NICOLÁS VAN LOOY
Pego
Domingo, 10 de julio 2022, 20:14
Como tantos otros jóvenes de su edad, Rubén Bolta acaba de comenzar sus vacaciones de verano. En su caso, son las primeras como estudiante universitario ... después de que el pasado año finalizara su etapa en Secundaria como el alumno más brillante de la Comunitat Valenciana. Como deseaba, cursa un doble grado de Derecho y Economía y ni siquiera lo poco o mucho que ha podido aprender de lo segundo resuelve sus dudas respecto al futuro que le espera a una generación sobradamente preparada, pero que, según vaticinan todos los expertos, será la primera que viva peor que sus padres.
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Nombre: Rubén Bolta
Edad: 18 años
Nacimiento: Pego
Trayectoria: Antes de entrar en la Universitat de València estudió en el CEIP Ambra de Pego. En 2021 ocupó los titulares de los medios de comunicación por ser el alumno más brillante de la Comunitat Valenciana tras obtener una nota de 13,976 sobre 14 en la selectividad. Actualmente cursa un doble grado de Derecho y Economía y asegura que, cuando lo finalice, seguirá formándose porque estudiar le gusta.
Pese a todo Rubén sigue convencido de que el camino del trabajo duro en los estudios y exprimir al máximo la carta de la formación es el mejor camino para, al menos, salir al mercado laboral y a la vida con opciones de éxito. Algo para lo que, explica quien lo está viviendo desde dentro, el sistema educativo actual no parece estar ayudando en exceso.
-Un año después de convertirse en el alumno con la mejor nota en la selectividad de la Comunitat Valenciana, ¿cómo le ha ido su primer curso como universitario?
-La verdad es que muy bien. Hay asignaturas que ya son más específicas de lo que te gusta. También hay otras que piensas 'madre mía, ¿esto qué es?', pero en líneas generales, me ha ido muy bien.
-¿Le han recordado muchas veces ese logro?
-El alumnado sí. Sí mis compañeros y mis amigos, es un tema del que hemos hablado. El profesorado, no. Nunca ha venido nadie a decirme nada. Quizás alguno lo sepa, no lo sé.
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-Ese 'feedback' con sus compañeros, ¿siempre es positivo?
-En mi caso sí. Estoy muy contento con la gente que me he encontrado.
-¿Cuántas veces le han llamado empollón?
-(Ríe) Este año, pocas. La verdad es que me las he arreglado bastante bien para compaginar la vida estudiantil con la vida social. Pero es verdad que en Secundaria me lo dijeron bastantes veces.
-Considera, por lo tanto, que rompe ese tópico de que para sacar buenas notas hay que ser un ratón de biblioteca.
-Yo no me quiero considerar la ruptura de nada, pero es verdad que mucha gente que me ha conocido se esperaba otra cosa y yo lo entiendo.
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-Es algo que seguro que le molestó en algún momento, pero ¿llegó a pensar alguna vez en esforzarse un poco menos para evitarlo?
-En absoluto. Siempre he sido una persona con las ideas bastante claras. Para bien y para mal. Siempre he tenido claro que quería estudiar y que me iba a esforzar para conseguirlo. Y sí, es verdad que te pueden llamar empollón y cosas similares, pero nunca me he sentido excluido ni he tenido que sacrificar salir una tarde con mis amigos para poder estudiar.
-Cada vez son más los responsables de selección de personal de grandes empresas los que reconocen que la formación reglada de los aspirantes tiene menos peso en su decisión final que otras variables. Y, sin embargo, a usted le encuentro cursando Derecho y Economía. ¿Alguna vez ha dudado si tanto esfuerzo merecerá la pena?
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-No. Soy una persona a la que le gusta bastante estudiar y, además, considero que al final será algo importante. Dicho esto, también es cierto que, además de estudiantes, somos personas y entiendo que en el currículum se valoren otras muchísimas cualidades además de los estudios formales o tradicionales.
-¿Estudia sólo porque le gusta?
-En parte, sí. Pero también hay una parte más realista y lo haces para poder llegar aquí o allá. Pero sí, creo que vale la pena.
-Algunas voces critican que la universidad ha dejado de ser un lugar donde desarrollar la plena capacidad intelectual de los alumnos para convertirse en un sistema dirigido a memorizar conocimientos que volcar en un examen. ¿Se ha encontrado lo que esperaba?
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-En parte, sí. Es cierto que en algún bastión de tu cerebro siempre queda la esperanza de que sea algo más crítico, más dinámico. Hay asignaturas que sí se enfocan fomentando esos valores de pensamiento crítico, pero es cierto que la mayoría, quizás también porque estoy en Derecho, consiste en empollar y arrojarlo.
-Si todo va bien, dentro de cuatro años habrá terminado el doble grado que está estudiando. ¿Dónde se ve después de terminar?
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-Sinceramente, me veo estudiando. El doble grado son cinco años y puede ser que se alargue alguno más, pero hoy en día hay 'titulitis' por todos los lados y si quieres ser abogado vas a tener que hacer un máster. Si quieres opositar, también son años de estudio.
-Ya me ha dicho que a usted no le molesta estudiar, pero ¿no cree que esa 'titulitis' acaba retrasando en exceso la entrada de las personas en el mercado laboral y, en última instancia, sus propios proyectos vitales?
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-Así es. Creo que es algo más bien negativo que positivo. Ya no por la entrada en el mercado laboral ni cuestiones relacionadas con el dinero, sino porque muchas veces estás inflando los contenidos metiendo cosas sin tanta relevancia. De algún modo, limitas la posibilidad de que cada estudiante explore sus propios intereses.
-¿Qué cambiaría en el sistema para que eso no suceda?
-No sabría darte una respuesta muy concreta. Creo que habría que fomentar unos planes de estudio que diese más cabida o dotase de las herramientas necesarias para que cada uno fuese hacia aquí o hacia allá. Es algo de lo que se lleva hablando un montón de tiempo, pero veremos cómo lo hacen.
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- «Este año me han llamado empollón pocas veces. Me las he podido arreglar bastante bien»
- «Siempre he sido una persona con las ideas muy claras. Para bien y para mal»
- «Me gusta estudiar y creo que al final ese esfuerzo y la formación será algo importante»
- «Uno de los motivos por los que estudio Economía es para poder irme a otros países»
- «La nota que conseguí en selectividad sólo me sirvió para entrar donde yo quería»
-Eso que plantea suele exponerse como el gran fallo de los sistemas educativos latinos en contraposición con los anglosajones y nórdicos. ¿Se plantea marcharse fuera en algún momento?
-La verdad es que sí. De hecho, uno de los principales motivos por los que quise estudiar economía fue este. Es un campo en el que el día de mañana, si quiero, me puedo ir a Francia, Reino Unido... donde sea. Ya el año pasado me planteé la opción de hacer un doble grado de Derecho en español e inglés en no recuerdo qué universidad, pero al final terminé aquí.
-Siguiendo con la comparación, hay países en los que las mejores universidades escrutan mucho los resultados obtenidos en la Secundaria por aquellos que quieren estudiar en ellas. ¿Cree que un estudiante con una nota tan brillante como la que usted obtuvo en la selectividad hubiera tenido más facilidades fuera de España?
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-Es posible que sí por ese sistema que comentabas y que a unos les puede parecer mejor y a otros peor. Aquí, mi nota me sirvió para entrar donde yo quería, pero nada más. No tengo ninguna beca por ello.
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