Estaba tan a gusto el arquitecto catalán Ricardo Bofill durante la presentación de la Torre Ikon (112 metros) en Valencia, que cuando le preguntaron esta mañana por su opinión sobre la evolución de la ciudad desde que trabajó para el Ayuntamiento en los años 80, con motivo del diseño del jardín del Turia, no pudo evitar un «cariñito» hacia su colega Santiago Calatrava, autor de los edificios modernos más representativos de la ciudad.
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«Es buen arquitecto aunque a veces se le caigan las cosas», ironizó en referencia a problemas recientes en la Ciudad de las Ciencias como el desprendimiento del trencadís de la envoltura. Al se repreguntado y darse cuenta del patinazo, dio una explicación llena de matices.
«Calatrava es de los mejores arquitectos, está en el star-system; hace cosas muy difíciles », señaló, para apuntar que otro asunto es la construcción y mantenimiento de los edificios que diseña. «La gestión debe estar a la altura», explicó, para insistir en que esto es un problema común que se ha dado en otras ciudades.
«Lo importante es preguntarse cómo se va a mantener después y hablo sobre todo de edificios públicos», reiteró, para intentar apagar un incendio precisamente el día de la presentación de un proyecto suyo en Valencia.
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