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Procesión cívica del 9 d'Octubre por Valencia. Rober Solsona

Un gentío para honrar a la Real Senyera

9 d'Octubre ·

La procesión cívica se celebra sin incidentes y con calor tras la amenaza de lluvia durante la jornada

Domingo, 9 de octubre 2022

Gentío, calor y alegría. Ese sería el telegrama a enviar a quien quiera saber cómo transcurrió la procesión cívica este domingo en Valencia con motivo del 9 d'Octubre. Por primera vez sin restricciones desde 2019 una vez pasado el fantasma del Covid, con una verdadera muchedumbre en las calles, lo que se vio favorecido al ser colocadas las vallas más cerca del centro de la calzada.

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La calle San Vicente Mártir fue por ejemplo un «túnel» por el que entró el abanderado de este año, Sergi Campillo, rodeado por una multitud. Los aplausos fueron la nota dominante con algunos improperios aislados. En realidad, el único foco de protesta ocurrió unos metros antes, en la plaza del Ayuntamiento, a la altura de la fuente, cuando un par de grupos sí que dedicaron a las autoridades políticas gruesos insultos, sin más consecuencias.

La procesión cívica empezó con algo de retraso como viene siendo habitual. Dieciocho minutos más tarde de que los funcionarios municipales bajaran la Real Senyera por el balcón municipal, cogida con dos cuerdas y con todas las precauciones. Enhiesta como ordena la tradición, hasta que quedó al alcance de las manos de las personas que esperaban abajo, para dársela a Campillo. Representantes de los grupos municipales y un secretario cogieron las borlas, con el fin de estar cerca y así poder auxiliar en caso de caída.

Pero eso no ocurrió por fortuna. En el tiempo de espera hasta que salió la comitiva, el alcalde Joan Ribó aprovechó para decir a preguntas de los medios que el de este domingo era un día festivo para los valencianos, aunque también reivindicativo. Así, recordó aspectos como la necesidad de mejorar las infraestructuras ferroviarias. «Estamos muy atrasados» dijo sobre este tipo de proyectos, para mencionar las Cercanías o el canal de acceso del Parque Central y el corredor mediterráneo. En la misma línea habló de la necesidad de políticas de protección de las costas y en materia medioambiental.

La vicealcaldesa Sandra Gómez prefirió centrar el tiro en la reforma del sistema de financiación. «Todos debemos tener las mismas oportunidades», dijo, para reclamar un «acuerdo de todas las autonomías» tras reconocer que se trataba de una cuestión «compleja». El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, también presente en la procesión cívica, abundó en ese mensaje, que ya había utilizado unas horas antes en el Palau con motivo de la entrega de los premios anuales.

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Desde el PP, la portavoz en el Ayuntamiento y Les Corts, María José Catalá, subrayó que el 9 d'Octubre es «muy importante para pedir y reivindicar» las «señas de identidad» y «el respeto a nuestra configuración territorial, a nuestra historia, tradiciones y, sobre todo, que nos sintamos muy orgullosos de ese pueblo que tenemos, fuerte y honesto».

Por su parte, el portavoz de Ciudadanos en el Consistorio, Fernando Giner, sostuvo que la jornada de ayer era «un día para celebrar nuestras señas de identidad, cultura y tradiciones. Pero también para reclamar lo que es justo, nuestro peso en el conjunto de España y exigir la calidad de vida que merecemos. Le pedimos al Gobierno todas las inversiones que siempre permanecen dormidas», denunció.

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Mientras, alrededor las calles se iban llenando cada vez de más público. Salieron a relucir los colores, la bandera, y sobre todo el sentimiento. Cada uno los integraba en su atuendo como buenamente podría; desde camisetas del Valencia hasta la bandera atada al cuello como capa, también enrollada como vestido y hasta las más presumidas la lucieron en la cabeza a modo de cinta o complemento. «Venimos todos los años y este no podíamos fallar después de la pandemia. Después nos gusta ver la mascletà y quedarnos a comer por aquí por el centro, es bastante tradición ya entre nosotras», explicó Andrea, acompañada de tres amigas.

Cuando la comitiva aún no había salido de la plaza, junto al monumento a Francesc de Vinatea, un grupo con banderas de la Falange se dedicó a gritar, abuchear e insultar a los miembros del gobierno municipal. Con gestos y palabras malsonantes, trataron de llamar la atención de los políticos, sobre todo al paso de los miembros de Compromís, con quienes fueron más contundentes. Para los medios de comunicación también hubo insultos. Rodeándolos tenían agentes de la Policía Nacional que los controlaron en todo momento.

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El Ayuntamiento acercó más las vallas al centro de la calzada en algunas calles, con lo que se notó la cercanía del público

El principal foco de insultos a los políticos se produjo como siempre a la altura de la fuente en la plaza del Ayuntamiento

El calor era sofocante y se agradecían las calles con sombra. Una parte del público se guarecía debajo del Ágora del diseño, la instalación efímera situada donde se planta la falla municipal. Pronto llegó la parte del recorrido más amable, lejos del sol que caía fuerte poco después del mediodía.

La temperatura fue subiendo conforme avanzaba la ruta y eso animó el ambiente. En la calle de la Paz el público seguía la procesión con abanicos, paraguas como parasoles y gorras, pero sin dejar de aplaudir. «He venido con mi marido y con mi hijo porque es algo que nos gusta, es la fiesta, poder ver la Senyera, y disfrutarlo en familia, es hasta emocionante», comentaba Julia.

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En el Casino de Agricultura, a la altura de la calle Comedias, los aplausos aumentaron al paso de los dirigentes del PP, con Carlos Mazón y María José Catalá a la cabeza. El edificio estaba decorado por completo con banderas españolas y valencianas.

Echando la vista hacia arriba se pudieron ver balcones repletos de gente aplaudiendo, gritando y también divirtiéndose. «A ver, esto de abuchear parece un poco de mala educación pero también se puede expresar uno libremente y al final es hasta divertido», confesaba Antonio, un joven que había venido junto a sus amigos sólo para verla pasar porque después van a lo que llaman «lo importante», es decir, criticar a los polítkicos. «Después a tomar algo todos juntos y a celebrar el día», señaló.

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Peor lo pasó un joven sudamericano que hizo amago de saltar por encima de una de las vallas, lo que le impidió la Policía porque justo en ese momento pasaba la Real Senyera. «Tengo que cruzar para ir a trabajar», imploraba. «Llego tarde», sostuvo antes de sacar un documento identificativo. No hubo manera lógicamente por motivos de seguridad y hasta que pasó el último de los miembros de la procesión cívica tuvo que esperar su turno.

Miembros de las instituciones en el Parterre. Irene marsilla

Lo cierto es que al margen de abucheos, insultos o aplausos y vítores, la gente salió a la calle con ganas de disfrutar del día festivo. La plaza del Ayuntamiento estaba abarrotada minutos antes del disparo. «Venimos adrede a ver la mascletà, es lo que más ilusión nos hacía porque es algo muy nuestro y que nos encanta vivir, es como las Fallas», dijeron Xavi y Neus antes del espectáculo de Pirotecnia Mediterráneo, la misma empresa encargada del castillo de fuegos artificiales la noche anterior en la gran explanada del campus de Tarongers.

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La calle de la Paz estaba sorprendentemente despejada, a pesar de que unos días antes estaba cortada parcialmente debido a unas obras de la concejalía del Ciclo Integral del Agua, la renovación de una tubería de agua potable. La decisión fue retirar todo el material posible, por lo que apenas quedó un contenedor y una caseta cerca del arranque, en las inmediaciones de la plaza Alfonso el Magnánimo.

De ahí que la comitiva entrara con relativa comodidad en los jardines del Parterre. Mucha gente fue la nota dominante en todas partes, y los aledaños de la zona verde no fueron una excepción. La entrada estaba presidida por la valla que forma el perímetro del ficus monumental, que el pasado día 7 sufrió un grave incidente por la caída de una gruesa rama, por lo que ha sido ya aligerada de pesa con dos podas que en conjunto han superado las 25 toneladas. Aún así, todavía persisten las precauciones de los técnicos municipales.

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Las ofrendas florales en la estatua ecuestre de Jaume I dieron paso a las fotos de familia de los grupos municipales y la despedida de los representantes del Consell y otras instituciones, con Puig a la cabeza, quienes se despidieron para salir por un lateral y volver a la Generalitat.

La sorpresa agradable fue encontrar que en las calles Pintor Sorolla y Barcas había una gran afluencia de público, cuando lo normal es que la procesión cívica sea prácticamente algo ya «íntimo» por la escasa presencia. Pero al caer en domingo parece que animó a los vecinos a acercarse para contemplar la Real Senyera, que siguió precedida por los timbaleros hasta su llegada al Ayuntamiento.

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Salvas de pólvora

Igual que había ocurrido antes, salvas de pirotecnia saludaron al estandarte antes de que fuera izado por el balcón municipal con los dos himnos y el aplauso cerrado del público. La presencia del Ágora del diseño provocó como pequeña novedad que la procesión no cruzara por el centro de la plaza, sino que bordeó la explanada donde ya estaba preparada la mascletà por la parte de Correos.

A las 13.31 horas, la Real Senyera fue izada de nuevo con gran cuidado, una hora y 13 minutos después de que saliera a pasear por las calles del centro de Valencia. Y con aplausos cerrados, hasta que fue recogida de nuevo en el balcón por Campillo para ser depositada en el Salón de Cristales, debido a las obras del Museo Histórico Municipal, donde se están renovando todas las salas desde el pasado mes de mayo. Hasta que se produzca la reapertura, prevista para dentro de unos meses, el estandarte permanecerá en una vitrina en la sala.

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«La fiesta del 9 d'Octubre es de todos, no de los políticos»

Que se conmemore la creación del Reino de Valencia y se reivindique el Estatuto de Autonomía de la Comunitat no quita para que haya quien no esté de acuerdo en que sigan siendo los políticos los protagonistas del 9 d'Octubre.

Algunos de los asistentes a la procesión cívica que recorría las calles del centro de la ciudad con la Senyera a la cabeza opinaron y se mostraron críticos ante quién debería ser protagonista de este desfile. Para Ricardo lo que está claro es que «si ya les tenemos hasta en la sopa, en todos los telediarios que sean ellos también los que vayan saludando y sonrientes es demasiado». No son pocos los que creen que se debería de dar más espacio a otro tipo de asociaciones, que no tuvieran tanto que ver con la política sino más bien con «las ayudas, la reivindicación, porque estos no pisan la calle y salen hoy desfilando sin tener ni idea de como está el patio y claro, luego les gritan lo que les gritan y les abuchean, ellos viven otra realidad», argumenta Tina.

Al paso de la procesión, entre el público asoma un cartel que reza: «El 9 d'Octubre es del pueblo y no de los políticos». Y es eso justo lo que piensa Vicente y Marisa, que son quienes lo alzan en alto al pasar la comitiva.

«Es que es así, la fiesta del 9 d'Octubre es de todos, no de ellos, y creo que es importante la autonomía y la identidad de los valencianos, en tiendo que ellos son quienes nos gobiernan pero precisamente por eso, tendrían que tener más en cuenta al pueblo, a los ciudadanos, porque esta fiesta también es nuestra, es de todos», comenta Vicente.

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