![Seis meses para ver la luz al final del túnel](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202102/20/media/virsu-bc-felip-ariza.jpg)
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daniel guindo / juan sanchis / manuel garcía
Domingo, 21 de febrero 2021, 00:31
Finales de febrero de 2020. Hace justo un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía a la comunidad internacional sobre la necesidad de prepararse ante una «eventual pandemia». Un virus desconocido, detectado inicialmente en un lejano mercado de China, desató las alarmas en el gigante asiático y se colaba en Europa por Italia, donde en ese momento ya se había cobrado la vida de siete personas y los contagios se contabilizaban por centenares. En la Comunitat, la Conselleria de Sanidad trataba de localizar a vecinos de la región que se hubiesen desplazado hasta el país vecino; sobre todo entre los aficionados del Valencia C.F., que acudieron a Milán a presenciar un partido de fútbol, y entre los asistentes a una feria del calzado, también en la ciudad italiana. Cubrirse la boca al toser, usar pañuelos desechables y lavarse frecuentemente las manos eran los consejos que el departamento de Ana Barceló trasladó a los valencianos que podrían haber estado expuestos al coronavirus. Si presentaban tos, fiebre o sensación de falta de aire, la recomendación era evitar el contacto estrecho con otras personas y contactar telefónicamente con el 112, aunque desde la propia conselleria se infundía tranquilidad, puesto que todos los casos sospechosos habían sido negativos. Pero el mazazo no tardó en llegar. El 25 de febrero -el jueves se cumple un año- se confirmaba el primer positivo en el hospital de Vila-real, el pistoletazo de salida a una pesadilla que se ha cobrado la vida de más de 6.300 valencianos y que, doce meses después, empieza a disiparse. La Comunitat afronta a partir de ahora seis meses claves para vencer al Covid-19; batalla sujeta a que aumente exponencialmente la llegada de vacunas y a unas restricciones que, en mayor o menor medida, puedan contener las futuras olas.
La región afronta la esperanzadora recta final contra el virus semanas después de superar el momento más crítico de una pandemia que acumula ya cerca de 400.000 contagios sólo en la Comunitat. Pero quedan infinidad de aristas por superar todavía. Y las fuerzas del personal sanitario flaquean tras el colapso al que se han enfrentado los hospitales.
El punto de partida para superar la pandemia tras un año dramático no es bueno. Los contagios se contabilizan por miles diarios en la Comunitat, en unos registros similares a los de principios de diciembre. Los hospitales aún cuentan con más de 1.500 ingresados por Covid, 400 de ellos enfermos críticos, y los decesos se cuentan por decenas en cada jornada. Pero la atroz tercera ola remite de forma escalonada y progresiva.
Después de inmunizar a usuarios y trabajadores de residencias de ancianos y al personal sanitario -los contagios se están desplomando en estos grupos tras dejar casi 10.000 infectados entre médicos, enfermeros el resto de la plantilla-, viene el turno del personal esencial como policías y bomberos. Con el avance de la vacunación entre los grupos vulnerables -grandes dependientes, mayores de 90 años...- caerán las cifras de fallecidos y de enfermos graves, como auguran los expertos.
A lo largo del mes de marzo, estos grupos sensibles deberían contar ya con las dos dosis y la campaña de inmunización extenderse, al menos, a los mayores de 80 años. Con la celebración de las Fallas descartada, la Administración autonómica evita lo que podría convertirse en una nueva explosión de casos que daría lugar a la cuarta ola, que especialistas italianos ya fijan para mediados del próximo mes. Si la tendencia sigue a la baja se aliviarán las limitaciones en hostelería y comercios.
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En abril, aunque siempre sujetos a que las farmacéuticas incrementen el envío de dosis, arrancará la vacunación masiva en espacios tan icónicos como la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, la Ciudad de la Luz de Alicante o el Palacio de Congresos de Castellón entre otros espacios como los cuestionados hospitales de campaña.
En esta inmunización generalizada, acompañada de restricciones puntuales si fuese necesario, se apoyará la Administración para contener al virus en los próximos meses. La reedición del confinamiento decretado en marzo, que logró doblegar la primera ola de la pandemia en apenas tres semanas, ya quedó descartada en Navidad cuando se daban unos registros dramáticos, por lo que será prácticamente imposible que vuelva a plantearse pese a que abril presente el primer momento crítico, los días festivos de Semana Santa y el consiguiente aumento de la movilidad. En mayo finaliza el actual estado de alarma que faculta a las regiones a establecer restricciones como el toque de queda o la limitación de aforos y se prevén celebraciones como las comuniones, otro nuevo foco de riesgo.
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El mes de junio será clave para evaluar la incidencia que la vacunación, por un lado, y los viajes y las reuniones sociales, por otro, hayan tenido en la evolución de la pandemia; sin olvidar la celebración de las hogueras de San Juan o los exámenes de final de curso. Las perspectivas, tanto sanitarias como económicas, son algo más positivas de cara al verano, en el que se espera un valle similar o incluso superior al registrado el pasado año.
Julio, en función de las circunstancias, será el mes de recuperación turística y hasta podría convertirse en el escenario de las fiestas josefinas según las previsiones más optimistas y supeditado a que a los viales de Pfizer, Moderna y AstraZeneca se sumen envíos de Janssen (Johnson & Johnson), Novavax y CureVac, todas ellas en proceso de evaluación en la actualidad.
Las fiestas patronales de agosto, con la Tomatina de Buñol como la más multitudinaria, serán otra piedra de toque para evaluar la evolución de una pandemia que, según las previsiones, se superará en septiembre con, al menos, el 70% de la población vacunada, lo que generará la ansiada inmunidad de rebaño, por lo que el próximo curso escolar podría arrancar en una situación lo más parecida a la vieja normalidad.
Sin embargo, para llegar a este punto la Comunitat pasado un año infernal, con una primera ola que, finalmente, apenas fue una primera toma de contacto con el virus (algo menos de 2.200 hospitalizados en su momento más crudo y pico de contagios en 750 diarios) en comparación con esa segunda/tercera ola que prácticamente se entrelazaron, mucho más intensas y, sobre todo, prolongadas en el tiempo, que alcanzó su cenit en los 4.777 ingresados del 24 de enero y con picos de más de 10.000 contagios al día. Dos de las grandes diferencias han sido el distinto volumen de realización de pruebas PCR (en la primera, sólo a personas con síntomas) y el confinamiento domiciliario del primer estado de alarma, que logró que el descenso de los casos fuera mucho más prolongado y tuviera una menor incidencia.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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