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Han pasado 48 horas. El desastre empieza a ser visible. y es momento de iniciar el cálculo de daños. La violencia del agua arrasó con todo. Muchos pequeños comercios empiezan desde ya su renacimiento. Todos coincide: será complicado.
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«Estamos desolados». Belarte, uno de los socios de este almacén mayorista de fontanería, clima y baños radicado en Horno de Alcedo, logró ayer entrar en sus instalaciones para encontrar «todo el material flotando, los ordenadores reventados, las mesas de oficina, los artículos de exposición, los calefactores y calderas...» Los 1.500 metros cuadrados de la planta baja están «arrasados» y los propietarios, segunda generación de un negocio del que dependen 30 empleados, admiten que no saben ni por dónde empezar el papeleo de los seguros.
Sara no da abasto. Ella, su madre y hasta su sobrina le ayudan a limpiar el barrizal que se ha formado en su centro de belleza, Le Club, ubicado en la Avenida Blasco Ibáñez de Alaquàs. «Aparte del destrozo del mobiliario y los leds, el mayor problema lo tengo con el sistema informático. No tengo manera de acceder a la agenda de citas, no puedo gestionarlas ni reubicar a la gente», explica la joven empresaria, que da gracias por no haber sufrido pérdidas personales. «No sé cuándo podré retomar la actividad. Dicen que los del Consorcio de Compensación de Seguros pueden tardar un año», señala resignada.
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Sara es consciente de que, dentro de lo que cabe, su negocio podrá reactivarse antes o después, aunque tendrá que ser paciente e invertir dinero en mobiliario y un nuevo equipo informático.
Al igual que el resto de vecinos que cuentan con un negocio propio, Ángeles empuña la escoba con energía para echar a la acera el lodo que anega el local donde tiene ubicado su horno, Pastelería Jorge, en Alaquàs. «Nuestra intención es abrir el sábado porque tenemos que abastecer a la gente de pan y demás...pero no sabemos si podremos o cuánto duraremos porque no sabemos si los proveedores llegarán para suministrarnos más género», cuenta. En su caso, la mayor pérdida económica proviene del género que se deberá desechar y del daño que hayan podido sufrir las cámaras frigoríficas. «Estamos haciendo fotos de todo para poder reclamar al consorcio, pero ya veremos cuándo pagan y lo que pagan», agrega Ángeles.
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Hebeca es un negocio de mantenimiento eléctrico. Uno de los propietarios, Vicente, cuenta que el temporal entró en el local que tienen ubicado al lado de las vías del tren, en uno de los lados del barranco que atraviesa Aldaia. «No pilló a nadie en la tienda porque estábamos trabajando en Zaragoza. La DANA se ha cargado impresoras, material, mobiliario...llevamos dos días limpiando y esperamos que el ayuntamiento limpie lo que dejamos en la acera», explica el profesional, que confía en retomar la actividad la semana que viene. «Hay que esperar al perito pero mientras tanto nosotros tendremos que seguir prestando nuestros servicios, los clientes nos necesitan», agrega.
Cerrajería Alpec lleva 20 años en Aldaia. Se trata de un negocio familiar capitaneado por Alberto Pérez, quien además cuenta con un taller en Alaquàs que, por suerte, no se ha visto afectado por la DANA. «No sabemos cuándo vamos a retomar la actividad de la tienda», explica el empresario y padre de familia, que este martes dio la orden a sus trabajadores de que terminaran la jornada a las 15 horas al ver lo que estaba ocurriendo en Chiva y otros municipios. En el local, la marca de agua en las paredes alcanza el metro y medio. «Lo grave está en los hogares. Nosotros nos recuperaremos. Terminamos de limpiar aquí y podemos irnos a nuestra casa, pero los vecinos que han perdido sus casas…esos son los que lo están pasando realmente mal», señala.
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Maggy temió por su vida cuando se encontraba en su negocio, un centro de belleza ubicado en Aldaia, justo al lado de las vías del tren y del barranco que atraviesa el municipio. No llovía pero de repente se encontró con una tromba de agua que en cuestión de minutos le llegaba por la cintura. «Vino un vecino a por mí y me ayudó a salir, porque yo no podía abrir la puerta por la fuerza del agua. Fui a su finca y me acogieron», cuenta la joven, que comenzó su actividad como autónoma hace apenas seis meses. «Lo he perdido todo. Toda la inversión que hice», cuenta entre lágrimas mientras agradece haber podido salvar la vida. «He perdido hasta efectos personales que tenía en el local porque me estaba preparando para mudarme también», lamenta. Según cuenta, no sabe si podrá retomar el negocio. «No sé qué voy a hacer», cuenta consternada.
En la pista de Silla, los coches arrastrados por el agua impactaban con las cristaleras de los concesionarios de vehículos del área comercial Alfafar Parc. Desde el Grupo Marcos Automoción estiman que las pérdidas serán millonarias, aunque todavía no han podido cuantificar con exactitud el gasto que supondrá el desastre. Fuentes próximas a la compañía que han podido acceder a la zona afectada aseguran que las siete instalaciones con las que cuentan en esa zona han quedado «totalmente destrozadas».
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También los turismos –nuevos, de ocasión o pendientes de reparación– que se encontraban en su interior. En total, más de 700 coches arrasados por el agua y el fango.
Por fortuna, la compañía no ha tenido que lamentar pérdidas humanas a pesar de que muchos de los trabajadores de los concesionarios de Marcos Automoción tuvieron que pasar la noche en los pisos superiores de las oficinas para resguardarse.
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