Vacas en una explotación de Morella. LP

La sequía obliga ya a sacrificar las primeras cabezas de ganado en el norte de Castellón

Unos ganadores tienen que llevar al matadero a medio centenar de vacas porque no tiene capacidad para alimentarlas y darles de beber

Juan Sanchis

Valencia

Martes, 11 de junio 2024, 13:07

Lo que nadie quería ya ha empezado a ocurrir. Ganaderos del norte de la provincias de Castellón se están viendo obligados a sacrificar reses para poder mantener su explotación. El problema se deriva de la sequía. La falta de agua impide abrevar al ... ganado y, ademas, disminuye la cosecha de grano y con ello la disponibilidad de pienso y forraje para los animales. De esta forma, la sequía amenaza con acabar con explotaciones ubicadas en Els Ports o el Maestrazgo, unas comarcas en las que la falta de lluvias, común a toda la Comunitat, es más intensa.

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Las precipitaciones de estos días han supuesto un ligero alivio en zonas puntuales de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, la histórica sequía que arrastra el sector a lo largo del año hidrológico (con un déficit de lluvias del 72% desde octubre) ya está dando lugar a situaciones tan dramáticas como el sacrificio de ganado en algunos lugares. Tal como advierten varios miembros de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), ganaderos de la comarca castellonense de Els Ports han empezado a sacrificar decenas de vacas ante la imposibilidad de seguir afrontando los costes de alimentación y el agua derivados de la falta de precipitaciones.

Hay puntos donde los ganaderos tienen que recurrir al agua potable para poder dar de beber al ganado. Los pozos y fuentes naturales se han quedado secos tras la prolongada falta de lluvia y los recursos hídricos y a los productores les han quedado pocas opciones.

El delegado de AVA-Asaja en Morella, Marc Boix, asegura que «la sequía comienza a ser insostenible. Este invierno no ha nevado y esta primavera apenas ha llovido. Como en los montes no hay pastos, tenemos que gastar mucho dinero en paja, forraje y piensos. Y con el agua más de lo mismo, como las balsas se han secado, estamos abocados a pagar una barbaridad para contratar el transporte de cubas de agua. En mi granja estoy tratando de aguantar toda la cabaña, pero si los números siguen rojos me planteo vender las vacas menos productivas antes de que acabe el verano».

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A Boix le consta que «otros ganaderos no pueden más y en los últimos días se han visto obligados a llevar al matadero a más de 50 vacas. Esto es un drama, si reduces la cabaña en exceso y tan repentinamente estás poniendo en peligro, más pronto o más tarde, la viabilidad de toda la explotación. Una vaca suele tardar tres años en empezar a ponerse de parto, por lo que hablamos de una actividad que requiere muchos años para compensar gastos e ingresos. Los efectos de la sequía pueden resultar determinantemente catastróficos».

El caso de Antonio Álvaro, un ganadero de Aras de los Olmos, es llamativo porque está dando de beber a sus ovejas con una cuba que llena con agua potable, En ella caben diez mil litros que tiene que cargar cada dos días para poder abrevar a sus reses. Hay que tener en cuenta que para completar la capacidad de la cuba tiene que pasarse varias horas enganchada al surtidor ya que la toma es un grifo. Lógicamente el recurrir a estos recursos es mucho más caro que si utilizara agua de un pozo o una fuente.

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La balsa que abastece Álvaro es el único punto con agua en las inmediaciones por lo que allí, a parte de sus ovejas, bebe la fauna de la zona. No hay ninguna otra fuente de recursos porque la falta de lluvias ha secado pozos y fuentes y ha vaciado las balsas.

La sequía también está reduciendo las cosechas. En el caso de los cereales de invierno se espera que sea entre un 60 y un 90% inferior a la del año anterior. Muchos campos ni siquiera se van a recolectar porque los costes superan a los ingresos.

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Otro sector perjudicado es el de la uva. En algunas comarcas se prevén pérdidas cercanas al 90% e incluso la muerte de plantaciones debido al déficit hídrico. La situación no es mejor en el caso de los almendros donde hay árboles en fase terminal. Según las primeras estimaciones, la cosecha sufrirá una merma del 33% con respecto al año pasado. En el olivar sucede algo parecido donde hay árboles que presentan un aspecto amarillento con pocas aceitunas que van a traducirse de nuevo en un desplome de la cosecha. Y así en la práctica totalidad de las plantaciones.

Por ello, AVA-Asaja reclama al Gobierno y a la Generalitat Valenciana la aprobación urgente de una línea de ayudas destinadas a los ganaderos para cubrir los gastos excepcionales que implican el transporte y la adquisición de agua y alimentación animal a las explotaciones afectadas por la sequía. El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, asegura que «sólo una actuación inmediata de la Administración puede ayudar a los ganaderos a afrontar la falta de agua y de pastos y evitar así el cierre de granjas. En este momento tan crítico las administraciones tienen la oportunidad de demostrar si prefieren un sector agropecuario vivo o si, por el contrario, optan por el abandono, el despoblamiento, los incendios y el desierto».

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Por otro lado, al margen de las ayudas directas, la asociación agraria ha solicitado para todos los sectores que están sufriendo los efectos devastadores de la sequía varias demandas: la aplicación del módulo cero en la declaración del IRPF del ejercicio 2024; un estudio de todas las necesidades hídricas de la Comunitat Valenciana, con mayor profundidad y con los consensos más amplios posibles; el impulso de la reutilización de aguas depuradas, perforaciones de emergencia y canalizaciones a las explotaciones afectadas; una política hídrica que prevenga los ciclos de sequía y que contemple la construcción de infraestructuras para almacenar el agua cuando llueve y distribuirla a las zonas deficitarias cuando las necesitan; la mejora de los seguros agrarios para cubrir todos los riesgos climáticos; y la aprobación por parte del Consejo de Europa de las nuevas técnicas de edición genética para obtener cultivos mejor adaptados al cambio climático.

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