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Serán los últimos en abrir. La hostelería es uno de los sectores que más está sufriendo la crisis económica derivada de la pandemia. La caída de la facturación en los últimas semanas y próximos meses, el parón laboral con la destrucción de miles de puestos de trabajo y la incertidumbre sobre la fecha de apertura y vuelta a la normalidad deja un lastre de más de 6.700 millones de pérdidas sólo en la Comunitat Valenciana.
Las asociaciones del sector calculan que un 15 por ciento de los establecimientos de restauración no sobrevivirán a la crisis en la Comunitat Valenciana. La estimación sobre el impacto laboral aún es prematura, pero ya se encuentran al borde del cierre unos 5.000 de los 34.000 locales, entre restaurantes, bares y cafeterías, que dan empleo a 160.000 personas en la Comunitat Valenciana.
Según la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (FEHV), el Covid-19 ha destruido ya unos 60.000 puestos de trabajo directos en la región. Las cifras han noqueado al sector tras dos golpes muy duros: la última DANA que azotó la Comunitat y la pandemia. Pero lejos de quedarse con los brazos cruzados y conformarse con la situación, algunos propietarios de bares agudizan su ingenio para vencer los obstáculos.
Paco Balaguer es un fiel reflejo del desasosiego económico. «Estoy muy preocupado por los gastos fijos aún con el bar cerrado. Las cuentas no me salen. Tengo que pagar alquiler, contratos, recibos y la cuota de autónomos sin tener nada de ingresos», afirma el propietario de la cervecería San Francisco.
Desde que cerró su bar en la avenida Doctor Waksman el pasado 14 de marzo, Balaguer no deja de pensar en cómo será la vuelta a la normalidad: «Tendremos que recuperar tarde o temprano ese tapeo que tanto nos gusta, y yo mantendré los precios pero con ofertas y trataré de dar mi mejor versión».
Mientras llega ese día, sus quehaceres parecen ahora anodinos, pero Balaguer tiene cierto optimismo y confía en que la situación empiece a revertir dentro de poco. «Los clientes y proveedores me dan muchos ánimos y la propietaria del local me ha perdonado el alquiler de un mes. La verdad es que tengo que agradecer el apoyo que estoy recibiendo», señala con el rostro cariacontecido. «Con esta crisis también estamos viendo la solidaridad y lo mejor de las personas«, añade mientras limpia la barra de su bar.
Otro de los afectados por la crisis, Javier Verdejo, dueño del bar Zacarías, se suma a la esperanza de Balaguer y considera alcanzable su deseo: «Los clientes están esperando el día que puedan volver a tomar una caña. Estoy convencido de que se llenarán los bares poco después de abrir».
Aforo y distancia
Cuando el sector recupere la actividad, el aforo y la distancia de seguridad y prevención son dos de las cuestiones que más preocupan a restauradores como Enrique Navarro. «Tenemos pensadas muchas cosas. Una de ellas será quitar mesas y hacer que entre mesa y mesa haya un espacio más grande», explica el propietario de Casa Navarro. «Tengo muchas ganas de volver a trabajar y de ver a mi gente en el restaurante, y sobre todo tengo esperanza de que vamos a salir adelante y que este bache lo vamos a pasar», agrega con optimismo.
Además del distanciamiento entre mesas y el uso de geles desinfectantes, los hosteleros son conscientes de que deberán adoptar otras medidas para prevenir contagios, como la reducción de aforos, el cambio de mecanismo de apertura de puertas o la instalación de mamparas. «El confinamiento también ha servido para reflexionar sobre el valor positivo de lo cotidiano. Volveremos siendo mejores y más fuertes. Habrá una gran demanda de felicidad y justamente eso es la esencia de la gastronomía», manifiesta Jorge de Andrés, propietario del restaurante Vertical.
De la barra al domicilio
«La vida y el trabajo nos ponen a veces zancadillas que no podemos evitar, pero tenemos que levantarnos cuando caemos al suelo y mirar hacia delante», afirma Chimo Reig, uno de los dueños del bar del polideportivo de Picanya. Su socio Luis Ibáñez asiente con la cabeza y añade: «Vamos a reinventarnos para servir a domicilio». Su intención es cocinar en el local y llevar una paella o un arroz meloso, por ejemplo, a las casas de sus clientes.
Tras la desaparición del polideportivo de El Saler, Chimo, Luis y Antonio Panadero, el tercer socio de la empresa La Seu Catering, se mudaron a Picanya hace cinco años para iniciar un nuevo proyecto de restauración. «Hemos luchado mucho para levantar muestro negocio y ahora no vamos dejar que se vaya al traste», asegura Luis.
Otras organizaciones empresariales como Hostelería de España, que representa a más de 270.000 restaurantes, bares, cafeterías y pubs del país, estudian implantar un sistema de pulseras para diferenciar a los clientes que ya son inmunes al virus, los jóvenes y las personas vulnerables con riesgo de sufrir graves complicaciones de salud. Cada grupo llevaría una pulsera de distinto color.
Exoneración de impuestos
Algunas de las medidas preventivas implantadas en la mayoría de los supermercados se adoptarán también en los bares, según afirma Manuel Espinar, presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. Mientras llega el día de la reapertura de los establecimientos, la asociación que dirige Espinar solicita «una exoneración de impuestos en el sector hasta finales de este año para tener liquidez suficiente y poder superar el impacto económico, con un poco más de alivio, en marzo o abril de 2021».
También considera necesario buscar soluciones para afrontar el pago de los alquileres. «La hostelería queda desprotegida al no aplicarse ninguna medida en los alquileres, y se deja todo a la buena voluntad del propietario del local en la negociación para rebajar la cuota», asegura Espinar.
Tras valorar como insuficientes las medidas aprobadas por el Ejecutivo, el presidente del gremio de bares y restaurantes asevera que no servirán para evitar el cierre de miles de autónomos que forman el tejido empresarial hostelero en la Comunitat Valenciana. «La única forma de salvaguardar el sector es con la concesión de una línea de ayudas ilimitadas», propone Espinar.
La Federación Empresarial de Hostelería de Valencia han solicitado también una reunión con la Conselleria de Sanidad para conocer el protocolo de regreso. «Tenemos que saber el escenario al que nos enfrentaremos y conocer pronto los protocolos de prevención. La reapertura de nuestros negocios requiere una preparación y también habrá que comprar material sanitario como mascarillas o geles desinfectantes», explica Espinar.
«En un país democrático como España hay cosas que no se pueden hacer como en la dictadura china. Algunas medidas no pueden ser las mismas porque son países muy diferentes, y no se trata de hacer un copia y pega», añade el presidente de la asociación de hosteleros.
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