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El conseller de Sanidad, Miguel Mínguez. jesús signes

Sanidad recula e indigna a los médicos al valorar igual el valenciano y la formación

El baremo definitivo para ser funcionario otorga 15 puntos tanto al conocimiento de la lengua autóctona como a las tesis, cursos y masters

DANIEL GUINDO

Miércoles, 21 de diciembre 2022, 10:49

El conocimiento del valenciano será un mérito para optar a ser funcionario de la Conselleria de Sanidad, pero su grado de importancia en el baremo definitivo aprobado por el departamento autonómico es tal que parece más un requisito, lo que ha enfurecido especialmente al personal facultativo. Hasta tres versiones distintas, como mínimo, ha planteado la conselleria para valorar los méritos de los más de 9.200 interinos que optan a consolidar su puesto de trabajo. La definitiva, publicada este miércoles en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana, otorga el mismo peso específico al conocimiento de la lengua autonómica que a la formación, incluyendo todos los masters, tesis doctorales, grados universitarios adicionales o cursos que puedan alegar los interesados.

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En concreto, la resolución de Sanidad de medidas urgentes para la reducción de la temporalidad en el empleo público, otorga un máximo de 70 puntos sobre 100 a la experiencia laboral adquirida en centros públicos (el único apartado que no ha cambiado en las, como mínimo, tres versiones que se han barajado, por lo que deja fuera a los trabajadores de las concesiones), mientras que se reserva otros 30 puntos, como máximo, para el resto de méritos. Y este apartado es el que ha venido cambiando hasta la aprobación definitiva de este miércoles.

Así, el conocimiento del valenciano supondrá un máximo de 15 puntos sobre estos 30, en una escala que va desde los 11 puntos del conocimiento oral o A2 (el más básico) hasta los 15 que otorga contar con el grado superior o C2. De esta forma, este apartado queda exactamente igual que en el primer borrador planteado, lo que derivó en una cascada de críticas tanto de las fuerzas sindicales como de los colegios profesionales.

Los otros 15 puntos que, como máximo, se pueden conseguir hacen referencia a toda la formación. Entre uno y cinco por cursos formativos, cinco por cada máster universitario oficial, siete por cada grado universitario oficial igual o superior exigido en la convocatoria, nueve por cada especialidad distinta a la requerida del mismo o superior nivel y 14 para cada tesis doctoral (15 si es con calificación 'cum laude'). En ningún caso este apartado puede suponer más de 15 puntos aunque el aspirante cuente con un elevado grado de formación. Además, haber superado una oposición en los últimos diez años otorga otros cinco puntos.

Este conflictivo baremo ha sufrido distintos cambios y finalmente no ha sido aprobado por el pleno del Consell, puesto que ha bastado con su publicación en el DOGV como una resolución. En un primer momento, a principios de noviembre, Sanidad presentó un borrador a los sindicatos en el que se daban circunstancias como que el valenciano puntuaría el triple que una tesis doctoral. Esta propuesta, entre otros aspectos, generó una cascada de críticas tanto entre los representantes de los trabajadores como de los colegios profesionales de médicos y enfermeros. Ante este rechazo, la conselleria planteó otra alternativa al pleno del Consell, como recogió en exclusiva LAS PROVINCIAS. En ella rectificaba y restaba peso al valenciano (13 puntos como máximo) para incrementar el valor de la formación (17 puntos), aunque finalmente no pasó por la aprobación del pleno del Consell.

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Ahora, y como resolución, Sanidad aprueba una tercera versión en la que vuelve a equiparar la lengua autóctona a toda la formación adicional, por lo que convierte al valenciano en una pieza clave para la consolidación de plazas de médico, enfermero o celador, entre otras categorías profesionales. Tanto, que un profesional con el C2, una oposición aprobada y sin formación adicional tendría los mismos puntos que un especialista sin conocimientos acreditados de valenciano, pero que acumulara infinidad de masters, tesis doctorales, cursos y grados universitarios, por lo que, en la práctica, la lengua autonómica se aproxima a ese «requisito encubierto» que teme el colectivo médico.

Críticas

Y las reacciones tras su publicación no se han hecho esperar. El secretario general del Sindicato Médico de la Comunitat (CESM-CV), Víctor Pedrera, ha sido tajante: «Nos parece una tomadura de pelo como la copa de un pino», puesto que no supone más que un «cambio cosmético» al borrador inicial presentado, y que se topó con una cascada de críticas. A causa de esta «supravaloración» del valenciano, en opinión de este portavoz de CESM-CV, «no es representativo el bagaje de un profesional. Se siguen valorando méritos no académicos a profesionales que lo que tienen que demostrar son criterios de capacitación de su ejercicio profesional».

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«Nos parece una tomadura de pelo, no es representativo del bagaje y la capacitación que debe tener un profesional»

En esta línea se muestra también el presidente del Colegio de Médicos de Alicante, Hermann Schwarz. «Que el valenciano cuente con entre 11 y 15 puntos viene a indicar cuál es la intención de este baremo porque, comparativamente, es excesivo en comparación con los conocimientos que necesita y aplica el médico en su práctica diaria en beneficio del paciente», señala, mientras lamenta que haber superado una oposición en los últimos diez años apenas cuente con cinco puntos (frente a los 11 que otorga el nivel más básico de valenciano) y que quede tan diluido el trabajo investigador de los facultativos.

Desde el Colegio de Médicos de Valencia señalan, respecto al valenciano, que su puntuación máxima, que es la misma que la de toda la formación académica acreditable, «está sobrevalorada respecto al objetivo de esta convocatoria, que es consolidar plazas interinas y reducir la temporalidad en la sanidad –pública– valenciana».

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La resolución busca consolidar el puesto de más de 9.200 interinos, pero deja fuera a las plantillas de las concesiones

Para Fernando García, presidente de Sanidad de CSIF Valencia «que el superior de valenciano puntúe igual que una tesis 'cum laude' es un despropósito y una falta de respeto». «Este baremo y esta resolución es injusta, arbitraria y pone al límite al personal sanitario».

Personal de Enfermería

Por su parte, desde el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (Cecova) insisten en que el valenciano, como lengua oficial de la Comunitat como el castellano, debe ser puntuado en las oposiciones. «Pero, siempre, teniendo en cuenta el puesto que debe ocupar el aspirante. Una enfermera que tenga que atender a pacientes, hablando con ellos de forma directa, debe conocer el idioma a la perfección, pero los puestos muy técnicos de Enfermería deben ser valorados por los conocimientos de su especialidad».

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«Las plazas se deben adjudicar en función del perfil profesional, experiencia y aptitudes personales. De ahí que se debería tener más en cuenta la experiencia o las prácticas asistenciales durante los estudios de Grado de Enfermería», agregan.

Por tanto, señalan que «sobrepuntuar los idiomas en las oposiciones de sanidad menoscaba la seguridad del paciente y la calidad asistencial, porque se puede dar la paradoja que profesionales que sepan mucho valenciano sean enviados a puestos de trabajo muy especializados sin formación previa ni experiencia anterior, generando una desprotección e inseguridad profesional que revierte en los cuidados».

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«En Sanidad se descartó que el valenciano fuera un requisito porque no tenía lógica». Desde el Colegio Oficial de Enfermería de Valencia se recuerda que en la Comunidad Valenciana hay un déficit crónico de enfermeras/os y que «sobrevalorar el idioma en la puntuación de las oposiciones puede generar una fuga de talento que agravará más la falta de profesionales».

«Resulta irracional que a una enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) o de Quirófanos se le puntúe tres veces más por saber valenciano que por disponer de una tesis doctoral de su especialidad».

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