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J. B.
VALENCIA.
Lunes, 19 de agosto 2019, 00:04
Javier García, el hijo del matrimonio que se desplazó a la República Dominicana para ayudarles, ha vivido una odisea de gestiones, llamadas y eternas esperas. «Llegas a sentirse abandonado y desesperado, porque no sabes a quién tienes que recurrir en una situación así. Hemos tenido que hacer muchísimas llamadas, pasando de un departamento a otro, esperando... la verdad es que todos tenemos ganas de volver con la familia», explica desde el hospital mientras Araceli ayuda a Jesús a asearse.
No sólo su padre lo ha pasado mal tras la grave caída, pese a que ya se recupera en planta tras los duros momentos vividos en la UCI. Cuando se le pregunta por cómo se encuentra su madre lo resume en una palabra: «Nerviosa». Incluso reconoce que no ha podido controlar la tensión en alguna ocasión hablando con el personal del centro.
«Me sabe especialmente mal por mis padres, nunca habían viajado de esta forma, sólo habían ido a Mallorca en su viaje de novios», explica el hijo. Además, Punta Cana debía servir para ayudar a sobrellevar el duelo tras la pérdida de otro hijo en 2012 tras un accidente laboral.
El pasado sábado la familia tuvo que cambiar de hotel, pues la estancia en el resort había terminado y no se la prolongaron. Y salvo los dos primeros días, deben asumir lo que dure su permanencia en el país con sus recursos. En cuanto a la caída, la familia defiende que el charco de agua que la provocó se debió a un manguito del váter que goteaba, si bien desde el hotel les dijeron que estaba correcto.
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