantiene en las dependencias. La persona que atendió el teléfono desconocía -o no quiso confirmarlo- si el centro abrirá sus puertas con normalidad. La coordinador académica del colegio mayor, por su parte, tampoco ha ofrecido una versión oficial. Las llamadas a su número no ofrecen respuesta, mientras en su correo electrónico ha instalado una respuesta automática en la que anuncia sus vacaciones desde el 24 de diciembre al 3 de enero. Ha sido ella la que se ha encargado de informar a las familias sobre los protocolos seguidos por el centro.
La UPV, por su parte, quiso mandar un mensaje de cautela acerca de la escasa gravedad de la enfermedad. Una portavoz oficial trató sin éxito este martes de conseguir información acerca de si la institución académica ha contactado con la residencia o va a exigir unas medidas extra a los alumnos que pernocten en el colegio mayor. El último día del año no es lectivo en la universidad. De ahí quizá la dificultad de ofrecer una respuesta.
Las familias de los alumnos están inquietas. No sólo por el brote sino porque la situación se prolonga ya meses. De hecho, los informes que manejan desde la Conselleria de Sanidad apuntan a que el comienzo de este episodio pudo darse durante las Navidades del año pasado. Algunos de los casos notificados entonces habrían sufrido un repunte tras el verano, con la llegada del nuevo curso universitario. La persistencia de los casos lleva a pensar, siempre siguiendo el relato de las familias, que no se está actuando de la manera más eficiente posible.
Salud Pública ha detectado 8 casos en la residencia en cuestión desde el pasado 18 de diciembre, es decir, casi una semana antes del cierre de las instalaciones. Entre las recomendaciones de Salud Pública, efectuadas ya en octubre, se encontraban el lavado de la ropa personal, cama y toallas a una alta temperatura, de entre 60 y 75 grados, para luego secarlas con aire caliente o planchado, introducir todos los objetos no lavables pertenecientes a los afectados en bolsas de plástico que tenían que permanecer cerradas herméticamente, al menos, durante 72 horas, y que los acaricidas tanto en polvo como en aerosol se debían reservar para materiales que no pudieran ser lavados ni planchados.
Desde la conselleria recalcaron que las medidas tenían que aplicarse tanto a los residentes afectados como a sus contactos cercanos y se tenían que llevar a cabo tanto en zonas comunes del complejo como en habitaciones privadas.
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