Unos bomberos actúan en un incendio de vegetación. Damián Torrers

Las restricciones en el monte reducen a la mitad los incendios forestales causados por negligencias

La prohibición de quemas agrícolas o el endurecimiento para hacer fuego disminuyen los siniestros por imprudencia

Juan Sanchis

Valencia

Miércoles, 3 de julio 2024, 00:07

Las escasas lluvias de este año hidrológico y la falta de gestión forestal en los montes valencianos hace temer que este verano sea especialmente complicado. La acumulación de masa forestal y seca favorecer la rápida expansión de las llamas en el caso de un incendio forestal ... .

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Y es que el año ha comenzado con una tendencia al alza en el número de incendios en la Comunitat, una tónica que se mantiene en mayo, último sobre el que hay datos publicados. En los primeros cinco meses de 2024 se han contabilizado 270 incendios forestales. Hay que retrotraerse a 2014 para encontrar una cifra superior en el periodo comprendido entre enero y mayo (281). Son valores que se sitúan por encima de la media del periodo que alcanza los 138. Es un inicio de año especialmente preocupante y que puede ser un avance de lo que espera este verano. Aunque, a diferencia del año pasado, no ha habido ningún gran incendio forestal.

Estos incendios han quemado hasta mayo 1.066 hectáreas (170 de cañar, 753 de otras rasas y 143 de superficie arbolada), una cifra que se sitúa por encima de la media anual de la última década (758,71).

El año pasado se contabilizaron 3.659 hectáreas quemadas pero hay que tener en cuenta que en 2023 se produjo el incendio de Villanueva de Viver y sólo él arrasó casi tres mil hectáreas. La provincia en la que se han producido un mayor número de siniestros en estos primeros meses ha sido Valencia con 173, seguida por Alicante con 56 y Castellón (41).

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Además, mayo ha sido el mes que más incendios ha acumulado durante estos primeros meses con 67, apenas dos más que en marzo cuando se contabilizaron 65.

La situación del monte provocó que la Conselleria de Interior adelantara la orden de la prohibición de quemas agrícolas al 15 de abril cuando habitualmente entra en vigor a mediados de junio. El veto permanecerá hasta el próximo 15 de octubre si las condiciones meteorológicas no cambian. Hay que tener en cuenta que hasta ese momento (mediados de abril) se habían producido numerosos incendios vinculados a esta práctica e incluso en uno de ellos llegó a fallecer una persona en Bocairent.

Esta prohibición parece haber sido efectiva. La estadística de mayo, primer mes completo con la prohibición en vigor, muestra un fuerte descenso de los incendios provocados por negligencias, entre los que se encuadra el de causados por quemas agrícolas. En marzo, en cambio, se contabilizaron 65 incendios forestales. Se trata de una cifra muy elevada para el tercer mes del año y basta compararlo con 2023 cuando en este mismo mes se contabilizaron 46 siniestros.

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Pero el dato más significativo es que en marzo se han contabilizado una veintena de incendios forestales provocados por una negligencia, una cifra que baja a diez (un 50% menos) en mayo. El número total de siniestros contabilizados en mayo se eleva a 67, muy por encima de los 49 contabilizados en el mismo mes del año anterior, aunque la superficie quemada es inferior a la media del decenio.

En el mes de mayo se han detectado en la Comunitat trece incendios por la caída de un rayo, 26 de ellos lo lo fueron por causas intencionadas, diez por una negligencia, dos por causas desconocidas, cinco por otras y once que se encuentran en investigación.

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El perfil es claramente diferente al de marzo cuando sólo hubo un incendio provocado por la caída de un rayo, veinte fueron intencionados, otros veinte lo fueron por una negligencia (entre los que se incluyen las quemas agrícolas), cuatro fueron por razón desconocida, seis por otras causas y 16 se encuentran en investigación.

Las medidas adoptadas por el Consell para hacer frente al riesgo de incendios forestales no se han limitado a la prohibición de quemas agrícolas. Otra es el cierre de una veintena de áreas recreativas. Estas zonas son lugares de acampada, de campamentos, merenderos, espacios para comer en medio de la naturaleza y están a cargo de la Conselleria de Medio Ambiente. El informe que avala el cierre señala que ante la extrema sequía, los técnicos de sanidad forestal «están recibiendo numeroso avisos de árboles secos prácticamente en todo el territorio autonómico». También indica que «esta situación sugiere la adopción de medidas destinadas a tratar de minimizar los riesgos tanto de un posible inicio de incendio forestal, como de una posible evacuación en caso de que se produzca un incendio».

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Esta última medida se ha tomado expresamente para los meses de julio y agosto, que son en los que existe un mayor riesgo de que se produzcan incendios forestales.

En este inicio de año 2024, los incendios intencionados han quemado 250,7 hectáreas lo que suponen el 24% de la superficie afectada (el 43% en marzo) y las negligencias han afectado a 722 hectáreas, el 68% de la superficie total incendiada.

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Los incendios por causa desconocida han afectado a 25 hectáreas (2% del total). Otras causas desconocidas han provocado que se quemen 52 hectáreas y las que están en investigación han afectado a 14,41.

Lo que los datos nos dicen que el inicio de este año ha sido especialmente trágico, sobre todo en el número de incendios contabilizados. En cuanto a la superficie quemada, el 2023 fue peor en estos primeros meses motivado por el siniestro de Villanueva de Viver que provocó la quema de 3.599 hectáreas. Este fuego evidenció que los grandes incendios ya no son sólo cosa del verano y que se pueden producir en cualquier momento del año. Afortunadamente en estos primeros cinco meses de 2024 no ha habido que lamentar ningún gran siniestro (los que superan las 500 hectáreas quemadas) como sí ocurrió el año pasado.

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En cualquier caso, la tendencia parece deslizarse hacia una desestacionalización de los incendios como consecuencia del cambio climático. Basta comprobar que los tres grandes siniestros de 2023 se registraron fuera del verano: al principio de la primavera tuvieron lugar los de Villanueva de Viver y el de Tàrbena, y en mitad del otoño, el de Montitxelvo, los tres después de anómalos periodos muy secos y muy cálidos con escasa precipitación y elevadas temperaturas.

En cualquier caso, el verano se ve con especial preocupación. Las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apuntan a que será una estación más cálida y seca de lo habitual con escasas precipitaciones que permitan humedecer el reseco estado del monte. El terreno está abonado para que se produzcan incendios que superen las 500 hectáreas quemadas.

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