«Me salvé por cinco minutos. Ahora no quiero volver»

«No quiero saber nada ni quiero volver. Cada vez que me acuerdo me pongo mala y me sube la tensión», explica. Esta vecina se ha lamentado de que la situación esté paralizada «y encima estemos pagando la cuota como si estuviéramos viviendo allí cuando lo perdimos». Ahora, desde su casa de Barcelona, quiere olvidar lo ocurrido y afirma que no se atreve a acercarse a lo que queda del edificio, algo que sí han hecho algunos de sus familiares. La ilusión de comprarse un apartamento, hace ya 15 años, se ha transformado en un rechazo mental y físico a recordar lo ocurrido el 26 de agosto de 2021.

El ambiente entre los afectados por este derrumbe es de pesimismo. No tienen muchas ganas de hablar y lamentan que todo siga congelado en el tiempo. Sin ningún tipo de compensación para quienes perdieron sus viviendas o, incluso peor, sufrieron heridas o perdieron su vida.

«Todo va un poco lento», se lamenta otra de las afectadas desde su domicilio en la Rioja. Apenas han vuelto a un lugar que les causa dolor y confían en que los trámites para recuperar parte de lo que fue suyo se puedan acelerar.