Los retos del Consell para 2019

Las listas de espera fue uno de los principales caballos de batalla del tripartito, pero la hoy consellera de Sanidad -tras la accidentada marcha de Carmen Montón- ha visto cómo las demoras sanitarias y la cifra de pacientes sin intervenir ha aumentado. La número dos del Consell y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas se marcó a fuego el reto de cerrar la legislatura sin atasco de dependientes por atender. No lo ha logrado, y los afectados a la espera de ayuda son hoy más de 22.000, tras cinco meses seguidos de aumento de las cifras de expedientes por resolver. La promesa de acabar bajo el primer mandato del tripartito fue otro de los azucarillos electorales que se diluyó al instante en contacto con el agua de la realidad.

Aunque con una indudable inversión en infraestructuras educativas, el conseller ha tenido que cambiar el paso de su promesa electoral para afirmar ahora que todos los centros escolares hoy íntegramente en barracones estarán en obras (o a punto) antes de que acabe la legislatura. El eterno problema del agua, con la sequía que ahoga a Alicante y que supone una cuestión de incomodo tira y afloja entre dos ejecutivos socialistas a nivel autonómico y estatal; el siempre acuciante problema de los incendios, tras el infierno que quemó este año 3.000 hectáreas en Llutxent y puso en solfa la política de prevención de incendios en el monte valenciano; juzgados que sufren caída de cascotes o comisarías que almacenan expedientes policiales en el garaje, con Zapadores como gran garbanzo negro al que el ministro Grande-Marlaska ha prometido poner solución, bajo riesgo de convertirse en otro ministro del Interior, sea cual sea su signo político, que incumple la promesa de reforma; el plan de Cercanías que ve como 2019 se convierte en un año clave para materializar licitaciones o adjudicaciones, so pena de pasar otro año en vía muerta, como el que ahora se cierra... Con la campana electoral del último domingo de mayo, línea de meta para la continuidad del tripartito o el cambio de signo del Consell, las asignaturas pendientes de la Generalitat se convierten casi en un cristal ambivalente, como una espada de doble filo: promesas incumplidas a juzgar por los votantes o retos a acelerar en los primeros compases del año para colgarse una lustrosa medalla en el 'haber' de la cita con las urnas.

Educación, Sanidad e Igualdad y Políticas Inclusivas, las tres grandes consellerias (juntas concentran más del 60% del presupuesto pactado por PSPV, Compromís y Podemos para 2019), vuelven a reunir los principales puntos de fricción (y al mismo tiempo atractivo) ante las elecciones de mayo. Para el conseller Vicent Marzà, la renovación de los conciertos de Primaria, cuyo procedimiento se iniciará el mes que viene, será uno de los asuntos más espinosos. Su resolución puede llegar a solaparse con plena campaña electoral y el primer arreglo escolar del Botánico (con rectificación incluida) levantó más de una ampolla en algunos sectores educativos. Acabar con la penuria que sufren muchos centros de educación especial, y sobre todo los niños a los que asisten, por la falta de profesores para cubrir sustituciones, se antoja vital para que los menores reciban la atención que merecen. Evitar que los impagos a profesores vuelvan a repetirse, materializar el convenio colectivo del personal universitario o lidiar con el conflicto de las practicas sanitarias en universidades privadas (con el pulso jurídico sostenido por la Universidad Católica y el posible recurso de la Cardenal Herrera) son otras 'patatas calientes' para Marzà.

Tras seis meses como consellera de Sanidad, la losa de las listas de espera sigue siendo el mayor peso en la tarea de Ana Barceló. Pero no el único. Acabar con las quejas de Primaria por el exceso de pacientes, y el poco tiempo de consulta que los facultativos pueden dedicar a cada uno de ellos, es uno de los polvorines en los que incluso aparece la temida palabra: huelga. Como proyectos vitales pendientes, la rehabilitación integral del Clínico o la reforma de La Fe de Campanar; solventar el malestar de los médicos por tener que ir hasta en taxi a las atenciones a domicilio; o que Barceló de con la tecla adecuada para revertir las resonancias sin recibir varapalos de la Abogacía de la Generalitat o el Consell Jurídic.

Con el mantra de cero listas de espera como gran objetivo aún no logrado, aunque muy avanzado, la vicepresidenta Oltra afronta 2019 con el reto de mejorar la atención en los centros de menores a los adolescentes no acompañados. En plena oleada de pateras, asignatura pendiente de Interior en la Comunitat, en la conselleria aún escuecen los informes recriminando las condiciones de la política de menores por parte del Síndic de Greuges o la Fiscalía. El atasco en la tramitación del certificado de discapacidad o las dificultades de indocumentados para acceder a la Renta Valenciana de Inclusión son otros de los lunares en el autodenominado 'gobierno de las personas.

En el alero del tándem María José Salvador (Obras Públicas) y sobre todo de Fomento (el valenciano Ábalos) hay grandes proyectos para la Comunitat como el eterno de las maltrechas Cercanías. Se acaba el tiempo este próximo año para que el tercer carril del corredor mediterráneo llegue a la fecha comprometida por el Ministerio, 2021. El nuevo frente abierto (Consell en contra, y Paterna, con el PP a favor) con la ampliación del by-pass hace temblar una mejora básica en la arteria que rodea Valencia. Y Salvador ve como su Pativel, el plan con el que quería blindar la costa, se enfrenta a no pocos recursos judiciales.

Con los trasvases como constante punto de choque entre Consell y Gobierno central, hasta con la consonancia ideológica actual, los regantes no cesan de exigir una postura más férrea del Consell, mientras la llegada de Teresa Ribera al Ministerio de Transición Ecológica ha añadido incertidumbre a la cuestión. La gestión de los parques naturales, con la petición de Les Corts a Medio Ambiente para permitir a los soliviantados ciclistas el disfrute de estos parajes, o la revisión del Plan Integral de Residuos de la Comunitat, con el polémico quinto contenedor en el horizonte, son de los 'marrones' en el 'deber' de Cebrián y Ribera. En suma, 40 retos (sumando las cuentas pendientes a nivel del Ayuntamiento de Valencia) a los que la cita electoral puede poner fecha de caducidad o el inicio de la cuenta atrás.