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El desafío de formar una familia en solitario

La Comunitat registra más de 200.000 hogares que están sustentados por los ingresos económicos de un único adulto

Pablo Alcaraz

Lunes, 23 de octubre 2023, 00:21

Los cambios en los tipos de familia existentes en la actualidad han normalizado el hecho de que haya cada vez más familias monoparentales, es decir, ... aquellos núcleos familiares formadas por un solo padre o una sola madre y su descendencia. La Comunitat contabiliza más de 200.000 hogares con un solo responsable al frente, de las cuales 86.000 son por viudedad y solo 20.000 poseen el título acreditativo, según los cálculos de Monofamilias, la asociación de Familias Monoparentales de la Comunitat Valenciana. La entidad publicó el primer estudio de este tipo de unidades familiares en el que se expuso el perfil mayoritario de cabeza de familia es el de una mujer de unos 43 años de edad y que suelen tener un solo hijo.

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Ainhoa Navarro siempre ha tenido claro que quería ser madre. Cuando cumplió 38 años, y tras haber dejado atrás una larga relación sentimental, decidió dejar atrás los miedos y cumplir su sueño con el apoyo de su madre. La infertilidad fue la primera piedra en el camino de su embarazo. Sin embargo, después de tres años y siete tratamientos, dio a luz a su hija a la que define como «mi milagro». «Es un proceso muy duro a nivel físico, mental y económico porque lo recorres sola», relata Ainhoa, «pero ahora digo que valió la pena», asegura.

Ainhoa Navarro. LP

El drama se apoderó de la vida de esta auxiliar de enfermería al tener que lidiar con horarios laborales que le impedían estar con su hija durante el periodo lactante. Ainhoa recuerda que las noches en las que no podía estar con la pequeña eran muy duras. Después de que sus superiores desoyeran las peticiones de cambio de turno, decidió acudir a los tribunales y ganó la causa.

Ainhoa está jubilada por las secuelas que le dejó su lucha contra un cáncer de mama al que se tuvo que enfrentar en plena pandemia y con una niña de apenas tres años. Esta madre reconoce que en el momento en el que le diagnosticaron la enfermedad, en la última persona en la que pensó fue en ella misma. Sus pensamientos estaban con la pequeña de la que confiesa haber aprendido durante el año que tuvo que estar encerrada en su casa sin salir hasta la llegada de la vacuna contra el covid. «Vivió cosas que ningún niño tiene que ver a esa edad», comenta. A día de hoy, vive con una pensión de 700 euros al mes, una cifra casi idéntica a la que paga de alquiler, y no percibe ninguna otra ayuda. En su momento pidió el ingreso mínimo vital, pero la Administración se lo denegó.

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María José Montalva es familia numerosa monoparental desde el fallecimiento de su marido en un accidente de tráfico hace 20 años. De la noche a la mañana tuvo que convertirse en madre y padre de dos niños y dos niñas de entre tres y ocho años de edad. Ella misma confiesa que le faltaban horas y que cuando se ponía enferma se medicaba con sus conocimientos de farmacia porque no podía ir al hospital y dejar solos a sus hijos. «Había días en los que no hablaba con un adulto hasta la noche cuando llamaba a alguien por teléfono», relata la madre. María José también superó un cáncer y afirma que sus hijos tuvieron un papel fundamental a la hora de sacar adelante el tratamiento. «Mis cuatro hijos me dedicaban los regalos que hacían en el cole para celebrar el Día del Padre», los pequeños sabían que María José era su figura materna y paterna por igual.

María José Montalva. LP

La clave para esta madre monoparental está en «la perseverancia y la responsabilidad». También influye de manera positiva tener un círculo familiar, escolar y de amistades que arrimen el hombro cuando las instituciones miran hacia otro lado. María José siempre ha tratado de devolver el apoyo recibido en los momentos duros. Solo ha recibido la pensión de viudedad de 400 euros y sus hijos la de orfandad, pero nunca han sido becados. Esta madre opina que hay que apostar más en materia emocional porque muchas veces «la gente solo necesita hablar».

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Ana Mansergas tuvo una hija con su exnovio con el que todavía mantiene el contacto porque «ya no somos pareja, pero sí familia». A los 42 años decidió ser madre monoparental para no crear un trauma entre sus hijas por la ausencia del primer padre. Ana tuvo dos mellizas cuando en un principio solo iba a ser una niña. Ahora es madre de una familia numerosa monoparental y se dedica a la producción de eventos y proyectos enfocados en el tercer sector como la escuela One Day Yes, afincada en la ciudad keniata de Lamu. «No se puede generar una desigualdad por la elección de tener hijos sola», dice Ana en defensa de la equiparación entre los recursos destinados a las familias numerosas y las monoparentales. Según esta madre, la crianza de sus hijas le ocupa las 24 horas del día y se ve obligada a recurrir a su entorno familiar o a contratar a alguien para que se haga cargo de las pequeñas mientras ella trabaja. «Subsistimos con un único ingreso repartido entre cuatro personas», denuncia Ana.

Ana Mansergas. LP

Padre monoparental

Vicente Moros es consciente de que es una excepción a la regla. Es periodista titulado y en la actualidad trabaja para una ONG de personas mayores, aunque empezó a colaborar con el tercer sector en 1998. Desde que era adolescente tenía claro su deseo de adoptar y en 2004, con 33 años, inició los trámites para convertirse en padre monoparental. «La Administración no ayudó nada», cuenta este padre que estaba en la lista de adopción internacional y en la que llegó a personarse en Cabo Verde para agilizar el procedimiento hasta que se dio de bruces con la legislación. La odisea de su paternidad terminó cuatro años más tarde cuando le llegó la oportunidad de acoger a un niño asturiano que había sido operado de urgencia a los tres días de nacer por una cardiopatía congénita.

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Vicente Moros. LP

Cuando se formalizó su adopción, Vicente fue a la Seguridad Social a darse de baja por maternidad monoparental. En aquellos tiempos, los permisos de las madres eran bastante superiores a los de los padres puesto que se repartían en cuatro meses para ella y quince días para él. «Tuve que pelear, pero al final me concedieron la baja de cuatro meses», asegura este padre. Vicente ha tenido que 'rebelarse' en algunas ocasiones porque los cambiadores de pañales estaban situados en los aseos femeninos, a los que él no tenía acceso.

Beatriz Navarro es la presidenta de Monofamilias y durante una temporada estuvo en situación de monoparentalidad hace una década, «cuando parecía estar mal visto ser padre o madre en solitario». Por lo tanto, habla con conocimiento de causa de la dificultad que supone estar con sus cuatro hijas todos los días a todas horas, educarlas sola y hacer lo imposible por lidiar con horarios inconciliables. «Los hijos de familias monoparentales maduran antes porque tienen más responsabilidades desde pequeños», reflexiona Beatriz.

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Beatriz Navarro. LP

La asociación de Familias Monoparentales de la Comunitat Valenciana se encarga de mantener reuniones con empresas, partidos políticos e instituciones para visibilizar las reivindicaciones de esta modalidad de familia no tradicional. Las becas para comedores y actividades extraescolares, las ayudas directas a la conciliación laboral y familiar y la formación del personal de los servicios sociales son algunas de sus principales exigencias. «Peleamos por una ley que recoja nuestras necesidades», sentencia la presidenta. Saben que siguen siendo una minoría, pero poco a poco más visible aunque recuerdan que «todavía queda mucho camino por recorrer».

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