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Daniel Guindo
Miércoles, 7 de junio 2023, 16:21
Siete meses después, los aproximadamente 20.000 enfermeros interinos que se presentaron a un examen para consolidar su plaza (de los más de 24.000 inscritos) conocen al fin el resultado de la prueba. Y las noticias son poco halagüeñas, puesto que apenas 2.660 de ellos han superado la prueba (algo más de 17.000 la habrían suspendido). Así las cosas, más de un millar de las 3.817 plazas que se ofertaban han quedado vacantes, cuestión que agrava aún más si cabe la indignación de la mayor parte del colectivo por la tardanza en conocer los resultados y por el excesivo nivel de las preguntas.
El polémico examen, que preguntaba entre otras cuestiones por el 'chemsex' o por temas más propios de otras especialidades como la Medicina, generó una cascada de críticas por su dificultad; malestar que se tradujo en protestas a las puertas de hospitales como La Fe y en la interposición de más de 4.300 reclamaciones que, por ahora, no han tenido más efecto que lograr la anulación de dos de las 70 preguntas en las que consistía esta oposición.
En concreto, se han anulado las preguntas 10 y 49. La primera de ellas cuestionaba sobre el tiempo máximo que puede estar un trabajador en una situación de suspensión de funciones por sanción disciplinaria, pero no aclaraba si la sanción era grave o muy grave, por lo que cabían distintas interpretaciones. La segunda planteaba a quién se considera como la enfermera pionera en la salud pública y la enfermería comunitaria por su implicación en la atención a la comunidad y dos de las respuestas podrían ser correctas (Lillian Wald y Florence Nightingale).
Ante esta situación, que genera 1.130 plazas vacantes y una media de aprobados tan baja, el sindicato CSIF denuncia la «pasividad, inoperancia y falta de transparencia» de la Conselleria de Sanidad. La central sindical ha venido exigiendo, sin respuesta, las actas de los tribunales de la oposición, que han tardado casi siete meses en publicar los resultados.
CSIF considera una «falta de respeto» a los profesionales que hayan quedado más de mil plazas desiertas y pide que salgan de inmediato a oferta pública. La central sindical lamenta la «falta de información» por parte de la conselleria, y en particular, del tribunal, «a miles de profesionales que han dedicado mucho tiempo, esfuerzo y energía a prepararse la oposición».
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Asimismo, y como ya advirtió LAS PROVINCIAS, se espera una aluvión de recursos ante el propio tribunal o la Dirección General de Recursos Humanos, trámite para el que los afectados tienen diez días desde este miércoles. Si esta opción no fructifica, los perjudicados incluso pueden recurrir a la vía judicial, de ahí que aún exista la amenaza de que el examen pueda anularse por completo, lo que supondría un auténtico varapalo para todos aquellos que sí han conseguido superar la prueba.
En su momento (apenas un día después del examen, que tuvo lugar a finales de noviembre del pasado año) desde el Colegio de Enfermería de Valencia ya criticaron que la prueba sólo incluía cuestiones de tres de los temas propuestos, mientras que se habían «dejado de lado más de 20 temas que describían la realidad y funciones del trabajo diario de la Enfermería. De la misma forma, se han abordado temas más próximos a otras profesiones como la Medicina (Fisiología, Hematología...) y Farmacia». La entidad colegial exigió a la Conselleria de Sanidad que ofreciera una solución urgente que remediara «este despropósito», sin que por ahora la Administración haya adoptado ninguna decisión en firme.
La prueba incluía una pregunta sobre el 'chemsex', un tipo particular de consumo de drogas con fines sexuales que da lugar a largas sesiones de sexo que pueden prolongarse durante horas o incluso varios días, y otra en la que había que calcular las calorías que presentaba un plato de bacalao al pil-pil. También cuestionaba sobre favismo (hemólisis aguda que se desarrolla tras la ingestión de habas o el polen de estas o déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa), o bendopnea (dificultad para respirar que se siente al inclinarse hacia adelante) que «nada tienen que ver con la actividad cotidiana de cuidados de cualquier enfermera», según el citado colegio.
Las fuerzas sindicales también respondieron. Desde Satse señalaron que con esta prueba se había «castigado y humillado» a los aspirantes, lamentaron la «desproporcionada cantidad de terminología no enfermera y abreviaturas técnicas», y criticaron que era un examen «incoherente y ambiguo» con el que Sanidad evitaba «baremar a un buen número de opositores, por lo que habrá menos aprobados que plazas convocadas».
CCOO-PV presentó una queja formal y animó a presentar reclamaciones para impugnar las preguntas que no se ajustaran a las funciones ni al temario, lo que paralizaría la oposición y probablemente obligaría a repetirla; mientras que UGT subrayó la «extrema dificultad» de una prueba que era «un auténtico despropósito».
CSIF, por su parte, informó de esas más de 4.000 reclamaciones presentadas sobre todo por «enunciados de preguntas que no eran claros y que no se ajustaban a las referencias bibliográficas indicadas en la convocatoria».
El sindicato lamentó que prueba la afrontaban en circunstancias especialmente complicadas «en torno al 70% de participantes, que son opositoras enfermeras que han tenido que compatibilizar su trabajo y su vida familiar con la preparación de examen y que incluso habían pedido licencias sin sueldo para dedicarse al estudio».
Así, la formación destacó la «dificultad desproporcionada de la prueba», que se confirmó con «el muestreo realizado por academias preparadoras que estimaron la nota media en un 3,1 sobre un máximo de diez». Esta circunstancia contrasta con «la elevada valoración de la enfermería española en Europa y su alta cualificación tras cuatro años de estudios universitarios y la preparación de un examen posterior para realizar durante dos años la llamada residencia en hospitales o centros de salud».
CSIF alerta de que esta polémica se produce en un contexto de falta de profesionales y con unas plantillas «agotadas por la pandemia, por la sobrecarga de trabajo y la escasez de personal constante». En estas circunstancias, las características de la prueba realizada «desmoralizan y desmotivan al colectivo de Enfermería, que no se siente valorado por la conselleria, lo que deriva en una fuga de talento, ya que tienen ofertas de otras autonomías y países».
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