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San Juan deja una agresión sexual, un apuñalado y 99 atendidos

San Juan deja una agresión sexual, un apuñalado y 99 atendidos

La Policía Nacional identifica al autor del asalto y la noche se salda con 18 detenidos, 88 actas por drogas y 20 por posesión de armas

Domingo, 25 de junio 2023, 01:55

Por fin llegaba la noche de San Juan, una de las fechas más esperadas por los jóvenes. Acababan de terminar los exámenes y era el momento de disfrutar. De guardar los apuntes y abrir el armario para decidir qué conjunto iban a llevar a la fiesta. De mandar cientos de 'WhatsApp' a los amigos para ver cómo iban a quedar: si cenarían juntos, si se llevarían un bocadillo a la playa...

Y también, cómo no, de quién compraba el alcohol para la velada. Conductas típicas de la juventud. La brisa del mar ha sido testigo de cómo cientos de miles de chavales caminaban por el paseo marítimo con sus bolsas de la compra con todo su 'arsenal' preparado para pasar una buena noche. Y muchos padres se pasaron la madrugada en vela al ver que ese momento temido, en el que sus hijos les dicen que irán a su primera fiesta, había llegado. Algo inevitable.

Pero no todos han podido disfrutar del festejo. En las masas siempre se cuelan lobos, esperando a acechar a sus presas. Sin ningún tipo de miramiento hacia el dolor humano. Hacia el respeto a las mujeres.

Mientras Valencia amanecía y los jóvenes regresaban a sus casas, contentos, comentando las anécdotas de la noche, una joven se debatía qué hacer. Y decidió alzar la voz. Como el resto de chavales, salió con sus amigos planeando disfrutar, hasta que el monstruo se cruzó en su camino. La que debía de ser una de las noches más felices de su vida terminó convirtiéndose en una auténtica pesadilla. En medio de la música y el fuego de las hogueras, la agredieron sexualmente.

Su única preocupación en la mañana tras la noche de San Juan debería haber sido echarse a dormir hasta el mediodía, pero lamentablemente el transcurso de su vida había dado un vuelco.

Fue a la una de la tarde cuando la chica se dirigió a la Oficina de Denuncias y Atención a la Mujer (ODAM) par a declarar ante la Policía lo que le habían hecho. Para que ese acto atroz no quede impune. Gracias a la rápida intervención de los agentes, el presunto autor ya ha sido identificado y se ha ordenado su detención.

Pese a esto, la noche fue relativamente tranquila en términos generales. El encuentro fue masivo. Más de cien mil personas se dirigieron la noche del viernes hacia las playas valencianas para pasar un buen rato y sólo hubo 18 detenciones pero fueron por cuestiones menores.

Además, la Policía Nacional levantó 88 actas por tenencia o consumo de drogas y 20 por posesión de armas. En total, los agentes identificaron en Valencia a 641 personas. También hubo casi un centenar de asistencias sanitarias. Entre los afectados a los que atendieron los miembros de Cruz Roja, 32 de ellos sufrieron intoxicaciones etílicas, 14 presentaban quemaduras y hubo 21 heridos. Fueron cinco las reyertas en las que la Policía tuvo que intervenir y sofocar.

Al igual que a la joven a la que agredieron sexualmente, para un chico de 18 años la velada se truncó. Hay peleas y peleas. Sin embargo, en este caso no sólo se usaron las manos: al chaval lo apuñalaron. En medio de un ambiente festivo en el que se supone que sólo hay cabida para la diversión, hay personas que aprovechan para causar estragos. Para generar daño en los demás.

Al chico de 18 años lo tuvieron que ingresar en el Hospital la Fe de Valencia para prestarle asistencia médica. Todavía se desconoce su estado de salud.

Las tensiones se prolongaron hasta entrada la mañana. Mientras los comercios se preparaban para abrir y recibir a los clientes que aprovechaban el fin de semana para escaparse de la rutina e ir a desayunar a la playa, para algunos jóvenes la fiesta todavía no había terminado.

Llegó el amanecer

Las 7 de la mañana. Un grupo de chicos que no tendrían más de 18 años seguían abriendo latas de cerveza a modo de desayuno. Por lo tranquilos que estaban recostados en una amplia toalla no daba la impresión de que tuvieran la intención de ir a sus casas pronto. En lugar de parecer adormilados, charlaban animadamente. Como si la noche acabara de empezar y no se hubieran percatado de que un sol infinito les avisaba de que la celebración de San Juan había terminado.

A primera hora de la mañana, la playa era un cúmulo de realidades dispares. Los juerguistas que caminaban por el paseo marítimo tambaleándose por el alcohol se topaban de bruces con los 'runners', que habían madrugado para salir a correr. Lleno de energía, un hombre de mediana edad enfundado en sus zapatillas deportivas se anima a sí mismo: «¡Vamos! ¡A tope!».

Realidades dispares

Sólo a unos metros de él, había dos chavales que no estaban de tan buen humor. A uno de ellos le habían propinado una paliza. Su espalda sangraba y llevaba la pierna vendada. Los escoltaba la Policía Local y al herido lo estaba atendiendo una ambulancia. Aunque, dado su estado de embriaguez, ni la víctima ni su amigo eran plenamente conscientes de lo que estaba pasando.

Mientras le limpiaban la herida, el chico se encendió un cigarro dentro de la ambulancia. «¿Pero no ves que aquí dentro no puedes fumar?», le espetó la sanitaria. Evidentemente, el chaval en ese momento no lo veía.

Pero su amigo tampoco estaba comprendiendo que se lo llevaban al hospital porque le tenían que cerrar la herida. Más bien, vivió los momentos en los que curaban a su compañero como una amarga despedida. Como si a su íntimo amigo se lo llevaran a Alcatraz y nunca más lo fuera a volver a ver. «¡Hermano, no te pueden obligar. Tienes tus derechos!», chillaba desesperadamente. Les costó a ambos un rato entender que estaban ayudándolos.

Al final, el chico accedió a que se llevaran a su «hermano», pero antes de eso le dijo mientas señalaba a la Policía Local: «Me da igual quién me oiga. ¡Yo al que te ha hecho eso voy ahora y lo mato! ¡Lo mato!» Pero el joven no se tenía en pie por el alcohol, así que lo más probable es que en lugar de matar a nadie se fuera a dormir la mona.

Ya a las 9 de la mañana, un grupo de jóvenes decidió que era hora de volver a casa. Lejos de su pandilla, una chica caminaba cojeando con unas botas camperas de tacón y miraba con recelo a sus amigas que llevaban zapatillas y podían caminar a un paso ágil. Aunque los efectivos intervinieron artículos y productos de alimentación que se vendían de manera ilegal en las playas, un hombre acechaba en el parking de buena mañana. Sacó de manera cautiva una lata : «¡Me queda cerveza fría!».

Manuel Brunet en busca de metales. LP

La callada labor de los magos del detector de metales

Manuel Brunet camina por la orilla de la playa junto a un aparatoso detector de metales. Va perfectamente equipado. «Todo esto me ha costado 500 euros», cuenta el chico. Se ha despertado a las cinco de la mañana para recoger los objetos que se suelen pasar por alto para las excavadoras. De sus hombros cuelga una riñonera que deberá «pesar varios kilos. He recogido un montón de cosas», comenta Manuel.

Hace seis meses que pertenece a la Asociación Nacional de los Aficionados a la Detección Metálica, que también se hacen llamar 'Los Pititos'. Como vocación, se dedican a rastrear los lugares en busca de objetos que puedan resultar peligrosos. También encuentran muchos enseres perdidos.

«Lo que más se ve son DNI, mecheros e incluso hemos encontrado en el agua algún cuchillo grande», dice el joven. Los objetos que encuentran después se los entregan a la Policía por si los reclama su legítimo dueño. Otra de las pertenencias que suelen encontrar los magos del detector de metales son las alianzas, que también llevan a objetos perdidos.

El miembro de 'Pititos' es sincero: «Con un anillo de oro te puedes sacar dinero, pero entendemos que lo que más tiene es valor sentimental para la persona que lo ha perdido». Llegan a recoger la basura que a los operarios de limpieza se les escapa, ya sea por las dimensiones del objeto o porque está enterrado en la arena. «También hay muchas chapas que, si no se recogen, un niño se las puede clavar y hacerse daño».

Su labor se une al trabajo de limpieza que han realizado los operarios del Ayuntamiento en un tiempo récord. Hasta 65 toneladas de basura y ceniza s fueron recogidas tras el festejo. De todos los desechos que han limpiado los operarios, 46 toneladas eran de residuos y 19 de cenizas. Las previsiones apuntaban a la masiva afluencia de gente y por eso se ha hecho un refuerzo de 176 operarios para poder limpiar toda la playa antes de que llegaran los primeros bañistas.

Aunque este año hayan recogido más basura que el año anterior, en el que la fiesta seguía condicionada por las secuelas de la pandemia, en 2019 los operarios recogieron más de 72 toneladas de desechos de los que más de 36 toneladas eran basura y más de 35 toneladas eran cenizas. Las cifras del año pasado hablan de las restricciones que la pandemia trajo consigo. Y del miedo que pasó la población. En 2022 se recogieron un total de 42 toneladas de residuos de las que 27 toneladas eran basura y 15 eran cenizas.

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